Tipos que son como torres de cristal, van por la vida mirando a todo el mundo por encima del hombro, señalando con el dedo los defectos de unos y otros, emitiendo sentencias sobre el comportamiento de los demás, pretendiendo incluso saber de las intenciones o motivaciones del prójimo más que este mismo, repartiendo consejos que nadie les pide desde una supuesta autoridad que ellos mismos se han otorgado, consejos que cuando no se piden son críticas y que cuando el que los da además lo hace subido a su particular pedestal dan de lleno en el insulto; pero eso sí, no les hagas tú lo mismo, no les devuelvas el golpe, no lo van a encajar, no pueden, ni siquiera conciben que alguien pueda hacerlo, ellos al resto sí, pero al revés... Como que el enfado que se cogen suele ser mayúsculo, una afrenta en toda regla, los que ofenden siempre son los otros: "cómo se atreve ese... a mí, precisamente a mí que..." Pues eso, torres de cristal, al mínimo golpe de vuelta se quiebran, se desmoronan.
sábado, 27 de septiembre de 2014
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