viernes, 28 de abril de 2023

CARACOLES GIGANTES, ZURRA Y PERRETXIKOS


    Como ayer eran vísperas de San Prudencio, las fiestas patronales de Álava y así, estaba convencido de que tarde o temprano iba a soñar que cocinaba en una especie de marmita a lo Panoramix, con tomate, jamón, chorizo y perretxikos, los caracoles gigantes que íbamos pisando sin darnos cuenta en Senegal de vuelta al hotel tras una tremenda farra en una especie de discoteca, o de lo que fuera aquel antro en Zinguichor en el que estuvimos intentando emular el tuerking de unas negras hasta las tantas. Un asco que te cagas. Como para que no, caracoles del tamaño de un pelota de voleibol que pisábamos sin darnos cuenta porque, entre que no se veía nada porque el alumbrado brillaba por su ausencia y el pedo que llevábamos, aquello fue una masacre bastante asquerosa, por cierto, menudo tufo.
Esa podía haber sido una de las anécdotas que podían haber inspirado la pesadilla de esta semana samprudenciera. Otra la tremenda tajada, probablemente de las más grandes que me he cogido en mi vida, durante la romería a las campas de Armentia el día del santo por culpa del zurracapote (una bebida típica de las fiestas de los pueblos de la zona consistente en una mezcla de vino tinto o clarete al que se le añaden principalmente melocotón y limón además de azúcar y canela, también algún que otro licor de alta graduación, dejándose macerar durante varios días) que los mozos del pueblo servían gratuitamente de una kupela (barrica). Con decir que horas más tarde aparecí en casa sin la escayola que llevaba en una de las piernas desde hacía pocos días, eso y que recuerdo que mi viejo me estuvo chillando durante un mes o algo así, creo que ya lo he dicho todo.
También... Bueno, tampoco voy a desgranar todas mis movidas relacionadas con las fiestas de San Prudencio, o ya solo con los caracoles. El caso es que esperaba tener alguna pesadilla de esas en las que tu subconsciente te rescata alguno de esos momentos patéticos de necesidad que tú has intentado olvidar por todos los medios; pero, oye, tampoco ha sido para tanto. De hecho, el recuerdo de esta noche ha sido de lo más placentero. En concreto el del año que me propuse aficionar a mis retoños al plato estrella de las fiestas de mi provincia con el resultado que se puede observar en la foto que acompaña esta entrada. Oye, puede que no consiguiera transmitirles tan entrañable como ridícula tradición, y eso que también puse perretxikos en la salsa, vamos, como todas sin lugar a dudas; pero, la verdad es que disfruté de lo lindo; soy tan cabroncete...

  

viernes, 21 de abril de 2023

HOMBRE LOBO AQUÍ AL LADO


 

