"Virgencita que me quede como estoy. Vienen los de Jorobemos" dijo ayer con no poca sorna Alfonso Soláns, presidente de Pikolin en el XVII Congreso anual de la Empresa Familiar. Qué majo el Solans, que me quede como estoy porque por lo menos yo estoy de puta madre, vamos, que no me veo debajo de un puente en los próximos años. Una tasa de desempleo del 24,4%, 19.567 desahucios durante los seis primeros meses de 2013, recortes en ayudas sociales, cultura, dependencia, educación, energías renovables, investigación, empleo público, sanidad, subida de impuestos con el IVA a la cabeza, tasas judiciales, la corrupción como un mal generalizado, ataques a las libertades en todos los frentes... Pero oye, "a mí plin, duermo en Pikolin".
Que sí, un empresario de éxito y todo lo que quieran, se necesitan miles como ellos para crear empleo, riqueza y bla, bla, bla. No lo niego, incluso lo comparto, y como mucho, y más que nada por picajoso, también pediría que quien apuesta por mantener un estado de las cosas que a él le beneficia tanto, del mismo modo que genera no poco sufrimiento a los menos favorecidos (y aquí tengo presente el reciente suicidio de un joven cordobés al que el banco le engañó al decirle que aceptaba la dación en pago del inmueble, pero que posteriormente se encontró que mantenía una deuda con la entidad financiera. Enésimo ejemplo de la saña de la banca contra los más débiles en contraste con su próvida y servil actitud hacia los poderosos), también esté libre de toda mácula . Cosa que no se puede decir de alguien que estuvo implicado en el caso de los sobornos a árbitros cuando era presidente del Real Fútbol Zaragoza, por poner un caso del que hay constancia en forma de escuchas grabadas que dejaron la honradez del señor Soláns muy que en entredicho.
Porque yo no sé si Podemos va a ganar las elecciones, tampoco sé lo que son de verdad, si una actualización de la socialdemocracia traicionada por el PSOE por culpa de sus pactos durante la Transición con el poder político y económico del régimen franquista, esto es, el enésimo intento regenerador de todos los males que aquejan a la sociedad española desde el Cardenal Cisneros a nuestros días, o ya como dice la Brunete mediática al uso, un peligroso populismo izquierdista con tintes inequívocamente totalitarios que tiene como principales referentes a los Castro y Hugo Chávez/Maduro (tan recurrentes estos por lo que tienen de negativo sus respectivos gobiernos, como ausentes suelen estar los nombres de Lula, Correa, Morales o Mujica en boca de los detractores de Podemos a causa de sus también respectivos éxitos socio-económicos; qué curioso, ¿no?). No lo sé, tampoco creo que vaya a votarles porque mis lealtades ideológicas van por otro camino. Yo los percibo como movimiento de protesta, antes que un verdadero partido con una ideología definida, sea lo que aparenta, el catalizador de un descontento que exige reformas estructurales, a fondo, de todo el sistema de la Segunda Restauración Borbónica y que por lo tanto no tardará en ponerse a pactar con los partidos existentes, incluso con los del bipartidismo borbónico, para intentar sacar adelante lo máximo posible de su programa esencialmente reformista, o más bien vienen dispuestos a llevar a cabo la revolución pendiente con la que soñaron sus líderes cuando todavía se dedicaban a apretar la tuerca al poder establecido con el puño en alto, cantando la Internacional y por el estilo.
No lo sé pero me temo que Podemos no se define tanto por lo que dicen sus líderes convencidos de que es lo que la mayoría indignada quiere escuchar, o incluso por la todavía patente indefinición de buena parte de su programa, como por el rechazo que genera entre los que ellos definen como "la casta", y que el ciudadano de a pie identifica como los principales culpables de la crisis no sólo económica, ni siquiera institucional, sino puede que sobre todo moral, cultural. De ese modo, todas las infamias vertidas por los políticos del "régimen borbonico" y sus voceros mediático, así como todos los malos augurios acerca del inminente desastre económico que acaecería en el caso de que llegaran a gobernar, la mayoría de ellos los mismos con los que los palmeros de lo establecido amenazaron ya en su momento a otros pueblos que al final se decantaron por verdaderas alternativas y cuyo gobierno no sólo no arruinó la economía sino que incluso la recondujo a servicio de la mayoría y no de la minoría que ponía velas a la Virgen para quedarse como estaba, no hacen sino aumentar la simpatía hacia un enigma cuya mayor baza política no es otra que el verso del poema Labrador (1808) de Goethe que con el tiempo dio en una cita apócrifa de El Quijote: «Pero sus estridentes ladridos / sólo son señal de que cabalgamos». Aunque, a decir verdad, si es por citas apócrifas de El Quijote, me quedo con ésta: "“Cambiar el mundo amigo Sancho, que no es locura ni utopía sino justicia”.
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