lunes, 25 de septiembre de 2023

UNA PICA EN FLANDES


 

 La reacción airada y genuinamente intolerante de los diputados de VOX hoy en el Congreso, primero protestando por la intervención en gallego del parlamentario socialista Besteiro, y luego abandonando el pleno como protesta, es a mi entender la expresión más sincera, auténtica, del pensamiento mayoritario de los monolingües castellanoparlantes hacia las lenguas, cooficiales o no, que se hablan en España además del castellano o español, que tanto monta, monta tanto.

Sí, porque lo de hoy en el congreso ha sido un acto con un claro contenido simbólico, o más representativo, que yo, por supuesto, celebro. Porque sí, claro que todos los diputados pueden entenderse, y se entienden al margen de la puesta en escena sobre la tribuna, perfectamente en castellano. Pero es que no se trata sólo de entenderse, sino también de escenificar, visibilizar, normalizar, la pluralidad lingüística de España de modo que cualquier ciudadano español sea consciente de la existencia de ésta, eso e institucionalizar la idea de que, pese a la existencia de una lengua común, los ciudadanos que se manejan en otra también tienen el derecho a expresarse en esa lengua en la institución que representa la voluntad democrática del conjunto de los ciudadanos españoles. Dicho de otra manera, ¿por qué un ciudadano de Ávila o Granada puede expresarse en su lengua materna sin ningún tipo de cortapisas en el Congreso de los Diputados, y uno de Gerona, Lugo o Donostia no?
Sin embargo, para qué engañarnos, si lo vemos, sentimos, a diario a nuestro alrededor, la inmensa mayoría de los monolingües en castellano no conciben la pluralidad lingüística de España como una riqueza cultural, más bien recelan de ella, o cuanto menos sienten una profunda incomodidad e incluso un desprecio instintivo. Un desprecio que se extiende, no tanto a la lengua en sí misma como concepto inanimado, sino sobre todo a sus hablantes, los cuales no sólo aman dichas lenguas y sienten en ellas, además de a la cultura que las respalda -sí, eso que los monolingües olvidan siempre porque para ellos cualquier cultura que no sea en castellano es por definición pequeña, paleta, despreciable, inútil-. Dicho también de otra manera; el monolingüe español considera que la poesía de Lorca es digna de encomio y la de Espriu, Rosalía de Castro o Aresti productos menores, desechables incluso. Y eso acontece ya sea porque para poder sentir riqueza cultural alguna hay que tener un mínimo de sensibilidad cultural, y de eso, ¡ay!, es más evidente que carece la mayoría de la ciudadanía española en razón del acreditado déficit educativo que padecemos en comparación con otros países de nuestro entorno, y ahí, en cualquier parte, están los datos al respecto para contrastarlo, en realidad el verdadero motivo de la intolerancia instintiva hacia todo lo extraño o nuevo que caracteriza al ciudadano de a pie, o porque siglos de supremacismo lingüístico en castellano alentado por la concepción de la idea nacional de España como una Castilla ampliada y poco más, no pasan en balde, o dicho de otra manera, no desaparecen de la noche a la mañana en el inconsciente colectivo de millones de españoles educados, ya sea en la escuela, en casa e incluso en la calle, en esa idea monolítica de España. De ahí, pues, mi convicción de que la inmensa mayoría de los españoles, en según qué grado de rechazo, si activo e incluso agresivo como el de los diputados de VOX, simplemente hostil como los del PP, o pasivo por conveniencia o no como el del resto y siempre con muy contadas excepciones, conciben la existencia de esa pluralidad lingüística de España como una molestia, un incordio, incluso un obstáculo o un peligro