jueves, 12 de junio de 2014

THE BUILDING OF A LEHENDAKARI



Absueltos los 40 jóvenes independentistas vascos acusados de pertenencia a organización terrorista. Sí, lo mismo que a los del caso de las Herriko Tabernas o el del periódico EGUNKARIA que cerraron a cal y canto y a cuyos directivos sometieron a torturas que luego fueron condenadas desde instancias europeas. Otro caso más de cómo muchas supuestas operaciones dentro de lo que denominan la lucha contra ETA, las cuales destacan entre otras cosas por la cobertura mediática que reciben en su momento,suelen acabar en agua de borrajas. Y claro, el mensaje que recibe la ciudadanía, siquiera ya sólo la del País Vasco-Navarro, que el resto ya sabemos que parece inmunizada a todo lo que tenga que ver con estos temas tras haber asumido como artículo de fe el mantra garzoniano de "todo es ETA", este último degenerado en "todo lo que huela a vasco o siquiera a "abertzale" es ETA" - no puede ser otro sino que el Gobierno español se vale de la justicia para hacer política, política represiva ya no sólo de la actividad criminal de ETA a pesar del cese de la actividad armada de ésta y de la voluntad de acuerdo por su parte, sino también, o sobre todo, aprovechando la cobertura mediática de la que hablábamos, contra la izquierda abertzale como movimiento político, siquiera ya sólo extendiendo la idea de que la ideología independentista es tan sospechosa de ser criminal como la colaboración en sí con una banda asesina como ETA.
Puede que exagere, no lo niego y casi que tampoco lo sé, simplemente me dejo arrastrar por las impresiones que me provoca la noticia que inspira esta entrada. Pero qué otra cosa se puede pensar cuando se siguen encausando a militantes o simpatizantes de una determinada opción política bajo la sospecha de colaboración con organización armada y tras someter a estos a largas temporadas de cárcel y en muchos casos también a maltratos que luego son denunciados y ratificados por instancias superiores, y casi siempre de fuera de España, luego, cuando llega el momento del juicio, acaban en nada, pelillos a la mar, aquí no ha pasado nada, un mal entendido, se nos fue la mano, exceso de celo, sí, o de mala hostia, error de cálculo más bien. Y de ese modo, y encima paradójicamente en contra de los propios intereses de los partidos constitucionalistas, se va extendiendo y reafirmando entre buena parte de la ciudadanía vasco-navarra la idea, no diré si equivocada o no, de que la justicia española apenas es otra cosa que el enésimo brazo represivo del estado español, ya no contra ETA, porque ETA ya no supone peligro alguno desde el momento, no sólo que ha dejado de matar, sino sobre todo desde que su brazo político, y con él la inmensa mayoría de su masa social, han renegado de la violencia como medio para conseguir sus objetivos, sino más bien en contra del independentismo vasco. De modo que luego llegan las elecciones y BILDU, en lugar de retroceder porque le pasa factura su gestión en Gipuzkoa o Donosti, y a pesar de toda la artillería mediática en su contra, vuelve a ganar en esa misma provincia, gana en Álava, queda segunda en Bizkaia por detrás del PNV y muy por delante de los partidos constitucionalistas, y, sorpresa, sorpresa, también queda segunda en Navarra donde casi que se instituye en alternativa al gobierno corrupto del UPN. Un hecho que casualmente, y siquiera con la excusa de la sorpresa de Podemos y el éxito de ERC en Cataluña, parece haber pasado completamente desapercibido por la mayoría de esos mismos medios que machacan a diario al personal con el mantra de que "todo es ETA" y como todo lo es cualquier cosa en su contra está justificada.
Cualquiera diría que han llegado a la convicción de que ya tienen bastante con lo que tienen, el mazazo al bipartidismo y el desafío catalán, para meterse ahora, o todavía, en aguas tan movedizas como las que hablamos, que mejor dejarlo pasar, aparcar el tema hasta nueva orden, que bastante matraca hemos tenido ya con el mismo. Sin embargo, ahí está, ya no sólo el fin definitivo de ETA sin resolver, que parece que no se desea de verdad o no corre prisa, que se conforman con lo que hay, eso o que sus cálculos sobre la disolución de ETA tienen que ver más con la física y sus teorías degenerativas que con la política en sí, sino también el embolado en el que se han metido ellos mismos, haciendo flaco favor a la memoria de las víctimas que dicen defender, y qué tantos réditos políticos les ha proporcionado, y sobre todo a sus correligionarios en el País Vasco-Navarro. Me refiero a la tremenda metedura de pata, amén de una injusticia, un despropósito como pocos que vuelve a incidir en el descrédito de la justicia española, de haber querido descabezar a la izquierda abertzale, se supone que con la intención de hacerla inoperante, que ya habría que ser ingenuo, metiendo en la cárcel a Arnaldo Otegi y parte de la cúpula de la antigua Batasuna por un motivo tan baladí, falso, arbitrario, como el haber querido organizar a esta última a las órdenes de ETA, causa que hasta el juez que la instruyó, Baltasar Garzón, dice ahora que hay que revisar. Sí, un embolado como pocos porque ya casi nadie duda, de no ser aquellos que se ponen ellos mismos la venda en los ojos, y tal y como el mismo Gobierno vasco, el PNV y el PSE señalaron en su momento, que Otegi y compañía están en la cárcel precisamente por todo lo contrario de lo que se les acusa dado que todos los hechos y testimonios demuestran que Otegi trató de reorganizar Batasuna para lograr el cese definitivo de ETA y no al revés. Un embolado frente al que se evidencia, también por enésima vez, la fractura socio-política que separa las dos orillas de ese río ya metafórico que es el Ebro, pues mientras la inmensa mayoría de la opinión pública española sigue viendo en Otegi un etarra asesino que no sólo se merece su actual destino sino incluso algo peor, para otra gran mayoría de vascos es ya sin lugar a dudas su más que probable lehendakari tarde lo que tarde en salir a la calle.

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