domingo, 19 de enero de 2014

GAMONAL




Ya no es sólo la vergüenza, que no llega ni a ajena, de qué, qué tengo yo que ver con esa gente, que provocan los tipos como el lumbreras ese del ministerio del interior cuando habla de "grupos antisistema itinerantes"... probablemente llegados de Madrid o del País Vasco, claro, como está al lado, que lo sepan los ciudadanos de bien, los calientasillones de Rajoy. Tampoco el consecuente ridículo cuando se sabe que de los trece detenidos todos son de Burgos y ni siquiera hay uno que se llame Iñaki o Patxi, ay, pena, penita, pena. No, al asco ese imparable se le suma el oprobio de titulares como "los vecinos advierten de nuevas protestas "violentas"...", para luego oír a continuación al portavoz vecinal que nada de bronca, que cuidadín, que les están mirando, que no se les nota poco ni nada, a los políticos y sus medios, las ganas de que el desmadre oculte los verdaderos motivos de esas protestas (por no hablar de la estupidez de un titular en el que se da a entender que los responsables avisan ya de lo que van a hacer y que saben que está mal o penalizado...). Pero en fin, tampoco vamos a hablar de la policía, pobrecicos, incomprendidos ellos, que sólo hacen su trabajo, aunque luego veas a muchos de ellos en eso aplicarse con denuedo y sobre todo con sus porras sobre los vecinos de todas las edades, "estamos trabajando por su seguridad, disculpen las molestias". Ya digo, pobrecicos, tienen el monopolio legal de la violencia, la ejercen a conciencia, siempre sobre los mismos, claro, sobre los mindunguis, que hasta la fecha no se sabe de unos antidisturbios que hayan disuelto una concentración de ladrones de guante blanco, vamos, una conferencia de la CEOE, y encima piden que les quieran; no se puede tener todo, majos, bien por ayudar a esa ancianita, perseguir a ese violador o rescatar un gato de la copa de un árbol, mal cuando... Pero bueno, en eso estamos esta semana, recordado Estambul cuando todo empezó también, creo recordar, por un centro comercial o algo así. Y claro, cómo ahuyentar la sospecha de que precisamente eso es lo que pasa, en lo que están, en una democracia a la turca, formal y poco más, de escaparate, depositar el voto en la urna para elegir el sátrapa de turno y verlas venir. ¿Para cuándo esas leyes que meten en la cárcel a los periodistas que critican a los mandamases, a esos kurdos terroristas que cuestionan la unidad del país, los que afirman la existencia del holocausto armenio? Eso, eso ¿para cuándo? Tiempos de disturbios, sí, poca moderación, por Alah.

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