domingo, 11 de marzo de 2012

MOTIVOS PARA EL OPTIMISMO


Domingo primaveral, luce el sol en todo su esprendor y olé, se impone un garbeo por lo antiguo con pote y tapa incluidos. Me levanto radiante, llevo dos fines de semana comprobando empíricamente que la ingesta de buen vino, lejos de amortajarme a lo Díos Mío, no vuelvo a beber, para qué si ya con cuarenta esto no son resacas, son lobotomías, me deja como nuevo, yo diría que me renueva y todo. Como que me he levantado de buena mañana, por supuesto que cantando canciones terruñales, que son las que hay que cantar a estas horas, yo quería comprar bisikleta, pero amatxo gabardiña querer, bisikleta, gabardiña a haser puñetas, y con dirua mozkorra harrapatzen... y me he puesto a recoger la mesa de la cena de anoche. Luego también he abierto la nevera y me he dado de bruces con un cartón de leche de soja, por lo que he deducido que anoche no ofrecimos cafeses a nuestros invitados, más desastre no se puede ser.

Y también he salido pronto a por la prensa y pasando del pan que engorda y hoy toca pasta con lo que sobró del relleno de los pimientos verdes. Pues oyes, que después de oír tanto augurio negativo, tanto fatalismo apocalíptico, no reconforta poco ni nada leer a sesudos economistas que son capaces de atisbar en medio de la tormentas rayos de sol, porque sí, el futuro inmediato pinta mal, nunca volverá a ser como antes, pero tampoco es el acabose, en todo caso será el amoldarse, reformarse, y ya luego, pues bueno, sin alcanzar la perfección absoluta, sin alcanzar del todo a los grandes, con todos los claroscuros endémicos de un estado imperfecto a rebosar de taras que arrastra de muy atrás, y aún así, pues oyes, a trancas y barrancas...

La agencia de calificación Standard and Poor's (S&P) prevé que la economía española se estancará en el conjunto de este año, y crecerá un 1% en 2013, en un informe en el que anuncia que la zona euro saldrá de la "suave recesión" que atraviesa en la segunda parte de 2012.

S&P estimó, en este informe dedicado a los países de la moneda única, que el producto interior bruto (PIB) de España tendrá un comportamiento igual que el de la zona del euro en su conjunto, con un crecimiento nulo en 2012 y del 1 % en 2013.

Las cifras son notablemente más optimistas que las publicadas por los grandes organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que espera una caída del PIB español del 1,7% este ejercicio. El Banco de España augura un descenso del 1,5 %.

Sobre el nivel de paro en España, la agencia aventura que este año subirá al 24% de la población activa, dos puntos porcentuales más que en 2011. En 2013 la recuperación debería permitir volver al 22 %.

Un 40% de posibilidades de recesión
S&P advirtió, no obstante, de que el riesgo de un comportamiento peor del de su escenario central (al que da una probabilidad del 60%) es más elevado, y que hay un 40% de posibilidades de que se produzca una verdadera segunda recesión tras la de 2009.

De hecho, en su previsión alternativa, la economía española sufriría un retroceso del 2,5% en 2012, con una recuperación del 1 % en 2013.

Los tres principales factores que, a juicio de los analistas de la agencia, determinarán la amplitud del actual bache económico en la zona euro serán la demanda procedente de los mercados emergentes, la reacción de los consumidores a las incertidumbres de la situación (en especial por el paro y la crisis de la deuda soberana) y el restablecimiento de la confianza en el mercado de capitales.


Y como a la susodicha agencia se le puede acusar de pecar de optimista, incluso de responder a vete a saber qué intereses en su análisis, siempre nos quedan los economistas de relumbrón que nos apuntan posibles salidas al atolladero donde nos econtramos.

¿Tiene solución la crisis española? Paul Krugman, nobel de economía, escribe sobre la situación de España y la ve ma:

Condenados a la rebaja salarial o a la emigración. Ante la imposibilidad de un cambio a corto plazo del anquilosado modelo productivo español, la “devaluación interna”, a decir de Krugman, se vislumbra como la única salida de la recesión ante el “chaleco de fuerza” que supone el euro...

No puedo evitar reflexionar sobre el asunto. Krugman, Nobel de economía que publica bastante sobre España, está convencido de que nuestra única salida de la crisis es que los salarios y precios en general bajen.

Está claro que está pensando en que nuestro país remonte vía exportaciones y turismo barato. Si los precios bajan podremos exportar más y los turistas vendrán más. Ahora mismo los ingleses por ejemplo vienen menos de turismo por el cambio de moneda, y los alemanes y franceses también se lo piensan por su propia crisis y porque nos hemos puestos muy caros. En mis últimos viajes por Europa he notado que nuestros precios no son mucho más bajos que los de Holanda o Italia, por ejemplo.

