domingo, 14 de julio de 2013

ENMIENDAS A MEDIAS





Primera noche de calor a las faldas del Zaldiaran, primera noche del 2013 sin estufa para mi señora asturiana que dice que se muere de frío en casa de mis padres y que hasta anoche no había podido dormir sin echarse tres mantas encima. Un sol increíblemente chulapo, canallesco, invita a cañas y kalimotxos a mogollón, "a esgaya" que dien en Asturies. La tentación se agradecería en condiciones normales; pero, servidor lleva poco más de una semana sin probar bebidas con gases y sorteando mal que bien sudores y terribles dolores de riñones con su correspondiente hinchazón estomacal; algo que pillaría el finde pasado con mis suegros, fíate tú de los médicos. Esta ha sido, por lo tanto, mi semana más sana en muchos años, figurín me he quedado, oyes, que he reducido al mínimo las raciones durante las comidas, apenas he cenado otra cosa que yogures naturales, no he libado ni una sola gota de alcohol hasta las sidras de despedida de ayer, culines que empecé a resentir anoche sobre mis costados y los sudores de la frente, ay, ay, ay, qué asco de vida. Pero, ahí está ese sol refulgente invitando al jolgorio estival, la ciudad al fondo esperando que uno se sumerja en ella al reclamo de las terrazas de los bares del ensanche y lo viejo, esos malditos carteles con simpáticas letras de colores anunciando cervezas refrescantes, esa alegría de la gente a la que para olvidarse de lo cotidiano por lo menos le queda la amistad y lo justo para unos potes, esas mocinas en... Pero para qué negar lo obvio, si sé que aunque consiga vencer la tentación de maltratarme por la mañana a sabiendas de que luego puedo pagarlo muy caro, da igual que me apunte a la Salobreña como sustituto de mi pulsión libadora, ya luego a la noche no me quedará otra que volver a las andadas porque hay cenica con los amiguitos al aire libre en una calle de lo Viejo, risas y choteos varios, la certeza de que al menos con los míos no tengo que medir las palabras ni acabar las frases o apostillarlas para que sepan que la burrada que estoy soltando es eso, una burrada para epatar al personal y no otra cosa, que yo no arreglo el mundo, hostias, como mucho me choteo del mismo o al menos lo intento. Vamos, celebración por todo lo alto del estío a golpe de rico y fresco cosechero, eso si no es que cae una tormenta de mil pares de cojones y nos jode los planes. De lo que deduzco, oh doctor, que no soy yo, son los elementos, las circunstancias, las que impiden que me recupere del todo; ya si eso, hable Ud. con ellas, con ellos.

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