"El cuerpo de una persona se endurece a golpes, por eso el mío está tan blando, porque no me los han hecho probar en los últimos tiempos. Nunca me habían dolido tanto. Estoy tirado en un rincón del cuarto, con la espalda hinchada y como de cristal. Me han dado tantos vergazos en la cabeza, que si la levanto se me va de este mundo. Hay un guardia, sentado, mirándome. Está en camiseta, despeinado y sudoroso. Parece más baldado que yo mismo. Es uno de los tres que se han turnado para zurrarme. Los otros dos se han ido a acostarse."
ANTONIO B. EL RUSO; ciudadano de tercera - RAMIRO PINILLA
Qué cosas, casualidades de la vida, la noticia de la muerte de un hombre de 66 en el Cuartel de la Guardia Civil de Archena, Murcia, de la cual la prensa apenas se ha hecho eco, desde luego ninguna televisión nacional ha mencionado el caso, y con la debida coletilla de "por causas desconocidas", y esto a pesar de los testimonios que apuntan a que el fallecido fue objeto de una tremenda paliza por parte de los agentes de la Benemérita ( El fallecido, que residía en la céntrica Calle Mula, entró en las instalaciones de la Guardia Civil en torno a las diez y media de la mañana en compañía de su esposa. "Discutieron y mi padre abofeteó a un guardia", reconoce María. En ese momento, según el relato que hace la familia, Juan José fue reducido por los agentes, uno de los cuales llegó presuntamente a golpearle. "Se le abalanzaron cinco encima y uno de ellos le dio varios golpes en la cara", sostiene su hija. La mujer del fallecido fue testigo directo de lo que ocurrió en esos primeros momentos. "Yo vi cómo uno le pegaba y lo podría reconocer perfectamente si lo tuviera delante", recalca. Tras reducirlo, los guardias esposaron presuntamente al hombre y se lo llevaron a una sala contigua, dentro del mismo cuartel. Pascuala asegura que ya no podía ver lo que ocurría dentro de esa estancia, pero que el ruido que salía de allí le proporcionó una pista. "Yo sentía los guantazos que le pegaba", recalca su viuda.) me hicieron recordar el libro de Ramiro Pinilla, ANTONIO B. EL RUSO. CIUDADANO DE TERCERA, justo en el mismo día de su muerte. Luego que cada cual saque sus conclusiones. Las mías apuntan hacia la sorprendente vigencia de ciertas inveteradas prácticas que nos retrotraen al periodo más negro de la Historia contemporánea de España, vamos, como si poco o nada hubiera cambiado del franquismo a nuestros días, siquiera en algunos ambientes y a determinada escala. Eso o que igual el campesino fallecido y su familia también eran (pro)etarras con la consigna por parte de la Organización de ensuciar la imagen de la Guardia Civil, que anda que no tiene que aguantar poco ni nada la recién condecorada Virgen del Pilar con tanto sedicioso suelto.
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