miércoles, 29 de noviembre de 2023

SU PRIMERA MANIFESTACIÓN


     Ayer el Sindicato de Estudiantes convocaba una huelga por lo de Gaza y nuestro pequeño decidió que esta vez tenía que sumarse en su insti tras haber hecho caso omiso a la convocatoria de hace unas semanas porque no sabía de qué iba la cosa esa de la huelga y lo de manifestarse, amén de habérselo afeado con todo tipo de pullas y mofas en casa porque somos ese tipo de padres doctrinarios y pasados de rosca, rojos revenidos que se dice y tal, los cuales conducen directamente a sus hijos hacia el ostracismo social, sobre todo aquí en Fachilandia. Eso y que el chaval anda indignado de veras con el tema porque ni siquiera ha hecho falta explicarle nada, él mismo, y sin mediar comentario alguno por parte de sus irresponsables y radicales progenitores, "gente de mal" sobre todas las cosas y de una insustancialidad que espanta a cualquiera con moral de monja, nos salió hace poco con lo de que no es de recibo que porque te hayan matado a mil vayas tú y mates a diez mil, sobre todo si vas de estado democrático que tacha a los otros de fanáticos asesinos y bla, bla, bla, Así que me dice por la mañana que iba a la concentración convocada por el Sindicato de Estudiantes en la Escandalera, el centro de Uvieu "pa los foriatos..."


- Así me gusta, que te comprometas. ¿Al final vas tú y otro de clase, no?
- Voy yo solo. Al otro no le dejan sus padres ni hacer huelga.

Así que me apiado del pequeñín y, aprovechando que lo que tengo entre manos bien se puede dejar para más tarde, le pregunto si quiere que lo acompañe.

- Vale, mejor, sí.

Al rato salimos hacia el centro y durante el trayecto él va preguntándome cosas sobre el tema de Palestina. Yo, ni qué decir, procuro adoctrinarlo de acuerdo a mis más firmes convicciones respecto al tema, que de eso va también la paternidad y al que diga lo contrario que le jodan. Y en eso que me pregunta.

- Aita, ¿tú cuándo empezaste a ir a las manifestaciones?

Joder qué pregunta. Sobre todo para un tío que nace en el 69 y crece en el País Vasco. Ya no es que no recuerde mi primera mani, siquiera la primera con palestino al cuello, es que lo único que recuerdo es que durante décadas había una mani, cuando no dos y hasta tres, por semana. Lo que sí recuerdo, y le explico, es que cuando estaba en el insti las jornadas de luc... huelga, se realizaban tras una previa votación clase por clase, con su consabido intercambio de impresiones en relación al tema de la convocatoria, o lo que es lo mismo, amenazas, insultos y hasta algún que otro amago de conato físico por la cosa esa tan terruñal de "para qué vamos a discutir nada pudiendo arreglarlo a hostias". En fin, votación y ya luego los concienciados a la mani y los mierdas de farra o a sus casas preparándose para engrosar la masa de indiferentes o equidistantes que componen siempre esa mayoría llamada silenciosa, eso por no decir cobarde, de nuestras sociedades. En clase sólo se quedaban cuatro muy concienciados a la contra o temerosos de la bronca que les podía caer en casa (luego ya más tarde te enterabas de que algún que otro lo hacía porque su padre era funcionario del estado con uniforme, y claro, la percepción de la cosa cambiaba y no negaré que incluso entonces también surgía cierto complejo de culpa por mi parte en razón de lo, por decirlo de alguna manera, la excesiva vehemencia durante el debate previo a la votación). En cualquier caso, al menos en mi época -expresión con la que uno certifica cada vez que la usa que ya es un abuelo cebolleta sin remedio- las manis estudiantiles solían reunir a cientos, cuando no miles, de chavales, eso ya según el motivo de éstas, y a fe mía que por aquel entonces no faltaban casi que a diario, para llenar las calles de una ciudad pequeña o mediana como la Gasteiz de los 80 y 90. Manis que en su mayor parte estaba relacionada directamente con "la cosa vasca", vamos, el terrorismo de ETA, y que había una sección de chavales siempre activa, al tanto, y sobre todo especializados en montarla gorda, la gentuza de Jarrai y chungos varios y por lo general sin otra ideología que la bronca por la bronca y para de contar, con el único fin de provocar la respuesta siempre airada, desmesurada, de los antidisturbios. Cargas policiales y respuesta desde la barricada de turno que solía tomar el casco viejo como campo de batalla casi que en exclusiva, calibrando la intensidad de la bronca en función de lo alejado que lograba extenderse dicha bronca fuera del casco viejo en cuestión, o el número de detenidos y agentes, también por decirlo de alguna manera, puestos fuera de servicio...

