miércoles, 17 de mayo de 2017

UN PAÍS DE CHULOPUTAS


El Congreso reprueba y pide el cese del Fiscal General del Estado, José Manuel Maza y éste declara al rato en la radio que la reprobación no le incomoda y que puede seguir perfectamente en su cargo porque él es independiente. Dicho en román paladín, que al señor Fiscal General del Estado se la suda lo que diga la cámara que representa la voluntad popular de los españoles porque él va por libre, él está para lo que está, para lo que le ha puesto en su cargo el partido en el gobierno y que no es otra cosa que proteger a los corruptos de éste. Sólo le faltó añadir: "¿qué chorrada es esa de que el Fiscal General del Estado es un servidor público, que trabaja para los ciudadanos?"

Y es en esa reacción tan de "a mí no me echa una pandilla de progres y perroflautas por muy mayoría que sean en el Congreso: yo con el PP a muerte", donde observamos por enésima vez la escasa o nula cultura democrática de nuestras élites, ese concepto exclusivamente banderizo de la función pública, "yo estoy aquí para servir a los míos y al resto que le den". Empero, si algo podemos volver a comprobar es lo profundamente arraigado que sigue estando en el alma hispánica ese concepto tan del Siglo de Oro del honor del individuo sobre todas las cosas, y en este caso en concreto sobre el deber cívico, el respeto a las más elementales normas democráticas e incluso la mera vergüenza torera. Dimitir porque te lo pide todo un parlamento supone un deshonor para cualquier español que se precie, sobre todo de la calidad de un Fiscal General del Estado, oh, oh, oh. Por eso una petición así sólo merece el tono de infinita chulería que se gasta el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza. Y lo más curioso, lo más triste, es que, lejos de esperar una respuesta comedida o exculpatoria, una incluso en la que expresara su profundo malestar por las acusaciones que se le hacen, nada más y nada menos que proteger a presuntos delincuentes, algo que sí pone en entredicho su honor como servidor público, la verdad es que todos esperábamos una respuesta parecida porque éste es ante todo un país de chuloputas, gente va por la vida haciendo ostentación de su calibre testicular antes que de cualquier otra cosa y que sólo se debe a su pandillas de comilitones o ya directamente cómplices.

*Chulos y Chulas. 1906. Gutiérrez-Solana

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