sábado, 5 de noviembre de 2011

BLUE EYES CRYING IN THE RAIN



Decía que llueve a cántaros al otro lado de la ventana del despacho donde aprovecho que me han dejado solito este sábado de mierda para adelantar cositas en mi ordenador. Y como el día va de lluvia después de tanto tiempo, que ya era hora, casi que me voy a hacer un monagráfico sobre el tema arrebuscando en el youtube.

Empezamos con el ejemplo preclaro de que ser una artista genial en lo tuyo no te asegura ni de lejos ser también buena persona o tener dos dedos de frente, más bien te crea tentaciones a porrillo para convertirte en un cabronazo con pintas, que es lo que fue el Elvis en sus ratos libres, y menudas pintas. Cantaba como los ángeles, era todo un estilo en sí mismo, un estilo que acabó de mamarracho total. Pero bueno, popularizó la maravillosa música sureña incluso para los que pensaban que apenas era otra cosa que los gemidos de los negros. Pero, como persona, pues oye, ya lo ha contado su viuda para todo aquel que quisiera escucharla. Eso y que al final al pobre, entre la pedrada consustancial a su educación sureña y el consumo desaforado de pastillas, no debieron quedarle muchas neuronas en buen estado. Basta recordar la anécdota de cuando se presentó en la Casa Blanca para poner a disposición de Nixon su pistola con el fin de ayudarle a acabar con el comunismo; para mí que fue entonces cuando éste tenía que haber dimitido.

En todo caso, maravilloso clásico versionado hasta la saciedad.

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