Salgo a andar un rato por la tarde y cuando llego a lo alto de Artetxo para entrar al bosque de Armentia oigo voces al fondo del camino y algún que otro ladrido.
- ¡ Venga, venga, a por él, que huya, que huya!
Al rato veo a un grupo de paisanos vestidos como para ir de montería pero armados con cazuelas y cucharas en lugar de escopetas. Varios de ellos llevan atados con correas a perros de caza a los que azuzan para que ladren como si les fuera la vida en ello.
- ¡A por él, fuera, fuera!
No entiendo a qué viene semejante carajal; pero, algo me dice que pueden ser los aldeanos del pueblo cabreados porque, como de costumbre, este año se nos ha vuelto a olvidar pagar la cuota para las fiestas del pueblo; peores cosas se han visto aquí en el agro. En cualquier caso, procuro coger el camino contrario para alejarme lo más lejos posible porque no quiero cometer el error de esperar a que me alcancen para poder discutir con ellos como personas civilizadas; hace ya tiempo que me di cuenta de que eso es una antinomia como una casa.
- ¡FUERA, FUERA, FUERA!
Arrecian los gritos y los ladridos a mis espaldas y yo empiezo a temer por mi integridad. Sigo sin entender nada, pero, insisto, sé que lo más absurdo, y sobre todo incluso, peligroso que puedo hacer es dejar que me alcancen para pedir no sé qué explicaciones. Así que empiezo a correr sin saber muy bien hacia dónde, digamos que instintivamente. Y en esas que llego hasta la zona de Inazabal ya a las faldas del Zaldiaran. Con todo, puedo oír los ladridos de los perros a lo lejos y temo que de un momento a otro los vayan a soltar para que se me echen encima. No me queda otra que escapar monte arriba por el camino que va a parar a las ventas de Ogabe. Sé que allí hay unas cuevas donde esconderme; pero, vaya por Dios, cuando llego veo que han puesto unas verjas para impedir que la chavalada haga botellón o yo qué sé. No me queda otra que seguir monte arriba, a ver si despisto a mis perseguidores en el hayedo. Es entonces cuando siento que ya han soltado a los perros y yo casi me doy por perdido. Corro, sí, yo diría que casi con el rabo entre las piernas y a cuatro patas. Y en esas que llego hasta la cima junto al repetidor. No es que no tenga escapatoria, a decir mentira podría pasarme hasta el Arrieta, luego al Errosteta, y seguir así de un monte a otro hasta llegar a Urbasa. Pero no, a mi edad ya no tengo fuerza para semejante proeza, tampoco la he tenido nunca, a ver si te crees tú que yo... Solo me queda confiar en que mis perseguidores se cansen antes de llegar a la cima sobre la que me encuentro; a fin de cuentas cuatro cincuentones que utilizan la caza como excusa para poder salir los fines de semana de caza con los amigotes, dar rienda suelta a su "machoalfismo" tirando cuatro perdigones, y, sobre todo, para darse algún que otro homenaje en la sociedad del pueblo al final de cada batida. Y en eso que vuelvo a escuchar los ladridos de los perros sueltos. No tengo escapatoria y lo único que se me ocurre es subirme a una loma junto al repetidor para ponerme aullar como un poseso. Y el caso es que funciona, porque siento que los perros paran en seco su carrera, se dan media vuelta y salen escopetados por donde habían venido ante la estupefacción de sus dueños, y a los que no les queda otra que hacer lo mismo.
- AUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!!!
Este último aullido ya es de alegría, de victoria si se quiere. Tanta como que hasta me arranco la camiseta para ondearla en plan victorioso y así. Entonces descubro que estoy más peludo de lo normal por todo el pecho y las espaldas, que me ha salido un montón de pelo en las orejas y sobre todo que hace tiempo que no me corto las uñas.
- Hostia, hostia, que soy un lobishome; putas caminatas por el campo…
Justo en ese momento, y tal como suele ser lo habitual, despierto con el consabido sobresalto y ya luego en el baño echando la meadica matutina coligo que la pesadilla de esta noche ha debido ser provocada por el mejunje de información que debe haber en mi inconsciente tras ver los dos capítulos de una serie documental sobre los llamados lobos de la costa de la isla de Vancouver, una verdadera maravilla de paisajes y fauna en la costa del Pacífico canadiense, y la noticia que leí hace unos días acerca de que los ganaderos de Álava tenían previsto realizar batidas para ahuyentar a los lobos que atacan sus rebaños en lugar de tirar de escopeta como era la costumbre antaño, o más bien ogaño. Claro que teniendo en cuenta los tiempos de corrección política hasta en la sopa, o ya sólo de pusilanimidad nominativa, vamos, eufemismos a gogo, mucho me extraña que no las hayan denominado ya “batidas informativas”. En fin, si eso me voy a lavar los colmillos.