para alcanzar la ansiada uniformidad nacional en castellano al más genuino estilo jacobino de nuestros vecinos del otro lado del Pirineo. En cualquier caso, una molesta realidad a la que se han enfrentado según cada momento histórico de muy diferente manera, es decir, desde el más decidido propósito de erradicación más o menos programada durante siglos, y aquí hablo de lo que el occitano Robert Lafont denominó "colonialismo interno", o lo que es lo mismo, de todas las políticas y prohibiciones para convertir a las denominadas lenguas "regionales" en meras jergas domésticas tras negarles el acceso a la administración y a la enseñanza, de modo que sus hablantes las sintieran una rémora para su desarrollo personal o ya sólo profesional, al reconocimiento actual sobre el papel y casi que a regañadientes, sin verdadera convicción y generando todo tipo de críticas o resistencias por parte de los monolingües castellanos, los cuales, de repente, ven cómo las políticas lingüísticas de las diferentes administraciones autonómicas con lengua propia acotan la hegemonía, siquiera una vez más sobre todo en el papel, del castellano, y confunden la pérdida de los privilegios que derivan de esta, entre otros el derecho a la ignorancia de la lengua local para la función pública o en la enseñanza, y encima todavía tienen la poca vergüenza de hablar de "imposición lingüística" o "persecución del castellano". Con todo, si hay algo de el discurso en contra de las lenguas cooficiales o no de España de los monolingües castellanos que resulta verdaderamente ridículo, es el argumento de que potenciar dichas lenguas pone en peligro la unidad de España. Como mucho pondrá en peligró la idea de la uniformidad lingüística y cultural de España, esa tan extendida de que sólo es español lo que se hace o dice en español. Ridícula porque es precisamente al negar esa pluralidad lingüística de España, al despreciar la lengua y cultura de los ciudadanos de los territorios donde se hablan lenguas distintas al castellano, que se crea la desafección hacia la idea de España como estado en el que se puede ser un ciudadano verdaderamente libre: "¿Si ese señor de Ávila, o de donde sea, me insulta porque reclamo los mismos derechos para mi lengua que tiene la suya, por qué debería compartir la ciudadanía con él? ¿Si la mayoría de mis conciudadanos desprecian mi lengua, se oponen a que yo tenga los mismos derechos con ella que ellos ya tienen con la suya, si manifiestan una clara voluntad, o ya sólo deseo, de que mi lengua desaparezca para que la suya sea la única del estado al que pertenezco, por qué debería permanecer en ese estado y no abogar por la creación de otro que se garantice la defensa de mi lengua y su cultura? No es la idea de España como un estado plural en lo lingüístico, e incluso en lo nacional, la que pone en peligro su unidad, sino más bien aquellos que la conciben de una sola manera excluyendo por principio a todos los que la conciben de otra. El nacionalismo obligatorio, ya sea el español o cualquiera de los periféricos, tiene por principio un grave problema con la pluralidad e incluso con la democracia.
Por eso hoy ha sido tan importante, e incluso emocionante, poder oír por primera vez las lenguas cooficiales de España desde la tribuna del Congreso en pie de igualdad con la lengua común, sí, como los discursos en contra de los defensores del supremacismo castellano con todos sus prejuicios y desprecios hacia dichas lenguas. A decir verdad, lo de hoy ha sido, y mira qué paradoja viniendo de donde viene el dicho, una verdadera pica en Flandes. Me refiero, por supuesto, en cuanto a la lucha por conseguir el verdadero reconocimiento social de la tan cacareada diversidad por todos.

