viernes, 16 de marzo de 2012
BILBAINADA
Considero que son unas declaraciones muy desafortunadas. Y no comparto que se traten de comparar los Montes de Vitoria con Parques Nacionales de otros lugares del mundo, principalmente porque para los vascos, los alaveses y los vitorianos es un entorno muy apreciado que tenemos al alcance de la mano para poder disfrutar de sus valores naturales, paisajísticos y culturales”, ha sostenido.
Así se ha tenido que descolgar la consejera de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura, Pesca y no sé si también de Recogida de Setas o Aranes (endrinos)..., que a saber. Y es que las declaraciones de su subordinado, un tal Germán Alonso, despreciando la propuesta de declaración de Parque Natural de los Montes de Vitoria, diciendo que no se trataban precisamente del Serengueti y que a ver qué tenían de especial, han soliviantado y mucho la siempre a flor de piel susceptibilidad alavesa cuando escucha declaraciones de miembros del gobierno vascongado, esto es, de tipos que por lo general provienen de las provincias cantábricas, tan hermanas como hostiles o sospechosas de serlo (del mismo modo que lo son para un giputzi las palabras y actos de un bizkatxa y viceversa, y mejor no preguntar a un napartza, a un navarro, su opinión acerca de los bilbainos chuloputas o los guipuzcoanos robasetas, o a un vasco-francés -esos que hablan euskera con acento mari... gabacho-, por los salvajes del sur, qué se le va a hacer, así es la verdadera idiosincrasia vasca...).
No es para menos, como que la manera con la que el tal Alonso -confirmado, se trata de un bilbaíno hijo de...-, hablaba de los montes en cuestión responde al detalle a la manera displicente, chulesca y cateta con la que acostumbran a referirse una gran parte de los capullos nacidos a los dos márgenes del Nervión hacia todo aquello que no conocen, bien porque no les alcanza la vista más allá de la sombra de la torre del campanario de su pueblo, o por simple desidia en la convicción de que "más allá de Bilbao, la selva...".
En cualquier caso, y teniendo en cuenta que los Montes de Vitoria son precisamente aquellos bajo cuya sombra he crecido en buena parte y por los que todavía suelo pasear de vez en cuando, hace un par de semanas sin ir más lejos, no sólo me apunto a la indignación generalizada contra el capullo bilbaíno, sino que además propongo meterlo en un coche, llevarlo hasta el alto del Palogan, el de Lendiz, Zaldiaran, Busto o Arrieta, soltarlo en pelotas en medio de una piara de jabalíes furiosos, sarnosos a ser posible, o en su defecto un rebaño de ovejas latxas, vacas o yeguas con sus carneros, toricos y otros sementales celosos, y que disfrutara durante un largo fin de semana de las excelencias de la montaña. Ahora bien, conociendo el percal vete a saber si luego no te sale el Alonso este de los cojones con que: "la verdad es que como los de Bilbao ningún jabalí te pega un mordisco o te desgarra el culo un caballo...", en fin.
Con todo, y a la espera de que algún comando de ciudadanos indignados tenga a bien llevar a cabo la ekintza arriba sugerida, supongo que habrá que conformarse con el choteo que le habrá soltado su jefa, la señora Pilar Unzalu Pérez de Eulate.
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