IRAGARKI BERRIA

 


    Iragarki berria basora bidean. Lehenik eta behin debekuak eragiten didan bapateko ezinegona, edozein debekuk eragiten didan ernegua, samina, gero eta debeku gehiago gure inguruan sumatzen dudala, nolabait eta kosta ahala kosta gu otzandu, oinperatu edo nahian balebiltza bezala.
Gerora, debekuak debeku, bazela garaia asmatzen dut. Zaldiaran ingurumariak hiritik hain gertu egonda basoan zehar ibiltzea Bilboko Gran Viakoa bailitzan bilakatu egin baita. Arazoa, ordea, ez dira zorioneko motordun ibilgailuok bakar-bakarrik, oso zaratatsuak izanda ere. Arazoa, ohiko denez, oinbikoak dira. Izan ere, eta debekuetan ari garela, nik neuk honako debekuak ere proposatuko nituzke betiere mendi-basoa babestearren:
- Debekatua ibiltzea:
1.- Mendi-basoan zehar inori erreparatzeke eta ziztu bizian korrika joaten diren larrusendo ziklatuak.
3.- Mendi-basoan zehar inori agur esan barik doazen ibiltari xomorroak, hau da, Dato kalean zehar balihoaz bezala.
4.- Mendi-basoan zehar denoi eraso, maiz hozka ere, egiten dioten txakurrak solte daramatzaten kaskamotz ergelak.
5.- Mendi-basoan zehar kamiseta edo alkandora erantzita doazen agure izerditsuak.
6.- Mendi-basoan zehar doan edonor ni kenduta.
All reactions:
Jon K. Zamalloa Teodoro, Rosa Eguizabal Leniz eta Beste 7

miércoles, 19 de abril de 2023

PESADILLA EN NANCLARES DE OCA


No es viernes pero va la pesadilla que he tenido hace unas horas porque esta sí que es de veras y tal. Resulta que voy en un coche con mi mujer, nuestros dos críos y mi suegra en dirección a Nanclares de Oca. ¿Adónde, cómo, y sobre todo a santo de qué si yo no he vuelto a ese pueblo desde que hace ya la tira de años un primo mío tuvo la genial idea de comprarse un adosado -motivo por el que siempre le preguntábamos si lo había hecho para tener la casa cerca cuando lo acabaran metiendo en la cárcel por la que era conocido Nanclares cuando le dieran el tercer grado y así- antes de venderla para volverse por enésima vez a Venezuela.
El caso es que se nos jode el coche a la entrada del pueblo y tenemos que bajarnos para salir a la carrera con la intención de atravesar el pueblo lo más rápido posible a fin de llegar a casa, supongo que a la de mi madre no muy lejos de allí. Sin embargo, vemos que mi suegra se rezaga demasiado porque dice que le duele una pierna.
- ¡Ya está como en Berlín, todo el rato esperándola! -sueltan los niños de repente.
- No podemos esperarla, tendrás que llevarla a hombros -comenta mi mujer lo que yo, como de costumbre, entiendo al instante como una orden.
- ¿En serio?
Pues nada, me pongo a la vieja a arrikotes y seguimos con nuestra carrera por las calles de Nanclares como pollos sin cabeza.
- Anda, mira qué bien se lo monta la yaya -vuelven a comentar a sus nietos.
En ese momento miro hacia arriba y descubro que mi suegra se está fumando un puro habano con una mano y que con la otra sujeta un katxi de cerveza. Claro que tampoco me resulta nada extraño, así que sigo con ella encima a la carrera. En ese momento paro a un paisano para preguntarle por la salida del pueblo.
- Pero antes de dejar el pueblo deberíais echar una mirada a los monumentos que tenemos aquí.
- ¿Qué monumentos? -pregunto con el escepticismo del hijo de alguien que siempre decía que Nanclares de Oca era el pueblo más feo de toda la provincia de Álava.
- Pues sin ir más lejos el palacio que se ve al fondo.
En efecto, atisbamos una casa enorme -eso de palacio se supone la típica exageración de los lugareños-, si bien más típica de un cuento de misterio de Edgar Allan Poe que de un pueblo de la Llanada occidental.
- ¡Dios santo! La verdad es que da un poco de yuyu - comenta mi mujer-, parece una casa encantada.
- ¿Y si dejamos a tu madre ahí? Así ya pueden presumir de que vive una bruja dentro.
- No seas malo, Txemita, que la gente de este pueblo no te ha hecho nada.
- También es verdad, eso y que, claro, la casa luego ya no estaría tan "encantada".
Así que seguimos buscando la salida del pueblo y vamos a parar junto a un mercado con varios puestos de mierdas de esas que dicen de artesanía. Y como no puede ser de otra manera, va mi mujer y se para a echar una mirada en uno donde venden lobitos de madera.
- ¡Oye, que llevo tu madre a arrikotes desde hace un rato largo y ya no puedo más!
- ¿Te quieres esperar? Tú y tus putas prisas.
- Mira, me duele la espalda que no veas. Lo siento, a tomar por culo con la vieja.
Justo en ese momento me despierto con un dolor terrible en el brazo malo que tenía mal puesto debajo de la almohada mientras dormía abrazado a mi señora en la cama porque estamos en casa de mi madre y, a diferencia de Oviedo, aquí todavía hace un frío por las noches que pela, como que me he levantado ya con un resfriado de bienvenida. Pues eso, ¿algún freudiano en la sala?

