domingo, 6 de noviembre de 2011
FACHAPLEJÍA
Domingo por la mañana tras una noche de sábado sin críos, listos para el descontrol absoluto, Oviedo la nuit para nosotros solitos. Vamos, que nos quedamos en casita viendo una peli y ya luego servidor que se quedó sopa perdido antes del final. Pues bien, tras una noche de desfase, lo que en nuestro caso viene a ser poder dormir dos horas seguidas, una mañana entre las sábanas hasta las tantas sin mocosos que aprovechan para madrugar cuando no lo tienen que hacer, o ya directamente a no dormir en toda la noche.
Paseo matutino a por la prensa y el café con leche, garbeo por lo antiguo, visita a un no sé qué coñazo en el rectorado, y directos a papear en el restaurante de enfrente de casa porque a ninguno nos apetecía ponernos a los fogones después de toda una semana pegados a ellos.
Ni Dios en el comedor y ya son casi las tres. La crisis y el mal tiempo. Pues será eso, el caso es que estábamos solos hasta que llego un adorable abuelito apopléjico acompañado de su cuidadora latinoamericana. No daba poca pena ni nada el señor con su tembleque por todo el cuerpo, en un tris de levantarnos para ayudar al camarero a colocar al pobre hombre en su silla antes de que éste acabará haciéndolo en un tiesto.
En fin, nosotros a lo nuestro, que si mi madre tal, una santa, y la tuya cual,(...), que si mira tú Rubalcaba y el mitín de los zombies sociatas, penita daba el Guerra, madre. ¿Y el Felipe?; apenas había sitio en el polideportivo de Dos Hermanas para todo su ego. Y luego ya a por el PP. Inmensas caras de satisfacción carroñera las de Gzl Pons, Arenas, Cospedal y compañía. Se nota, se nota que saben que van a pillar cacho y no se corren ya directamente sobre el escenario porque es de mal gusto y ellos son gente muy fina, muy de orden y tal.
Y en esas, en el mitin del PP que aparece en la tele, una voz que exige a gritos que metan a los socialistas en la cárcel. La T y yo alucinando. Si no eres de los suyos, si no te gustan, pues no les votes y punto. Además, ¿no van a ganar los tuyos, los españoles de bien, los verdaderos españoles, qué más quieres? Pues noooo, eso sería democracia, concepto que parece que todavía gran parte del electorado español, a un espectro y otro, no ha acabado de asumir del todo. De ahí que no baste con sacar a Zapatero del gobierno, poner a otros. También hay que darle un escarmiento, vengarse por haberse atrevido a gobernar siendo de un partido contrario. Resumiendo, voces del guerracivilismo patrio nunca del todo apagadas, la idea tan arraigada en muchos españoles de que al enemigo -porque estos no entienden de adversario- ni agua. Pues eso, que para los de ahora se pide cárcel como antes se pedía paredón, vamos, que evolucionamos lo justo.
Y yo que me emociono, que me indigno por esas voces guerracivilistas que me recuerdan cuánto de atraso democrático sigue habiendo en España, que me permito comentar que, bueno, tampoco es de extrañar en un país que permitió ser gobernado con mano de hierro por un generalito golpista de voz de pito, un tipo insoportablemente mediocre que vivió siempre acomplejado, primero por la figura paterna y después por todos aquellos compañeros de armas que le hacían sombra a la fuerza; siempre había alguien más listo que él o con más don de gentes, de hecho, lo único que tuvo a su favor fue la mala suerte de otros (Mola, Sanjurjo...) y las circunstancias del momento. Pero mira, ganó una guerra y eso le costó a España cuarenta años de dictadura en sepia, cuatro décadas de atraso respecto a los países de nuestro entorno y en todos los aspectos posibles.
Bueno, pues parece ser que mis comentarios no le han gustado al anciano apopléjico de la mesa de al lado. Sobre todo porque el viejales no apartaba la oreja, digo yo que a falta de conversación con su cuidadora, la cual se ha pasado todo el rato dándole al móvil, o lo que fuera, en plan menos mal que con esto de las redes sociales no me tengo que morir de asco aguantando a este puto y sumamente desagradable y borde carcamal, y además sin probar bocado. Y claro, ante el interés del abuelo por nuestra conversación, y acaso sólo por poner un poco de emoción en el ocaso de su vida, he tenido a bien subir el tono de mis comentarios hasta adquirir el ya descarado de provocación en toda regla, a degüello.
Pues a fe mía que lo he conseguido. Como que de repente el carcamal se ha puesto a dar gritos llamando a los camareros; ¡no hay nadie que atienda aquí! (claro que esto es una transcripción muy piadosa de lo que realmente balbucía desde su temblorosa garganta). Y en eso que uno de ellos ha corrido a ofrecerle sus servicios, el hombre, o lo que quedara de él, que a ver si le servían el postre o el café de una vez, que ya que no se podía fumar un pitillo por culpa de la dictadura de los socialistas, que menudos hijos de puta y bla, bla, bla, que si con Franco había más libertad, que sí... banderita eres roja, banderita eres gualda, banderita...
Enternecedor. Sobre todo porque era consciente de que el pobre hombre, haciendo un esfuerzo titánico por hacerse entender a pesar de su desgracia, no pretendía otra cosa que provocarme a su vez. Lo que pasa es que eso ya ha sido en el momento del patxarán que yo no había pedido, pero que los del restaurante, por ser asiduos o ya directamente fanáticos de su pollo al ajillo, nos habían ofrecido. De modo que, por decirlo de alguna manera, mis facultades sociales, humanas, piadosas incluso, estaban ya como que por los suelos. Así que cuando he oído lo de "dictadura", poco importa si sociata, popular o casquista, para referirse a un gobierno democráticamente elegido, y sólo porque al puto trapo humano aquel no le dejaban fumar, como en media Europa, por cierto, y ello para luego halagar al liberticida más grande de la Historia contemporánea española, el dictador Francisco Franco Bahamonte que tiene en su haber haberse cargado, directa o indirectamente, a casi un millón de españoles, de entre ellos unos cuantos de mi propia sangre, no he podido evitar recoger el guante y lanzar, ya cuando pagábamos para largarnos, y por supuesto sin que fuera cierto ni por asomo, que qué ganas tenía de que soltaran de una puta vez a Otegi para poder votarle y así darles a esos hijos de puta del PP donde más les duele, en la ya absurda Ley de Partidos que ahora se tienen que tragar enterita.
No sé si al güelu le habrá dado otra apoplejía o puede que ya directamente un infarto. Lo habría sentido por su cuidadora tal y como está ahora lo del empleo. Aunque, bueno, también estoy seguro que en este cogollín del Oviedín a rebosar de carcamales nostálgicos del generalito, fijo que encuentra en seguida alguna familia que pagaría lo que fuera con tal de que alguien se lleve a comer fuera un domingo al puto facha cabrón de su padre.
No sé si me habré pasado, aunque la verdad es que me importa bien poco.
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