ARTHUR Y YO

 


   Sueño que tengo una pelotera de la hostia con mi señora y me vuelvo a casa de mi madre. Una vez allí lo habitual en un separado que de repente se ve de nuevo a merced de la matraca de su vieja, que si a quién se le ocurre separarse, que dónde vas a encontrar a otra que te aguante, que si nada de traerse pilinguis a casa. Y no sólo eso, porque si por lo general soy una persona alegre y jovial que está todo el día de bromas e incluso canturreando -qué suerte que los que me conocen de verdad no intervienen nunca en este muro...-, ha sido volver a casa de madre y avinagrárseme el carácter, vamos, como cuando pasa dos o tres días seguidos con ella a solas. Tal es así que de repente me veo diciendo cosas como:

- “La felicidad es solamente la ausencia del dolor”.
- “La vida es sólo la muerte aplazada”.
- “Cada partida es una anticipación de la muerte y cada encuentro una anticipación de la resurrección”.
- “Hay seres de los que no se concibe cómo llegan a caminar sobre dos piernas, aunque eso no signifique mucho”.
- “La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes”.
Y ya paro, sí, porque en el sueño consigo aburrir a mi vieja hasta el punto de que no duda en decirme barbaridades que una madre no debería decir nunca a un hijo como; «quisiera que aprendieras a hacerte agradable a las personas»
- “Toda vida es sufrimiento”.
- "Es difícil encontrar la felicidad dentro de uno mismo, pero es imposible encontrarla en otro lugar".
- "Cuando miras hacia atrás en tu vida, parece como si hubiera una trama, pero cuando estás en él, es un desastre: sólo hay una sorpresa tras otra. Más tarde, ves que era perfecto".
Pero el caso es que estoy todo el rato soltando sentencias como si fuera un filósofo de barbecho. Así que decido salir a andar con la perra de mi madre, la que le hace compañía, me refiero, por el bosque que hay al lado de casa.
- "La conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter; de tal manera que se puede afirmar, de seguro, que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona."
- "Ni el mundo es un artilugio para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad."
- "A los animales no les debemos compasión, sino justicia."
- "El hombre es el único animal que causa dolor a otros sin más objeto que querer hacerlo."
De verdad, no sé qué me pasa que soy incapaz de tener la boca cerrada y me siento obligado a opinar de todo; será que cuando estaba con mi santa esposa no me daba opción o qué sé yo. Pero claro, una cosa es que te aguante tu esposa que por algo ha elegido, es de suponer que por su propia voluntad, meterse en la cama contigo todas las noches, y otra tu anciana madre que ya ha cumplido contigo y lo único que quiere en lo que le queda de vida es descansar, sobre todo del trabajo que le has dado. Así que, y por lo que sea, veo que la señora que me trajo al mundo no se corta nada, se entiende de lo harta que la tengo, y me suelta:
- "Eres pesado e insoportable, y considero harto penoso convivir contigo»
Momento en el que no me puedo contener y la empujo escaleras abajo.
- ¿QUÉ PASA, QUÉ PASA? ¿Otra pesadilla? -pregunta la señora que duerme a mi lado con un gesto que puede ser tanto de susto por haberla despertado de golpe como de inmenso fastidio por todo lo demás.
- Soñaba que era Schopenhauer, discutía con mi madre a cuenta de de mis teorías sobre la vida, y en una de esas la empujaba escaleras abajo.
- Lo de la madre no es cierto por mucho que lo repitan; a la que tiró por las escaleras el filósofo alemán fue a una de sus vecinas tras una agria discusión.
- ¡Ah, bueno! En ese caso me lo tomaré como una profecía.
- Te recuerdo que la bronca de ayer esta vez no fue con la vecina de arriba, sino conmigo.
- Pues tú también ándate con cuidado...


lunes, 18 de septiembre de 2023

IVAN LENIVISKY NERVOKOK

 


 - Iritsi berri zaigu Donostiako Zinemaldira Ivan Lenivisky Nervokov zinemagile eta disidente errusiarraren azken pelikula. Vladimir Putini buruzko satira bat.

- Hara zer! Oso aproposa, ezta?
- Ez dakit ba. Charles Chaplinek 1940ean egindako The Great Dictadorren kopia peto-petoa ematen du, ez baldin bada pelikula berbera.
- Egia esanda, Nervokok oso fama txarra du zimenaren munduan; alperrontzi hutsa omen da, baita oso kopeta handia duela leporatzen diote ere.
- Beharko, bere aurreko hiru pelikulak, Sadam Hussein, George Bush eta Kim Jong-unen gaineko satira bana, The Great Dictatorren kopia garbi-garbiak omen ziren.
- Baliteke ere jenio bat izatea.
- Baliteke, bai.

TORRENTE EN OLARIZU

 



 

La pesadilla de esta semana fue durante la noche del lunes al martes tras el temporal de la noche anterior y recordarme mi madre, como todos los años, que el lunes a la tarde era la romería de Olarizu, ya me dirás tú para qué a casi trescientos cincuenta kilómetros de distancia desde donde me encuentro. Pesadilla que, como suele ser habitual en mí, procuro plasmar por escrito al día siguiente todo lo fidedignamente que puedo.

 

Pues bien, resulta que en mi sueño había arrastrado a mi familia hasta la campa de Olarizu en Vitoria con el propósito de echar la tarde subiendo hasta la cruz y así de paso que me sudaran un poco los cachorros, que no todo va a ser play y móvil. Entonces descubro que es el lunes de septiembre cuando se celebra la llamada Romería de Olarizu, una romería a la que recuerdo haber ido de canijo en más de una ocasión dado que los primos a los que visitaba todas las semanas vivían en el barrio de Adurza, vamos, a tiro de piedra de la campa.