En fin, batallitas de una época en la que dime tú que chaval con un mínimo de conciencia política, compromiso que se decía, no tenía su correspondiente cacao mental, su empanada vascongada de acuerdo con la tribu de cada cual, y actuaba en consecuencia. Huelgas y manis por los motivos más diversos, controvertidos e incluso absurdos. No diré los conflictos interiores de servidor, un "sordo" de corazón y cabeza desde muy chico, con el tema de la represión policial con su tortura y asesinatos, los atentados de ETA y muchos más asesinatos. En fin, ni siquiera ayer me apetecía recordar. Recordaba, eso sí, haberme manifestado por el tema de Palestina en no pocas ocasiones. La última incluso con su madre aquí en Oviedo la última vez que Israel machacó Gaza a bombazos. Un tema que, para ser sincero, me solivianta porque he procurado estar al tanto todo lo posible que se puede desde mi rincón en el mundo, y del que tengo muy claro que, pese a todos los claroscuros y matices que se puedan poner, que por supuesto que los tengo en cuenta, está muy claro quién el oprimido y quién el opresor. Como que cuando alguien me viene diciendo que no lo tiene tan claro ya sé a qué atenerme, vamos, a qué tipo de persona tengo delante.

- Sólo hay cuatro gatos. Las chicas del Sindicato, unas pocas moras y por lo demás algún que otro viejo de tu edad.
- ¿Qué esperabas?
- Ya sé, ya, Fachil...
- Igual es que no han publicitado el acto suficientemente,
- ¿Y los chavales de los institutos de Oviedo que han hecho huelga, dónde están? Por lo menos debería haber venido una centena por cada instituto público de la ciudad.
- Pues ya ves.
- Seguro que en Gijón sí que ha ido más gente.
- No lo dudo. Ahora, lo curioso es que el pasado domingo esta misma plaza estaba hasta arriba de "patriotas rojigualdos" gritando contra la amnistía e insultando a Pedro Sánchez -yo ahí metiendo cizaña, porque es verdad que en las últimas semanas ha habido manis por lo de Gaza en esta ciudad con una afluencia notable de peña llenando las calles a su paso; pero, por lo que respecta a la chavalada de ahora...-.
- Pues mira, ya tienes tema para una de tus pesadillas. 

miércoles, 15 de noviembre de 2023

¿DONDE ESTUVE ANOCHE?

 


    Sueño que recorro de une extremo a otro la playa de Copacabana en Rio de Janeiro. Parece increíble pero sí, no soporto el calor bajo cualquiera de sus formas, todavía menos este húmedo y pegajoso que hace que me sienta como si llevara una mochila llena de cantos rodados a la espalda; pero, allá voy yo con mis sandalias de cuero degastadas, unas anodinas bermudas que he debido comprar en el aeropuerto junto a una hawainana con cacatúas estampadas y, faltaría más, mi gorra de lino beige para proteger la calvorota de este trópico de fuego. Ni que decir que voy sudando a chorros como siempre que he recalado en estas latitudes por debajo del trópico de Cáncer. Lo que no sé es porque voy a paso ligero en lugar de hacer un alto, ponerme en paños menores y darme un baño como hace la mayoría de los que frecuentan la playa. Me digo que no tengo tiempo para ello porque si lo hago llegaré tarde a la cita que me espera en el paseo que se encuentra en el llamado Caminho dos Pescadores al sur del barrio de Leme.

