Implacables con los desfavorecidos, despreciativos con los que los
defienden, tienen siempre la palabra trabajo y honradez en la punta de
la lengua, miran por encima del hombro a todos los que no son como
ellos, a todos menos a los poderosos que admiran y defienden por encima
de todas las cosas, da igual que mientan, roben o causen dolor a
terceros, quieren ser como ellos, quieren ser y estar siempre con los
que mandan, a este y a otros los conozco de siempre, desde canijo, siempre
andan con medias tintas, nunca dicen lo que piensan de verdad, como
mucho a tus espaldas, son profundamente clasistas y racistas pero lo
disfrazan con palabras bonitas para no dar demasiado el cante, viven
eternamente acomplejados frente a otros, sobre todo frente a sus vecinos
de fuera a los que desprecian y envidian por igual, también desprecian a
todo aquel que defiende o ama la cultura vernácula del país porque se
creen cosmopolitas por haber ido de vacaciones un par de veces al
extranjero, y sobre todo creen que el dinero y solo el dinero los hace
mejores que aquellos que desprecian; son aquellos de los que hablaba
Machado: mala gente que camina.
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