 

Claro que ahora tengo un porrón de años, una familia y no soporto las multitudes, es decir, más de cinco personas a mi alrededor. Con lo que me doy de bruces con una turba humana -tengo para mí, o será la cosa esa de la memoria traicionera y así, que la romería de ahora está masificada en comparación con las de cuando era crío- y toda la parafernalia al uso de las romerías del país con sus bandas de alegres y estridentes txistularis o dulzaineros, y, de un tiempo a esta parte, también jóvenes ciclados con auto-tunes portátiles varios o vete a saber qué otra especie de estas que dedican su tiempo y esfuerzo a llenarte los oídos de chatarra musical en la convicción de que propagarla es su principal cometido en este mundo. Eso junto con las txoznas y su hedor a fritanga de todo tipo, el de la grasa de la txistorra para los talos a la cabeza de todos. Sin olvidar, por supuesto, más contaminación acústica junto a la barra de las txoznas desde sus altavoces para lo de evitar a toda costa que la gente no tenga que hablar a gritos y pueda decirse algo interesante, que igual habría que empezar a plantearse que si en Euskadi no se folla es porque no hay manera de que te oiga la persona que tienes delante cuando uno, o una -no la vayamos a tener por culpa del neutro...- le propone un conocimiento carnal más exhaustivo que unos meros y pacatos besos a modo de saludo. Y luego toda la peña "apetuguñada" ahí, que es como le dicen en Asturias a apretujarse unos con otros al estilo de los barracones de los campos de exterminio y por estilo, que ahora no se me ocurre otra cosa. En cualquier caso, si yo ya me agobio en la playa cuando hay gente a cien metros de mi toalla.

 

- ¡Aita! ¿Para qué es ese palo en medio de la campa? -pregunta cualquiera de mis dos cachorros.

- Es una cucaña, la ponen para que el primero que consiga subir hasta arriba se lleve un premio.

- ¿Qué premio?

- Un jamón, un queso de Idiazabal, una botella de cosechero o de sidra, una medalla al mérito civil. Yo qué sé, ya me estoy agobiando. Venga, salgamos de aquí.

- ¿Hacia dónde?

- Hacia la montaña, cuando uno quiere huir de algo siempre tiene que tirarse al monte. Sí, soy un asqueroso y no aguanto a tanta gente junta.

- ¡Pero si la gente que está subiendo hasta la cruz forma una verdadera marea humana.

- Subiremos por un camino alternativo que conozco de cuando era crío.

Así que emprendemos el ascenso hacia la cumbre del Kutzemendi (Monte de la cruz en dialecto occidental), que es como se conoce desde el siglo XV (y también como Kurutzemendi, Lukurumendi -cuya curiosa traducción no es otra que "Monte de la usura"...-, o ya más recientemente, Santakruzgana), que es como se llama por mucho que todo quisque se empeñe en decirle el Alto de Olarizu, siendo Olarizu sólo la zona de la campa donde se ubicaba la antigua aldea de Olarizu y de la que la casa de la dehesa de hoy en día sería lo más parecido a un vestigio si no fuera muchísimo más posterior.

 

            En fin, topopedanterías aparte, que empezamos a subir hacia la cruz por uno de los lados del monte donde apenas se ve gente. En realidad lo hacemos por la parte de Mendiola -el pueblo de los campeones que hace un par de años querían derribar la cruz para, sobre todo, tocarnos los cojones a los de la capital con la murga de que se trataba de un vestigio franquista y bla, bla, bla, pero no, no lo era- tras dar un rodeo con el que mi señora y vástagos empiezan ya a refunfuñar a mis espaldas. Y digo a mis espaldas porque siempre que nos da por ir al monte suelo ser yo el que camina varios metros por delante, a veces llego al kilómetro, ante la poca disposición o ganas que le echan los que me acompañan.

 

- ¿DE VERDAD TENEMOS QUE SUBIR HASTA ESA CRUZ? -creo escuchar el grito de alguno de los bultos que apenas consigo distinguir en la lejanía.

- ¿No dijimos que íbamos a hacer algo de ejercicio por las tardes?

- ¿Y TIENE QUE SER CON ESTOS NUBARRONES ENCIMA?

- ¿Qué nubarrones?

Pues oye, es preguntar y caer el diluvio universal sobre nuestras cabezas.

- ¡VENGA, NO OS QUEDÉIS AHORA ATRÁS? -grito en la convicción de que si hacemos un último esfuerzo podemos llegar hasta la cima y refugiarnos bajo la cruz.

- ¡UNA MIERDA VAMOS A SEGUIR SUBIENDO! NOS QUEDAMOS DEBAJO DE ESTE ÁRBOL HASTA QUE AMAINE -escucho la que es una orden sin el menor atisbo de duda por parte de la madre de mis hijos.

