El sábado a la tarde paramos en la plaza de la Escandalera de Oviedo para ver qué se cocía entre los acampados de la protesta del 15 de Mayo. Bajo la carpa principal un grupo de jazz animaba la plaza y ya de paso, esto confesado por micrófono por la propia vocalista, daban su primer concierto de masas o casi. Pues muy bien, una gozada poder escuchar buena música. A continuación llegó el turno de los espontáneos, esto es, todo aquel que quisiera coger el micro para soltar su discurso -como hay tanto bobo que no aprecia su propia lengua también lo llaman speech..., y anda que no nos quedamos todos speechless, sin palabras, cuando se sube un chaval de diecinueve tacos a deleitarnos con su desparpajo en forma de rap. Risas porque al principio el chaval, Luisín se llamaba, se trababa pero salía del apuro por peteneras, echando mano de la auto-ironía, que si hay que dormir más antes de lanzarse a un escenario, que si el batera que le pone música va demasiado rápido para sus neuronas. En fin, que entre su frescura y la mala leche versificadora cuando ya consiguió arrancarse con su rap, pasamos un buen momento de mera complacencia con la pataleta esta en la que al fin de cuentas va a quedar todo el jaleo de la Puerta de Sol y sus diferentes salpicaduras por el resto de la geografía española.
Porque al final anoche ocurrió lo anunciado, victoria arrolladora de la derecha en casi toda España y, ya más tirando para mi lugar de residencia, la sorpresa mayúscula de la victoria del Álvares Cascos en Asturias como alternativa al PSOE y el PP. Menuda alternativa o revelación de pacotilla, digo yo, que ya hay que estar desesperado para ver en Cascos savia nueva y tal, un hombre que lleva toda la vida en la política y mangoneando desde la trastienda las cosas de la derecha en este rincón cantábrico nunca conquistado o ese dicen ellos, la Historia no tanto, los mitos es lo que tienen, ese y el de la pequeña aldea de irresistibles mineros, digo, galos... En cualquier cosa, y teniendo en cuenta que de entre los compañeros de viaje de Cascos la inmensa mayoría ya eran antes militantes del PP, amen de algún que otro de última hora que andaba por allí para subirse al carro, a pillar cacho, está cantado que unos y otros hagan pelillos a la mar y donde dije Diego... donde te dije de todo, pues ahora digo que venga, te votamos para presi y luego ya repartimos las consejerías, qué coño, si somos todos del mismo padre, y lo que haya que hablar se habla en una espicha o las que hagan falta, oooohhhh.
Cualquier cosa porque los asturianos han votado por el cambio, hacia dónde ya es otra cosa, pero con estos mimbres que se han dado me da que no va a ser precisamente para reforzar lo público o ayudar a los que peor lo están pasando, que más bien se dirige hacia el kilómetro cero de Madrid, tierra bien que conquistada desde hace varias décadas por las huestes neoliberales y en ese plan, modelo sin par, junto a Valencia, junto a Valencia..., para esta nueva España donde empieza a amanecer pero no se vislumbra otra salida a la crisis que no sea la de que la paguen los de abajo.
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