LAURA

Contento estoy, curioseando en la otra gran librería de mi ciudad, me encuentro con Laura, hacía siglos que no la veía y lo más gracioso es que el sábado a la noche me acordé de ella porque otra amiga con la que estaba de parranda saludó a su hermana (aquí debería callarme que mi comentario fue que "¡anda, la versión mej... rubia de Laura!", pero uno es como es, un bocazas..., y total, como ya me conocen y servido iba como iba...). Me ha hecho mucha ilusión y no sólo porque le haya colocado un libro con dedicatoria y todo, sino porque encima me ha dicho que estoy como siempre, se sobrentiende de majo y buen mozo. Ella, todo hay que decirlo, y a pesar de la coña con su hermana, también estaba como siempre de guapa y esa sonrisa tan, tan, pero tan suya. Luego ya hemos quedado en facebukearnos, que siempre que veo a alguien se me olvida pedirlo. El problema es que como mi memoria es la que es y hay apellidos entre nosotros que tienen varias formas por la mínima a lo Apillanez, Apillaniz, Apeñaniz, Apiñanez... (yo estoy harto de que me pregunten por mi primo Aitor Arina, somos compañeros y amigos del cole desde críos y punto, y tampoco tengo nada que ver con los Ariñez de Kontrasta, que ya vale), pues que resulta que me he precipitado por la emoción y le he pedido amistad a no sé cuántas Lauras Sagarduy y Sagardui, más que nada porque hay gente que tiene la puta manía de no poner fotos o poner fotos de paisajes, cosas, personajes de dibujos animados y en ese plan en su perfil (bueno, también le he pedido amistad a una Laura Sagarduy de Bilbao que sí tenía foto porque, coño, no estaba mal la rubia...), así hasta que he caído en la cuenta de que el de Laura no era Sagarduy sino Sagastuy, y entonces, ahí estaba Laura, vamos, su careto y en mallas. De modo que hoy puede que no sólo haya añadido una amiga de siempre a la lista de los de FB, sino también unas cuantas Sagarduy sin foto, y la rubia, claro. La canción dedicada es de rigor, una divertida versión de un ya clásico..