Sin embargo, no puedo evitar fijarme en el paisanaje que me sale al paso durante mi trayecto. Bueno, en realidad no puedo evitar echar un ojo, los dos si eso, a las garotas de todas las tonalidades cutáneas y tallas que me sonríen al pasar delante de ellas. Negras, mulatas, trigueñas e incluso más de una "loira" y hasta una pelirroja como testimonio de la importancia que también ha tenido en este país la emigración del norte de Europa. En cualquier caso, viva el mestizaje y en especial el que les toca a ellas. No había visto tanta belleza femenina junta y sobre todo con tan poca ropa; esos tangas tan mínimos son un verdadero monumento a la pacata hipocresía de un país de catolicones conocido en todo el mundo por la munificencia carnal de las mujeres que pueblan sus playas y, sobre todo, sus "ruas" durante los Carnavales. Está claro que yo jamás habría entrado en esta especie de paraíso con sus huríes tropicales sino hubiera sido en sueños.
Ahora bien, a mis cincuenta y tantos y con las pintas que llevo tampoco puedo evitar sentirme un viejo verde que apenas consigue disimular la lascivia de sus ojos cuando estos se recrean, siquiera por un instante, porque créanme que a pesar del maravilloso espectáculo de la exuberancia femenina y tropical al que asisto todavía procuro disimular mi rijosidad innata todo lo que puedo, en los cuerpos al sol de este paraíso aquí en la tierra. De hecho, soy más que consciente de que las sonrisas que me dedican y alguna que otra insinuación con el dedo índice de más de una garota para que me acerque hasta ellas, no es sino el anticipo de una burla que sólo se pueden permitir aquellos que todavía no han tomado conciencia de la fugacidad de la juventud.
Así y todo, tampoco estoy dispuesto a caer en la tentación del canto de estas sirenas en tanga y, cual un Ulises en bermudas y hawaiana, acelero mi paso para llegar a tiempo hasta mi destino donde me espera mi cita, una escritora a la que admiro tanto por su oficio como por su peculiar y arrebatadora belleza, de una elegancia de años cincuenta con cigarro en mano como si contuviera todo el tiempo del mundo entre una calada y otra, carmín de labios sin recato y suéter enfatizando una feminidad cónica y sobre todo muy de época. Tanto como que empiezo a dudar si la erección que disimulo gracias a la holgura de mis bermudas se debe a la exposición a la exultante juventud de las garotas durante todo el recorrido a lo largo de la playa de Copacabana, o más bien al modo como siento turbarse mi estado de ánimo a medida que me acerco a mi destino. Y eso que no albergo otra intención que no sea saludar a la que considero una de las escritoras que más admiro desde hace media docena de libros. Sin embargo, a qué otra cosa puedo achacar el sofoco que me invade y no digamos ya el miedo a que la revolución a la que van los latidos de mi corazón desemboque en un infarto en toda regla. Creo que me va a dar un soponcio de un momento a otro. Con todo, ya estoy subiendo por el Caminho dos Pescadores y puedo distinguir la silueta de una mujer de edad mediana y a la que presumo una elegancia casi que europea. Ahora sí que me va a dar algo, porque este calor no hay quien los soporte, como que me siento completamente deshidratado. No llego, ya te digo que no. Peor aún, estoy ya delante de ella y cuando le extiendo mi mano para estrechar la suya siento que la su tiene helada, como si tocara a una estatua de broce. ¿Qué coño está pasando?
- ¿Que qué coño está pasando? Que como llevamos tres días con la caldera central estropeada anoche te fuiste a la cama con un pantalón de chándal, un jersey de lana, te envolviste en una manta y luego te echaste el edredon encima -me explica mi legítima.
- Joder, es que dormimos en en octavo y después de haber estado varios días en Vitoria ha sido volver, encontrarnos la casa helada y encima...
- Por cierto. ¿Con quién estabas soñando que le decías en portugués algo así como: "Você está com frio, deixe-me aquecê-la."?
- ¿Yo? Creo que soñaba con algo o alguien que había leido antes de dormirme?
- ¿Qué leías?
- Un libro de Clarice Lispector: "Onde estivestes de noite".

  

lunes, 6 de noviembre de 2023

GIZA ESKUBIDEAK


 

     - Ederra, ezta?

