"-No soy partidario de la palabra "feliz·, ¿sabes? Nadie puede describir con exactitud qué es la felicidad, ni para sí mismo ni mucho menos para los demás. Ser feliz depende de muchas cosas exteriores a nosotros. Por eso, yo prefiero hablar de satisfacción. Estar satisfecho del propio comportamiento es mejor que ser feliz, aunque la vida nos golpee a menudo y nuestros sueños no se hagan realidad. Sabes, hubo un escritor alemán, Von Kleist, que abandonó a su hermosa novia porque le prometía la felicidad doméstica, pero no la gloria literaria. Ese ha sido mi modelo de vida."
LOS DÍAS DE LENÍN - Ignacio González Ortozvo
Si hay algo en LOS DÍAS DE LENÍN que destacar, siquiera a modo de colofón de una intensa y gozosa lectura, eso es la voluntad del autor de hacer literatura sobre todas las cosas, siquiera como fin último. Y a ello parece dedicarse Ignacio con denuedo tanto en el cuidado, la elección, de cada vocablo como en el ritmo con el que el protagonista-narrador presenta los acontecimientos de esta historia de personajes atrapados no tanto en un lugar como en un momento concreto y determinante de la Historia de España, los días inmediatos y posterior a la sublevación de Franco y sus secuaces. Y claro, el esmero estilístico que impregna el libro desde la primera a la última hoja, el retrato de los personajes, el ambiente que recrea tanto en el interior del establecimiento del pueblo donde estuvo de pequeño con su familia y al que vuelve para rememorar aquellos acontecimientos, todo ello con el relato de los pormenores tanto propios como de los personajes secundarios que pueblan la historia, el relato de aquellos convulsos días desde esa periferia doméstica y el giro dramático en el que desemboca todo, no sólo atrapan al lector, lo complacen en su afán de disfrutar de todas esas pequeñas historias que sólo un buen narrador, un narrador de verdad, sabe hacer grandes, hace que la lectura haya sido ni más ni menos que lo que este lector busca: buena literatura.
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