martes, 13 de mayo de 2014

A TODA VELOCIDAD


Hablaban en la radio de que en su momento nadie se había atrevido a cuestionar la construcción del AVE a Barcelona, ni siquiera a poner la más mínima pega, porque el susodicho cacharro representaba muchas cosas y todas positivas. El AVE era símbolo de la modernización de España, y por ello de su homologación al resto de Europa. Pero ante todo, el AVE era también la versión actualizada del Bienvenido Mr. Marshall allá por donde pasaba, como que gracias a él los políticos sabían que iba a recolectar una buena cantidad de votos. Y por si fuera poco, daba trabajo más allá del estrictamente relacionado con sus obras. De ese modo como para prestar atención a las voces que ya entonces decían que todo lo relacionado con el AVE olía a podredumbre de lejos, que todos, constructores y políticos estaban hasta el cuello de mierda, que como ejemplo de ello el pago por parte de la administración de una factura de millones a una empresa del ramo por una obra que ya había sido hecha, tócate los... De modo que sí, una vez más, otro día, a las siete y pico del doce de mayo de 2014, otra de que los que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades somos los demás.

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