    - Bai, eta batez ere unibertsalak, hau da, denok bete beharrekoak.
    - Israelek izan ezik.
    - Bai, Jaungoikoak hautatuko herria izatearen abantailak...
    - Antisemita!
    - Palestinarra naiz, hau da, zuek juduok bezain semita.
    - Orduan Hamasen zalea!
    - Ze ba, eskubide unibertsalak gizaki guztionak direla aldarrikatzeagatik?
    -...
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PESADILLA ENTRE LOS MUERTOS


 

  Aprovecho toda la parafernalia del Día de los Muertos para llevar a mis cachorros hasta el cementerio de Santa Isabel de Vitoria con el propósito de ver tumbas de gente más o menos ilustre, monumentos más o menos acertados a la vanidad oligárquica, también llamados mausoleos, todo tipo de imaginería religiosa en piedra y enrejado más o menos artística, y así ya de paso contarles alguna que otra leyenda urbana. Nada más entrar al recinto me dirijo como una bala hacia el mausoleo del “sacarócrata” alavés Julián de Zulueta y Amondo, el hombre más rico de Cuba en su momento gracias al cultivo de la caña de azúcar y el tráfico de esclavos, negros, chinos, lo que le dejaran. Una vez allí aprovecho para contarles una leyenda urbana muy extendida por la ciudad, según la cual, quienes vean al ángel del mausoleo de los Zulueta mover su brazo y apuntarles, fallecerán en una semana.

- No nos jodas, Josemari –el benjamín de la casa suele referirse a mí tal que así para tocarme los cojones porque de ese modo se chotea de paso también de su abuela paterna imitando la monserga que se oye todo el rato en casa de mi madre nada llegar yo: “Josemari, cállate, Josemari no hagas eso, Josemari no molestes a los niños, Josemari no discutas con tu mujer… -. ¿Quieres que tengamos pesadillas? Encima se está haciendo ya tarde y pronto empezará a anochecer.
- De acuerdo, paso de leyendas urbanas. Vamos a ver las tumbas de la peña ilustre y así, seguro que os gusta, creo que hasta hacen visitas guiadas teatralizadas; pero, no os quejaréis, conmigo os sale gratis. Mirad, ahí está la tumba de Ignacio Hidalgo de Cisneros, un personaje extraordinario, hijo de una familia aristócrata de raigambre carlista que llegó a jefe de la Fuerza Área Republicana durante la Guerra Civil y acabó militando en el Partido Comunista, un verdadero personaje de una novela de aventuras.
- En esta placa dice que fue amigo del que escribió El Principito…
- Y de otros muchos famosos de la época como Juan Ramón Jiménez, García Lorca, la Pasionaria, Alberti, Indalecio Prieto, Negrín… Mirad, ahí hay un tipo disfrazado de aviador. Vamos a que nos cuente más sobre la vida de Cisneros.
- Al otro lado de esas tumbas también hay un tipo disfrazado de militar… ¿decimonónico?
- Ese es el General Álava, participó en infinidad de batallas durante la época napoleónica, entre ella las de Trafalgar, Waterloo y, por supuesto, la de Vitoria, evitando que las tropas inglesas saquearan la ciudad tras la derrota francesa.
- ¿Y ese otro de la boina roja?
- Uranga, un general carlista. Debe haber más por ahí de la misma ralea..
- ¿Y ese gafotas en uniforme caqui?
- Esteban Urkiaga, alías Luaxeta, un poeta euskaro que fue fusilado por los franquistas junto a la tapia de este cementerio.
- ¿Qué dices, Josemari?
- También creo reconocer allí a lo lejos a Alfredo Espinosa Orive, al que llamaban “El médico de los pobres”, fue consejero de sanidad por Unión Republicana en el primer gobierno autónomo vasco, y traicionado por el piloto que lo traían a él y a un oficial del ejército vasco de vuelta tras cargar el avión con material médico que habían comprado en Burdeos.
- ¿Traicionado?
- El piloto aterrizó en Zarauz cuando la villa ya había sido tomada por los nacionales, de resultas que lo trasladaron a Vitoria donde fue fusilado también junto a la tapia de este cementerio.
- ¿Y ese señor de boina mal encarado que vine hacia nosotros a toda hostia?
- Eseeee… ¡Ah, ya caigo! Ese es Juan Díaz de Garayo, alías el Sacamantecas, el violador y asesino en serie más famoso de su época.
- …
- ¿Por qué salís corriendo? ¡Os vais a perder!
Total, que tengo que salir también yo corriendo detrás de mis vástagos, convencido de que serán incapaces de encontrar la salida por ellos mismos. Como ya está anocheciendo me resulta difícil distinguirlos entre las hileras de tumbas que conforman las calles y avenidas en las que se divide el cementerio. En eso que oigo cantar: “Si a tu ventana llega una paloma trátala con cariño que es mi persona. Cuéntala tus amores…” Decido preguntar al tonadillero a ver si ha visto pasar a unos críos, y, justo cuando me acerco, advierto que se trata de Sebastian de Iradier y Salaberry, el compositor de La Paloma nacido en Lanciego, Álava. Bueno, él o el actor que lo representa; no sé, cada vez estoy más confuso.
- ¿Dos chavales como para jugar en el Baskonia?
- Exacto, esos dos.
- Me parece que son esos que trae cogidos del brazo mi pariente el Africanista.
- ¿Manuel de Iradier y Buffy, el explorador del río Muni en el Golfo de Guinea?
- El mismo que viste, calza y lleva salacot.
Al rato me disculpo ante el actor que viste y habla como si fuera el famoso aventurero vitoriano por el escándalo que han montado mis dos cabestros corriendo y gritando como locos por el cementerio.
- Que no se vuelva a repetir. No está bien despertar a los muertos de su sueño eterno; suerte que sólo salimos una vez al año.
Dejo atrás a los dos Iradier, al que llamaban en la Corte “el Dandi Vasco” por no llamarle el “Garibaldi de Opereta”, y al explorador que arrastró a su mujer y a su cuñada a vivir su sueño africano entre los mosquitos de la malaria y las tormentas ecuatoriales. En eso que sólo nos queda atravesar una calle entre tumbas, y ya prácticamente a oscuras, para llegar a la salida del cementerio, cuando nos sale al paso otro personaje vestido como de señorito de principios del siglo pasado.
- ¡Josemari!
- ¿Perdón, nos conocemos?
- Soy tu bisabuelo.
- ¿Cómo?
- ¿No te contó tu abuela, o tu madre, que yo estaba enterrado aquí?
- Sí claro, un montón de veces, eso y que te enterraron con la criada con la que te liaste abandonando a tu legítima.
- ¿La criada? Mira que son víboras estas mujeres. Sí, es verdad, dejé a tu bisabuela y la pobre tuvo que marcharse de Vitoria a Haro para vivir en casa de su hermana. Pero no era la criada sino…
- Sí, sí, entiendo y, la verdad, me trae sin cuidado. En todo caso, heteropatriarcado a tope, miedo eterno al qué dirán y demás mierdas provincianas de aquella época. Mira, encantado de conocerte; pero, se está haciendo tarde y los críos…
- ¿No me vas a presentar a mis tataranietos?
- Pueees –vacilo porque hace ya un rato que mi cerebro ha decidido aceptar, siquiera por mero cansancio, la posibilidad de que la persona con la que estoy departiendo en este mismo momento se trate de un verdadero fantasma, por lo que creo que me conviene seguirle el juego al fulano-. Niños, acercaros a darle un beso a vuestro tatarabuelo.
- …
- ¡Cómo que una mierda pinchada en un palo! ¡Volved aquí inmediatamente! ¡NO SEAÍS CABRONES Y NO ME DEJÉIS SOLO CON EL MUERTO!

