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Veo la fotico del señor Diputado General de mi pequeño paraiso foral, Xabier Agirre, pegarse su aurresku de todos los años por San Prudencio, y no puedo evitar pensar que eso es precisamente lo que ha estado haciendo Xabiertxo desde que llegó al cargo con el pacto fustrado con ARALAR y EA, ese otro encubierto y vergonzoso con el PSE, la famosa trama corrupta De Miguel, Tellería y demás caraduras, abrazo caluroso y cómplice de Egibar mediante, la oposición sin tregua ni vergüenza del PP, los vaivenes de las vacaciones fiscales y otros líos morrocotonudos que no vienen al cuento: bailar, pegar saltos, volteretas; ¿Diputado General, yo?, ¡ande y no joda, yo lo que soy es Dantzari Nagusia! ¿No ve qué biribilketa acabo de hacer, mire, mire hasta dónde pongo el pie, ieeeeeepa!
En fin, San Prudencio y su retreta, tamborrada de cocineros y alabarderos, las sociedades gastronómicas de fiesta, la mozkorra de la víspera por lo viejo, romería en las campas de Armentia con sus rosquillas de todos los años, caracoles, perretxikos y vino cosechero, la homilia del obispo Asurmendi y sus mariachis, no se sabe qué corre más, si el Rioja o la autocomplacencia provinciana, nuestras leyes e instituciones ya existían antes que los del Ebro para abajo supieran lo que era una urna o eso que llaman Estado de Derecho, lo dicho, el día del paraiso tan perdido como llorado, Dios, patria y fueros.
Me levanté sudoroso y busqué por entre las mantas.La pesadilla fue de las de órdago a pares y con respiración entrecortada, acelerado por la angustia de no tenerlo junto a mi, caí al suelo desde la cama con la sabana enredada a los pies para acertar con la cabaza en todo el centro del orinal. En el amago para levantarme lo vi bajo la cama. Estiré mi brazo bajo ella y cuando conseguí asirla me embargaron dos sensaciones intensas. La primera de seguridad y alegría por haberlo recuperado, y la otra de responsabilidad ante la faraónica obra que me esperaba. Me puse en pie, levanté el txistu sobre mi cabeza y la luz reflejada en sus oscuros y platas brillo, tal vez como aviso de muchas nuevas sensaciones
ResponderEliminarJa, ja, ja, muy pero que muy bueno... quiero más.
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