Una deflación profunda tendría un efecto similar a una devaluación, la salida de crisis habitual en la época de la peseta que ahora mismo es algo imposible, pero mucho me temo que para que se produzca dicha deflación profunda y continuada necesitemos una recesión profunda y continuada. Una gran depresión a la española. No me gusta la idea, pero ¿hay otra salida?

Hace años que de vez en cuando me asalta la preocupación sobre como era posible que España creciera al ritmo que lo hacía a pesar de la balanza comercial y la de cuenta corriente tan negativa. La respuesta estaba en la deuda y su crecimiento. Con las bajadas de tipos de interés que hemos tenido en la última década se ha estimulado el endeudamiento privado a un ritmo endiablado que se he traducido en una "creación" de dinero bancario sin precedentes que ha compensado el déficit de la balanza por cuenta corriente. Técnicamente la hemos compensado con "deuda externa" como marca el equilibrio de la balanza de pagos. Al fin y al cabo esa deuda en el mejor de los casos un dinero que se le debe al BCE y que en esa última instancia el BCE ha creado para prestar a nuestros bancos y estos a nosotros. En en cierto modo una "deuda externa", un capital que ha fluido hacia España en forma de deuda y ha permitido un crecimiento económico fabuloso.

Pero eso se acabó. Lo tipos de interés han tocado fondo. La burbuja de deuda que nombran algunos como los de la "escuela austriaca" ha pinchado, y en España con más fuerza pues fue mayor. El pinchazo de esta burbuja de deuda, iniciado por restricciones en el mercado interbancario por culpa en parte de la crisis bancaria americana, provocó en pinchazo de nuestra particular burbuja inmobiliaria y nuestra otra burbuja de consumo en general. Pero además la burbuja de deuda no era solo española sino mundial, o al menos "occidental", con lo que se nos sumó una crisis de consumo en los países a los habitualmente exportamos, desplomándose nuestras exportaciones, y además la crisis golpeó a la libra esterlina provocando un descenso del turismo que se sumó para rematar nuestra economía.

Así que la salida de nuestra crisis no pasa simplemente por la deflación, como dice Krugman, sino que pasa por que los países a los que exportamos vuelvan a ir bien y con ello vuelvan a importar productos españoles, pasa por que la economía inglesa vuelva a ir bien, su moneda suba y vuelvan a venir en masa a Benidorm e Ibiza, y pasa por último y como causa necesaria general que engloba a las anteriores, por que nuestra balanza de cuenta corriente sea positiva, o como mucho poco negativa de modo que con un crecimiento de deuda suave y asumible quede compensada.

Y mientras eso llega o no llega, nuestro gobierno trata de frenar el hundimiento de la economía a base de planes E y gasto público, rezando para que la balanza quede compensada antes de que se le acabe la capacidad de endeudamiento. Si nuestras exportaciones y turismo remontan a tiempo, tal vez salgamos del hoyo, lentamente y sin el burbujeo anterior, pero saldremos, pero si se retrasa y el estado deja de aumentar su endeudamiento y su consumo masivo, entraremos en una nueva etapa de recesión, esta vez por recorte de gastos en las administraciones públicas, que afectará a muchas empresas y provocará una nueva oleada de parados.

Resumiendo: Un país que no exporta no puede importar. Si no entra dinero, tampoco puede salir, y si sale más que entra, al final nos quedamos sin dinero y la economía se para... a no ser que fabriquemos dinero, claro, para seguir enviándolo fuera. ¿No dicen muchos que este dinero que usamos es en realidad falso? ¿Que no existe?

¿Imprimimos billetes y los repartimos en helicóptero?



Sea como fuere, hay motivos para la esperanza y razones para confiar. Lo otro supone resignarse a caer por el desbarrancadero, que dirían al otro lado del charco, sentarse a verlas venir, tirar la toalla.

Y claro que hay motivos para el optimismo. Hoy, sin ir más lejos, me he levantado sin resaca y además empalmado, de lo que he deducido que el inevitable proceso de decrepitud al que todos estamos abocados todavía puede esperar un buen rato, mientras la..., mis hijos seguían vivos y sanos, mi pareja todavía no se había fugado con un médico canadiense, un conocido gurú de la literatura vasca incluía uno de mis dos últimos libros publicados en la lista de los que a tener en cuenta para la cosa esa del "contencioso", e incluso, el Sporting de Clemente ganó al Sevilla, la Real machacó al Málaga, probablemente ganen también hoy el Athletic y el Osasuna, y por mucha murga que me estén dado últimamente conque si los Ribera tal o cual, en las listas de los famosos enogurús como el Parker y otros siguen estando entre los mejores del mundo no sólo vinos de la Denominación Rioja sino también alaveses como el famoso Viña Pisón o Altos de Gain de Bodegas Artadi de Laguardia, Gran Reserva 2004 de Rémirez de Ganuza de Samaniego o La Nieta de Viñas de Paganos; vamos, que tampoco es que se esté acabando el mundo precisamente...

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