lunes, 30 de mayo de 2011

TARDE DE DOMINGO Y BALONES


Domingo a la tarde, una madre cualquiera del hemisferio norte juega con su hijo y unos amigos al fútbol, o algo así, sobre el césped de una casa de campo. Entretanto, el padre vigila a su bebé de año y medio para que no se dé de morros contra el suelo al intentar bajar desde una rampa de madera al césped de marras, todo mientras procura no acogotarle mucho, que se desenvuelva solo, como un machote. De repente la mama que chuta y estampa la pelota contra la jeta de su retoño de año y medio. Vamos, lo que viene a ser un hostiazo en todos los morros que deja al pobre crío temblando del susto. Y no es el primero de la tarde, es el segundo, que parece que la señora le ha cogido manía al crío y que con la excusa de que no atina demasiado con el balón, vamos, una Cristiano Ronaldo cualquiera, se está vengando por todas las noches enteras sin pegar ojo. Eso sí, la pava ni corta ni perezosa, y como toda respuesta a los lloros desgarrados de su tierno infante, que arremete contra el padre por no haber protegido debidamente al pequeño de sus balonazos, esto es, que poco más o menos que la culpa es del padre y de nadie más; como que la señora le pega su regañina, le llama de todo según la costumbre, como la que no quiere la cosa, anda que no tiene que aguantar uno poco, por el camino de la santidad voy to lanzao...

Pues bien, ayer en una de esas ignotas provincias del interior de Afganistán que a uno se le antoja como un remedo del infierno aquí en la tierra, el ejército norteamericano, ese que la prensa oficial insiste con su formalismo interesado en llamar tropas de la OTAN, bombardea una escuela en respuesta a un ataque talibán. Resultado: una treintena de niños muertos. El alto mando norteamericano, ni corto ni perezoso, responsabiliza a las autoridades -eso si las hubiera- locales por no señalar debidamente el colegio, que ellos con tanto adobe no pueden distinguir entre una madrasa para críos y una madriguera de talibanes, eso si para ellos no viene a ser lo mismo. Claro, claro, digo yo que a ver si lo que tenían que haber puesto las susodichas autoridades del poblado era un letrero de neón a lo Living Las Vegas, o a lo puticlub Nacional 1 para viajeros solitarios, un cante de luces de colores que se viera desde el poblado en cuestión hasta el estrecho de Ormuz.

Pues eso, a buen entendedor...

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