miércoles, 1 de noviembre de 2023

EPAILEAK


 

- Aizue, sentsazio hau polita al da, ezta?
- Zein sentsazio?
- Ba hori, nola edo hala ahalguztidunak garena. Bakizue, edozein salaketa aitzakia dela herri xeheak demokratikoki hautatutako politikariek aurretiaz erabakitakoa edo lege egindakoa errotik aldatzeko edo agian ezabatzeko gai garena.
- Bai, egia da, hasi zen Pandemiarekin eta ezari-ezarian ikaragarri ondo eta batez ere pozik ohitu egin gara.
- Beitu, oraingoan hizkuntza politika ari gara. Izan ere, Euskararen aldeko hizkuntza politika egiteko eta euskararen aldeko politika publikoak egiteko tresneria desegiten ari gara.
- Pentsa, halakorik egiten ez baldin badugu baliteke laster gure seme-alabei, Euskal Elkargoan edo menturaz Nafarroan ere, epaile izateko euskararen ezagumen maila bat eskatzea ere!
- Orduan zer dela eta euskaraz ari gara oraintxe bertan?
- Zergatik? Epaile ahalguztidunak garelako, gure apeta guztiak asebetetzearren boterea dugulako,
- Supermanen antzera?
- Bai zera! Arlote handiusteko hori herenegun auzipetu nuen baimen barik hegan egiteagatik.
- Hori da, hori, izorra dadila!