El director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de la Mesa sale en los medios todo indignado por lo que él considera un aluvión de críticas infundadas, cuando no puras calumnias, contra el benemérito cuerpo que dirige. Dice que "en modo alguno se disparó ni se golpeó a nadie y decirlo no es justo ni de recibo: afortunadamente, y es muy duro decirlo, en España se ha repelido un salto a la valla pero no ha muerto nadie". Luego de explaya contra los que critican a la GV asegurando que hacen el juego a las mafias del Estrecho, que la GV es lo más parecido a una ONG uniformada que tenemos y que el amor y la devoción del españolito medio por el cuerpo es pareja a la adoración mariana de algunos o algo por estilo. Por si fuera poco, Arsenio, qué chaval, amenaza con querellas criminales a todo quisque que ponga en duda su versión de los hechos.
Al día siguiente el ministro de Interior comparece en el parlamento afirmando que sí, que se dispararon pelotas de goma, si bien casi que en el propio beneficio de los inmigrantes que querían alcanzar la orilla para evitarles el suplicio de tener que vivir en un país en que manda gente como ellos... Pues bien, dos cosicas, o el señor Fernández de la Mesa, apellido de noble abolengo, mucho, también antiguo guerrillero de Cristo Rey, para situarnos, dimite o es dimitido ipso facto, vamos, lo normal el cualquier país democrático que se precie y así, o ya está poniéndole la querella a su jefe, el ministro del ramo.
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