La cruda y no por ello menos digna realidad más allá de los discursos oficiales, o siquiera la impresión siempre prejuiciada, faltaría, de un ex-agente de viajes.
La joven Chris Weir arrastró a su novio Colin McEwan hasta la agencia de viajes de su barrio, Kirkintilloch, a las afueras de Glasgow. Ese año querían algo nuevo, cambiar su destino habitual de vacaciones en la Costa Brava en verano o el sur de la isla de Tenerife en febrero, por otro más acorde con la que creían que era su edad ya casi al borde la cuarentena.
-Me parece perfecto, mira que no hay cosas para ver. Sin ir más lejos yo os puedo aconsejar el norte, Asturias o Galicia; aquí tenéis unos folletos, menudas playas y cómo se come.
-No jodas, todo verde y montañoso, para eso nos vamos a las Highlands que las tenemos aquí al lado.
-Tenéis razón, veamos por el sur. ¿Conocéis la Alhambra, la Giralda, la Mezquita de Córdoba, las Alpujarras, los pueblos blancos de la zona de Cádiz, ciudades monumentales como Ronda.
-¿?
-Demasiado calor quizás, mejor nos vamos un poco más al norte, a ver el casco antiguo de Toledo, el acueducto de Segovia, la muralla de Ávila, la catedral de León o de Burgos...
-¿?
-¿Y la gastronomía? Si os gusta el vino o descubrir cosas nuevas para comer...
-A éste como le saques del Fish&Chips y el haggis...
-Pues siempre nos queda la opción de las fiestas de los pueblos; ¿habéis oído hablar de los San Fermines, la Tomatina, las fiestas de Moros y Cristianos...
-Que no, no insistas, no queremos ir a Italia, estábamos pensando en algo distinto a lo de otros años, algo, no sé, ¿como Ibiza?
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