jueves, 30 de junio de 2011
CUANDO FUIMOS DE LOS MEJORES (BRIAN SETZER REDIMIDO)
A colación de la crítica que Oscar Cubillos, experto musical o algo así de El Correo, hacía del concierto que dio el veterano Brian Setzer, antiguo líder de los legendarios Stray Cats, y a pesar de la avalancha de protestas e insultos que recibió por parte de los fans del rockabilly cincuentón (pasmoso el enésimo ejemplo de cómo algunos individuos de la especie humana tienen tan interiorizado en su subconsciente el hecho religioso que, aún renegando de Dioses y credos al uso, acaban convirtiendo sus pasiones o aficiones en la fe del carbonero y de ahí su pujo inquisidor en cuanto alguien les toca éstas, que confunden la crítica con la blasfemia, la indiferencia con herejía y todo en ese plan tan de ir por la vida como los borregos), declarar que no puedo estar más de acuerdo con algunas de sus afirmaciones. Claro que no tanto sobre los pormenores técnicos de un concierto al que no asistí, pero del que he visionado parte con la siempre inestimable ayuda de youtube, como por la valoración que Cubillos hace acerca de lo patético de la puesta en escena con levita y chaleco en hortera color verde oliva le hacía parecer un caricato del rockabilly.
Pues sí, la imagen de un señor tan talludito disfrazado de rockabilly de colores no podía ser más penosa. Ya sé que acaso sólo es un tema de gustos, tantos como homos más no menos sapiens sobre la faz de la tierra, de que la inmensa mayoría de sus fans piensan lo contrario, siquiera que el rock es eso, estridencias hasta en la indumentaria, que los viejos rockeros ni mueren ni se cambian de ropa, hasta la tumbar como si todavía fueran adolescentes en sus mejores y más rebeldes tiempos. Ahí reside precisamente el problema, que lo que con quince, veinte y hasta treinta años te sienta de perlas para tu personaje de rockero malote, ya con cincuenta tacos encima, que no tienes que epatar a nadie con otra cosa que no sea tu talento, queda francamente ridículo. Peor aún, presentarse de tal guisa, como si el tiempo no hubiera pasado en balde por tu barriga o tu papada, te convierte en la caricatura de ese personaje que fuiste, ya lo sea conscientemente para no defraudar a esa peña de nostalgibobos, la santa congregación de mitomanos lobotomizados, y sobre todo, como bien dice también Cubillos, para cumplir a rajatabla con el precepto de los caraduras del show bussines, coge el dinero y corre, eso si, como digo, lo haces premeditadamente, que si no, ay amigo, he ahí un claro ejemplo del síndrome de Elvis Presley, ese que en la última etapa de su vida subía a los escenarios puesto hasta el culo de pastillas y enfundado en un traje de flecos y ribetes dorados que dudo mucho yo que se lo hubiera puesto en sus buenos tiempos, cuando todavía sabía mover la pelvis de verdad y arrancaba a las señoras verdaderos orgasmos sonoros, nada más lejos de la grima de sus últimos tiempos.
En cualquier caso, servidor que, a diferencia de Cubillos, nunca fue fan de los Stray Cats, ni en general de ningún otro revival del Rockabilly, pero que sabía de su existencia y había escuchado muchas de sus canciones, vuelve a recurrir a youtube con el único propósito de recordar los tiempos en los que, como cantaba Loquillo, fuimos DE los mejores, los chavales estaban en la cresta de la ola, vestir una chupa de verde fosforito era una provocación y no un síntoma de demencia, que hay que saber retirarse a tiempo o de lo contrario toca renovarse, asumir la edad y buscar nuevos caminos sin renunciar a la esencia, a las rentas del pasado más bien, lo que viene a ser madurar y déjate de rollos, cualquier cosa antes de autoparodiarse siquiera con fines exclusivamente recaudatorios.
Y como la ocasión la pinta sonora, eso y que de lo Stray Cats no hay mucho que me cosquillee o así, aprovecho también la ocasión para rescatar del cajón de los recuerdos a un Stetzer jovencito en está versión de I fought the law, que en su origen era de un grupo de los 50, The Bobby Fuller Tour. Yo, qué cojones, me quedo con la de The Clash, no way!
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