- ¡NI SE OS OCURRA QUEDAROS AHÍ PARADOS CON LA QUE ESTÁ CA...!

 

No me da tiempo a terminar la frase cuando veo que una lengua de agua que desciende desde la cumbre me arrastra con ella. En el arrastre veo a mi familia a cubierto bajo un arce a un lado del camino y, lo que es peor, cómo de repente, al llegar el torrente a un desnivel, me veo dando un salto que me envía por los aires hasta el extremo de la cucaña en mitad de una campa convertida ahora en un inmenso barrizal.

 

- ¿Qué, qué hostias soñabas que me has vuelto a despertar con un grito?

- Perdone usted, como la señora duerme siempre como un tronco y casi nunca tiene pesadillas.

- Duermo todas las noches con una al lado.

- Lo que tú digas.

- ¿Adónde vas ahora?

- Al baño a mirar si tengo algo en el culo; me duele una barbaridad.


martes, 12 de septiembre de 2023

ESKUMAKO SORORITATEA


 


    Bertrand Russel filosofo eta matematikari britainiarra hitzaldi politiko bat ematera gonbidatu zuten emakumeen klub kontserbadore batean. Bertranden predikua ezkerrekoa zenez, eskumako andreek eskuetan zeukaten guztia bere kontra botaka hasi ziren. Ezer larriagorik saihesteko eta batik bat filosofoa erreskatatzeko, guardia bat haserre, sutan, zegoen emakume multzoa baretzen saiatu zen:

– Emakumeok, baina, baina, matematikari handia da!- aldarri egin zuen.- Baina, baina, filosofo handia da!- nabarmendu nahi izan zuen alper-alperrik.

Azkenik, guardiak oihukatu zuen:

– Baina, bere arreba kondesa ospetsu bat da!

Orduan aretoa behingoan lasaitu zen eta Bertrandek lepoa salbatu ahal izan zuen.

BEN AFFLECK Y YO


 

 Joder qué noche. He soñado que era Ben Affleck y Jenny me acababa de recordar que, como hoy era 4 de Julio, tenía que volver a ir con ella a casa de sus padres para celebrar todos juntos un día tan señalado en el calendario. Entonces recordaba la vez anterior en casa de los López y, que no podía evitarlo, me emparanoiaba porque entre sus padres, hermanos, cuñados, sobrinos, los hijos con su anterior pareja, algún que otro vecino que se colaba en la casa y demás fauna, lo de aquel día me pareció más petado que una sala de urgencias del hospital un sábado a la noche, puede que incluso más animado. Eso por no hablar del galimatías que se monta en casa de los viejos de Jenny alrededor de la mesa con esa manía puertorriqueña de hablar todos a la vez y encima mezclando constantemente el arrastrado inglés neoyorkino y ese castellano quebrado, purito spanglish, que utilizan sobre todo los padres ella por la cosa esa generacional, lo cual hacía que, pese a lo avanzado de mi español después del tiempo que pasé en México y mi simpatía por todo lo latino, me provocase eso que llaman "stress lingüístico" y que viene a ser cuando se te embota la cabeza de palabras de ambos idiomas porque no sabes exactamente cuál tienes que manejar en cada momento o en cuál se están dirigiendo a ti, que es lo que me estaba pasando cuando Leslie, la hermana pequeña de Jenny, me pasó un plato con mi ración de pavo y al mismo tiempo papá López seguía intentando sonsacarme mi opinión acerca de la política migratoria de Trump a pesar de que ya le había dicho vienes y vienes veces antes, puto viejo chocho, que estoy en contra porque todo lo que sea machacar a la comunidad latina, legal o no, en los "Iunaiesteis" me parece empobrecer al país. Sin olvidar a la madre de Jenny, todo el rato dirigiéndose a mí como Marc, por Marc Anthony, el anterior marido de su hija, que no churri, porque de esos bien que ha tenido a mansalva y no se le ha ocurrido invitarlos a casa de su clan un 4 de Julio. Y yo, que como soy tonto, pero tonto con ganas, no se me ocurre otra cosa para caerle en gracia a la vieja que contestarle en castellano a la señora López.

