viernes, 10 de septiembre de 2010
LA VUELTA AL COLE
Por fin la largamente esperada vuelta al cole de los monstruos. Se supone que un día de mucha emoción, excitación, para los nenes ya desde hace un par de días. Se prevén traumas infantiles a cuenta del reencuentro con la rutina escolar y yo, que a veces soy un cabrón con pintas con el mío, aprovecho su desasosiego de la víspera para vengarme por el tute que me ha dado a lo largo del día. Así que ante su ejercicio de optismismo concluyendo que, bueno, tampoco será todo tan horroroso, que está el recreo para jugar con otros niños, le prevengo de que este año no va a ser, que lo han suprimido porque quitaba mucho tiempo al estudio y que eso no se podía permitir porque por algo estamos a la cola de Europa y tal. Un grito que todavía lo está devolviendo el eco desde el Naranco. Y a correr adonde su madre para que le desmienta tamaña patraña. Y sí, papa eres un hi..., bueno, eso todavía no, malo, malo que te cagas, si me apuras peor que el Placton del Bob Esponja.
Sea como fuere, llegamos al cole de buena mañana, ya casi es otoño y rasca, y ya antes de bajarnos del coche se puede respirar el ambiente a rebosar de emociones de los infantes. Al mío ni que sí, ni que no, que en habiendo recreo lo demás se la trae floja, como que ya se ha provisto de cachivaches que ha escondido previamente en los bolsillos de su mandilón (así le llaman aquí a lo que en otros sitios llamamos "la bata"). Pues en esas que aparco y veo que del coche de al lado se baja a toda prisa un padre, se coloca enfrente del coche, llama a su infante para que baje y, a ver nene, mira a la cámara, sonrie, pa-ta-ta. Yo que alucino en blanco y negro porque la cosa no da para más. El pavo retratando cámara digital en mano la vuelta al cole de su retoño hasta casi la entrada a clase. Ya se sabe, un momento para recordar toda la vida, a poco que se esfuerce, él y el nene con los estudios, podrá tener unos veinti muchos recuerdos de vueltas al cole, el insti o la uni, que ya me lo veo al pie de la escalinata de la facultad de lo que sea y su pobre hijo, "papa, deja de joder con la camarita que tengo ya más de veinte años y me estás avergonzando delante de todas estas señoritas...", "calla, sieso, que eres un sieso, ya verás que ilusión te hace cuando te jubiles...".
Pues eso, yo pretendía hablar de mis recuerdos de infante en su primer día de vuelta al cole, la expectación y tal se descubrir qué pandilla de curas cabronazos y no nos iban a martirizar la existencia durante el resto del año, eso tras comprobar con infinita tristeza que el puto colegio todavía seguía en pie y que todos mis ruegos a Mazinger Zeta para que lo destrozara con uno de sus puños fuera habían sido en vano. Pero no, el pavo de la cámara me ha hecho recordar a otros de su especie que se pasan la vida cámara en mano registrando cada una de las insustancialidades que rodean a esta. Elementos como aquel señor de Valladolid con el que compartimos -aquí siempre hay que hablar en plural porque para algo viajaba uno siempre con sus amiguitos...- crucero por el Nilo y no se despegaba ni para cagar de su pedazo de cámara fotográfica con un objetivo tamaño batería antiaérea. Un portento de la fotografía que aprovechaba todas sus vacaciones para visitar una y otra vez Egipto -no hay pocos de su especie, para mí que el país tiene un algo aditivo que atrae a no pocos freakys y algún que otro egiptomaniático de verdad...-, eso sí, dudo mucho, dudábamos, que hubiera visto nunca una pirámide, un templo, incluso un egipcio con turbante o la carta de un cutrerrestaurane de los de allí, a través de otra cosa que no fuera el objetivo de su cámara.
Y no era el único, como que existe toda una pléyade de turistas que sólo reparan en los lugares que han ido a visitar cuando llegan a casa y le dan al play del video. Pero bueno, basta por hoy.
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Que bonito la vuelta al cole volver a ver a tus "amiguitos" estrenar los libros nuevos, nuevos profesores, ver a las chicas (algunos porque otros no las catamos hasta los catorce que cabrones los padres marianista).
ResponderEliminarEn fin que volver a recordar la EGB te hace mas joven y con mas pelo (para algunos otros lo seguimos manteniendo).
Viva la vuelta al cole.
Calla, calla, que más bien "gracias" a los padres marianistas y de Sanvi no tuvimos que aguantarlas hasta los catorce... y mira que para cuando te las encuentras en el Insti algunos van y ya se encaman con una de ellas de por vida... Barbaridad.
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