miércoles, 3 de mayo de 2017

DESPATARRARSE



Hace unos días íbamos mi mujer y yo en coche mientras yo leía -sí, conduce ella, dice que le gusta, a mí no tanto, y sobre todo no con ella al lado, es como llevar incorporado un examinador del carné de conducir, vamos, que la última vez que conduje con ella al lado a los diez minutos casi paro, me bajo y me vuelvo a casa andando...- que la CUP había propuesto en Tarrasa multar a los hombres que se sienten con las piernas abiertas en el transporte público, que según ellos ya no era que molestaran a los que tenían al lado -digo yo que como pueden hacerlo ellas cuando cruzan las piernas, vamos, cuestión de educación en los dos casos-, sino que se trataba además de una actitud de dominio machista típica de la mentalidad hetero-patriarcal que caracteriza nuestra sociedad.

Pues bien, justo en ese momento me doy cuenta de que voy sentado con las piernas abiertas tan tranquilo, esto es, todo lo cómodo que me era posible, despatarrado, un 'manspreading" en toda regla (y aquí ya me gustaría, ya, escribir, si bien que con el único fin de escandalizar a los escandalizables por principio, que entre otras cosas porque tengo los cojones tan grandes que para mí resulta un verdadero alivio poder sentarme tal cual; pero no, no lo voy a hacer por prudencia, no me vayan a malinterpretar los que siempre malinterpretan también por principio), y claro, hombre de mi tiempo como soy, o procuro ser, es decir, de mente abierta, liberal, puede que hasta progre, con perdón, voy y le pregunto a mi señora.

-Perdona, cariño, ¿no te estaré ofendiendo poniendo las piernas así?

-No. ¿Por qué?

-No sé, igual sientes que te estoy violentando con mi insultante masculinidad, que me despatarro con el único fin de dejar constancia de quién es el macho y tiene la sartén por el mango en esta relación.

-¿Tú?

Y ya luego todo fue carcajada.

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