viernes, 8 de noviembre de 2013

EN LA ALDEA GALA... O ASTUR




Volviendo a Asterix y los Pictos o casi. Estaba ayer a la tarde en el chigre de San Claudio donde acostumbro a tomarme un cafetín tras la caminata y antes de emprender el camino de regreso a casa, a Oviedo. Un chigre auténtico, nada de esos que tanto se estilan ahora para dar el pego a les turistes, ambientados y así, taberna de pueblo como Dios manda, a la que solo entran los de allí. Pues estaba yo con el cafetín y hojeando la prensa local (aquí tb me acordé de Asterix, de Obelix más bien, por lo de "¡están locos estos astures, amenazan con elecciones por tercera vez en menos de dos años...!" y en eso que entra un paisano, saluda a las tres almas que había en ese momento apolilladas junto a la barra, se pide una birra y empieza a despotricar sin que nadie le diga nada con todo tipo de aspavientos y no digamos ya juramentos. Y no lo hacía, no, contra el gobierno y su curiosa sensibilidad con los Erasmus en comparación con los mineros, los desahuciados, los enfermos dependientes, los investigadores, los empleados de..., no, ni contra eso ni contra los cabrones que pretenden que los empleados de la limpieza de Madrid cobren por debajo de setecientos euros al mes y además metan más horas, contra esos y los que encima fruncen el ceño porque van a hacer huelga para defender no ya sus derechos, sino sobre todo su dignidad como trabajadores y no siervos. Y tampoco contra los modos arbitrarios, autoritarios, del presidente Fabra a la hora de cerrar el chiringuito que ellos mismos se habían montado dejando a miles de personas en la calle después de años de dejarse la piel en un proyecto, tampoco contra la canallada de las cuchillas en la valla de Melilla, la pantomima que está preparando el PSOE a lo Gatopardo, esto es, "se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi" y así en general toda la mierda que nos tragamos a diario bien que complacientes y algunos, muchos, incluso que aplauden o condescienden con los poderosos porque todavía no les ha salpicado. Pues no, el tipo despotricaba a voces, digo yo, que contra alguien, si bien no sé si era un individuo, un ente, un trasgu, un algo. Sólo le entendía: "ye de lo que nun hai, peazu cabrón ye el tipo, ho, cago´l mio mantu, que non hai derechu, ho, ¿onde viose que...?, voime porque nun respondu..." Yo no entendía nada, pero los presentes parece que sí, claro, si se ven todo los días, y si no ya se encargan de explicarlo. Pues no se va el paisano nada más beberse la caña de trago y en cuanto desaparece por la puerta, le pregunta la señora de la barra a uno de los parroquianos: "¿qué lu pasa a Manolín, ho?", a lo que responde éste: "¡Na, que tá encurniau (enfadado)!" Y Santas Pascuas, oye, como en una viñeta de Asterix, que sí, que por mucho se empeñen algunos en ver no se que idiosincrasia gala en las costumbres de los miembros de la pequeña aldea que resiste ahora y siempre al invasor, lo que realmente la hace global es que esas aldeas y esas idiosincrasias las hay en todas partes.

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