- No grassias, yo no Anthony, ese otro cantante, yo actor, hago películas, mucho buenas películas.
A lo que va la señora y le suelta a su hija en purito portoriqueño como si yo no pudiera entenderle.
- Oiga, mhija, what´s wrong con el gringo, por qué habla so weird, tan raro, pues, está "enfogonao" o qué? He seems overwhelmed all the time.
- Came on, mamy, ya déjalo, ¿no ve que anda ahüevao porque pensaba que tenía que singuear como el Anthony.
- ¡Ah, mhija, aquel si que era un buen pana, a good boy, y no este pendejo que trajiste.
- What a fuck? Ya déjelo, mi vieja, el Ben es bien chévere.
El caso es que aquel día tenía la impresión de que se habían puesto a discutir por mi culpa y, como no sabía donde meterme, acabe metido donde he estado durante mucho tiempo en estos últimos años: dentro de una botella. ¿Resultado? Pues que acabé dando el espectáculo delante de toda la familia a eso de la botella y media de Don Q Reserva 7, un ron magnífico, por cierto. Y cuando digo espectáculo me refiero a apartar los cubiertos de encima de la mesa de un manotazo, subirme con la abuela de más de cien años para bailar juntos un agarrado mientras yo berreaba como un loco "Para bailar la bamba se necesita..."
En fin, así que cuando la Jenny viene a recogerme en su carro para llevarme donde sus padres, que a ver de qué me estaba escondiendo, y yo que de nada, que por supuesto que la acompañaba encantado, qué recaída ni ocho cuartos, vamos, como si hay que ir todos los fines de semana bailando bachata o lo que haga falta. Y en eso que justo me percato de que yo no soy Ben Affleck y la mujer que me habla no es la Jenny sino mi asturiana.
- Así me gusta, porque hoy es el Día de Asturias y toca ir a comer a casa de mis padres para celebrar mi cumpleaños.
- ¡Bendito sea el Señor!

viernes, 1 de septiembre de 2023

ZER DELA ETA ZAKILA LUZATZEKO TRAMANKULUEN AURKA NAGO...

 


    Schumann pianistarek oso asmo argia zuen: kosta ahala kosta birtuoso bihurtu nahi zen, eta horretarako, hots, pasarte batzuk jotzeko, esku luzeago batzuk behar zituela uste izan zuen, betiere nota gehiago estaltzearren. Horrenbestez, pentsatu egin zuen: Zer dela ez dut nire hatzak eraginkorragoak egiteko tramankulu bat asmatzen? Eskuak luzatuko dizkidan gailu bat? Gauzak horrela, atearen langatik zintzilikatu zituen bere eskuak eta berak asmatutako garabi moduko tresna batetik tiraka zentimetro batzuk hazten saiatu zen.

Tamalez, baita ageri denez ere, ez zuen zentimetro bat ere luzatzen lortu. Hortaz, eta zinez atsekabeturik, amore eman zuen ezinbestez. Harrezkeroztik, gerora, Schumannnek konposizioari gogotik eutsi zion izugarri nabarmendu arte

Beraz, lagunok, ez saiatu, arren, zuen gorputzaren inolako atala luzatzeko zer edo zer asmatzen, beti txarto amaitzen da eta.

PLINTON CON VOLTERETA Y FASCISTA AL LADO

 

  

