-¿Y qué van faer les families que nun se puedan pagar la lluz?
-¡Ah, amiga, pos la que nun pueda pagase la lluz va tener que faer lo que se faía antes, encender un candil.
-¿Pero ye que munches nun tienen nin pa comer?
-Lo mesmo, que s'echen al monte a por comida como faíen los nuesos güelos.
Porque la verdadera reserva espiritual del neoliberalismo no está en los libros de Hayek o Friedman, sino, al menos en este caso, junto a las barras de un chigre asturiano donde me tomo el descafeinado de la tarde a media caminata. Sí, señor, cada cual según sus posibilidades, que no medios u oportunidades, ya sabemos que los anteriores citados nos quieren hacer creer que todos partimos en igualdad de condiciones en esto de la lucha por la vida, jua, jua, y que por lo tanto el que no llega o no puede es porque no quiere, será vago, inútil, motivo de sobra para que se apañe como pueda, y si tiene que volver a la Edad Media o la de las Cavernas, pues qué se le va a hacer, se siente. A ver si encima vamos a tener que garantizarles un consumo mínimo con nuestros impuestos. ¿Qué es eso de que el conjunto de la sociedad se haga cargo de lo imprescindible para que los menos favorecidos puedan llevar una vida digna? ¿Socialismo? Si no pueden pagarse la luz o llevar comida a su mesa que vayan a Cáritas o al Banco de Alimentos, para eso están; pero que no pretendan vivir de gorra a cuesta del honrado ciudadano que trabaja como un mulo para ganarse su sustento y ve mermada su libertad con el pago de impuestos; su dignidad sale muy cara al resto. Ya lo dijo una tal Fabra; "¡que se jodan!" ¡Ay, con lo libres y felices que eran en el Salvaje Oeste, maldito estado!
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