"He visto las calles ardiendo otra vez, he visto..." (Kortatu)
Vuelve la burra al trigo (¿a quién le habré leído yo esta expresión? Me
suena a navarro...) en Gamonal. Que resulta que el (h)ay-untamiento de
Burgos quiere remodelar el tejado o no sé qué de la Plaza de Toros a un
precio de "amigo", esto es, del puesto al famoso contructor que también
se iba a encargar del infausto bulevar aquel, el dueño de no sé cuántos
periódicos castellanos, el que le puso un piso de lujo al alcalde
mirando al Arlanzón. Y claro, qué casualidades, qué dispendio en estos
tiempos de crisis interminable, de recortes despiadados, de impunidades a
gogo. Pues que los de Gamonal la han vuelto a montar, no tragan con una
obra a cuenta del erario público para una plaza que se utiliza siete
días al años por fiestas, una obra que huele a lo que huele, a podrido. Y
las calles ardiendo de nuevo, pedradas, barricadas, botes de humo,
cócteles a la rusa... qué familiar. Los antidisturbios a lo suyo, para
eso les pagan, sería bonito un plante, decoroso, pero no, hablamos de
profesionales con hijos que manener o cuotas de gimnasio que pagar. Así
que volvemos a las mismas, a ver cuánto tardan en tachar a esta gente de
(pro)etarras de Burgos, populistas-bolivarianos, lumpen de barrio,
antisociales todos. Y el caso es que esta gente que vuelca contenedores y
lanza objetos a las fuerzas de orden no deja de ser la prueba
fehaciente de que si quedan personas decentes en España esas ya no están
en los despachos de ningún tipo, esas están ahora en la calle, en
Gamonal.
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