    Entiendo que la pesadilla de esta semana está relacionada de alguna manera con la culebra de verano de las últimas semanas. Pues resulta que me veo de vuelta al cole, y eso ya es una pesadilla, y más en concreto a la clase de gimnasia, doble pesadilla, donde oficiaba de capullo a la grande un tipo bastante conocido, y sé que respetado y hasta querido, por haber sido jugador y entrenador del Baskonia en sus primeros tiempos, como que soy de la opinión que la adoración que siente hoy en día la peña por los deportistas no es muy diferente que la sentían no hace mucho por los veteranos de la Legión Azul, en la Edad Media por los cruzados matamoros, en Roma por los emperadores al estilo de Cómodo el gladiador y así todo por el estilo. Se trataba de uno de esos profesores de gimnasia que entendían la asignatura como una ocasión para humillar a todo aquel chaval que flojeara en lo que fuera. Dicho de otra manera, un sargento chusquero de civil al que se le notaba a la legua lo mucho que le fastidiaba dar sus clases y de ahí que en cuanto tuviera una oportunidad para entretenerse humillando a otros no dudara en aprovecharla. Algo que, para qué engañarnos, también solía ser del agrado de la mayoría de sus alumnos siempre y cuando no les tocara a ellos, claro; pero, la masa, ya sabemos, cobarde y borreguil por definición. Eso y que, repito, soy de la opinión de que la mayoría de la gente admiraba y admira a los tipos como el capullo en cuestión porque en el fondo les encantaría estar en su lugar para poder ejercer la impunidad que ejercía él a la hora de humillar al prójimo; luego ya si eso te lo justifican con mierdas del tipo de que así se imprime carácter a la chavalada, que más dura es la vida y así van aprendiendo o cualquier otra mierda por el estilo. En mi opinión, que es la misma que cuando era chaval, lo que pasa es que siempre ha habido mucho fascista encubierto, ya sea por simple idiocia o puro sadismo, que procura dar rienda suelta a sus instintos ahí donde puede, donde le dejan. Algo que se veía entre los chavales cuando alguien confesaba sus querencias por la cosa militar, policial, los scouts o ya sólo por entrenar equipos de lo que fuera.
El caso es que a servidor no se le daban mal la mayoría de las cosas que había que hacer en la clase de gimnasia. De hecho, y esto supongo que por haber sido siempre uno de los cuatro cinco alumnos más altos y corpulentos de mi clase, en algunos ejercicios solía ser imbatible, ya fuera las carreras de cien o cincuenta metros, cualquiera consistente en poner a prueba la resistencia física y no digamos ya los de fuerza; aquí siempre recuerdo que cuando tocaba lanzamiento de bola poco más que tenía que ir hasta Miranda a recogerla... Sin embargo, en otros era un verdadero desastre por patoso. Nunca fui capaz de hacer el pino, tampoco de subir la cuerda y no digamos ya saltar el plinton de los cojones -con el potro, en cambio, ningún problema, como que casi me llegaba por los... y prácticamente no tenía ni que saltar- un verdadero potro de tortura para un servidor porque ya en las primeras ocasiones que lo salté no me descalabré de puro milagro.

Bien, por en el sueño de esta noche estaba de vuelta con doce o trece año a la clase de gimnasia con el Blockfürher (suboficiales nazis de los campos de exterminio) en cuestión. Sin embargo, en vez de estar el gimnasio del cole. nos encontrábamos en la costa asturiana con el plinton colocado justo en el borde de un acantilado. De ese modo, los chavales que iban saltado sobre el plinton haciendo una voltereta caían de inmediato al vacío, es decir, al mar, de donde se supone que tenían que regresar a nado, si podían, claro. Y en eso llega mi turno. Pero, una vez más y tras coger carrerilla, me freno en seco delante del plinton. Y en eso que veo al exbaskonista abalanzarse sobre mí hecho un energúmeno.

- ¡Arinas! ¿Otra vez? ¿Te pesan los cojones o es que sólo eres idiota? Tan grande y tan nenaza. ¿Tengo que llamar a tu mamá para que te ayude a saltar?

Esa debió ser la primera y la última vez que amagaba con meterse conmigo como solía ser su costumbre con otros. Sí, porque si de algo venía aprendido de casa era de uno de los mantras con los que siempre me aburría mi viejo, casi que ordenaba: "No te dejes humillar nunca. A nosotros no nos humilla nadie." Así pues, fue acusar los insultos del entrenador chusquero y reproducir el ceño fruncido de mi viejo, de mi abuelo incluso, cuando les hervía la sangre por lo que fuera, algo así como el Vesubio en plena erupción. A decir verdad, debí poner tal careto de odio, tal gesto de vuelve a decirme algo que la vamos a tener, y a mí me echarán del cole, vamos, que encima me harán un favor, pero tú no vuelves a tener esa cara de chuloputas en acción en mucho tiempo, que el capullo en cuestión rebajó el tono ipso facto -luego, por supuesto, ya me lo hizo pagar con las notas durante casi todo el curso, qué digo, hasta que por fin pude huir de aquel colegio de meapilas y tarados-.

- ¿Cómo que no se puede saltar y dar una voltereta sobre el plinton con tu estatura? Mira, yo soy más alto que tú y puedo.

Y en eso que veo al profe saltar el plinton, dar la voltereta, caer al vacío y... de repente que aparece un gigantesco tiburón blanco, llámalo megalodón si quieres, que dando un tremendo salto atrapa al capullo entre sus fauces y lo engulle para luego desaparecer en las profundidades del Cantábrico.

- ¿Otra pesadilla? -pregunta mi señora tras despertarme con el sobresalto de rigor.
- No sé, no estoy seguro; esta vez ha sido con final feliz.
- Serás guarro...