viernes, 14 de abril de 2023

LA VIDA ES RIESGO... Y SORPRESAS


    Llevo toda la semana teniendo pesadillas a cuenta de esta foto de la Avenida Gasteiz de Vitoria, entonces puede que todavía de El Generalísimo –y ahora caigo en la cuenta de que no sé dónde y a quién se la tomé prestada, por lo que pido perdón de antemano por mi error y me ofrezco a remendarlo en cuanto alguien me lo pida- en la que estaba el piso donde pasé mi infancia. Se trata de una foto en la que todavía aparecen los coches aparcados en las aceras –entre ellos es de suponer el primero de mi viejo, el Renault 8 cuya matrícula fue la única que he sabido de memoria hasta hoy -, y también entre los dos carriles que cruzaban la Avenida de una punta a otra. Dicho de otra manera, en la foto de marras todavía no se ven las jardineras que pusieron años más tarde para impedir que la peña cruzara de una acera a otra por donde le salía del higo, y sobre todo desafiando al instinto asesino de los kamikazes que la cruzaban a diario como si fuera una circunvalación, Eso en una época en la que lo del límite de velocidad dentro de las ciudades sonaba como a cosa de novela de George Orwell. De hecho, no había semana en la que no se produjera un atropello delante de nuestras narices y a veces incluso con el desenlace fatal que todos podemos imaginar. Pero claro, por muy a lo Fernando Alonso que pasaran los coches por nuestra calle tampoco te ibas a tomar la molestia de acercarte hasta el final de la acera para cruzar con toda seguridad por un paso de cebra con su semáforo. En aquel entonces eso todavía era algo como de cobardes, peor aún, de europeos al norte de los Pirineos; la vida es peligro y todo lo que no sea así cuidados paliativos.
    El caso es que mi viejo tenía la costumbre de mandarme a comprar sus paquetes de Chester al bar debajo de casa, el Marino, el cual el año pasado todavía estaba abierto y con el hijo del dueño de entonces al frente. Sin embargo, a veces se les había acabado el tabaco favorito de mi progenitor y éste no dudaba en mandarme -claro que casi que a escondidas para que mi madre no se enterara de que su marido me mandaba a una muerte casi segura- al bar Txiki –o Txikia, no me acuerdo con exactitud y, aunque sé que hay gente que dedica horas y días enteros a resolver dudas como esta, tampoco me voy a tomar la molestia de remediarlo mirando por ahí a ver si llevaba o no el artículo en vascuence- en la acera de enfrente. Así pues, ni qué decir que aquello suponía toda una odisea para un mocoso como yo, el cual asumía aquel recado, no ya como uno más de los muchos a los que estaba obligado porque ambos progenitores trabajaban y no les quedaba tiempo para las cosas de la casa, sino como una verdadera misión a vida o muerte.
    Pues resulta que el lunes sueño que cruzo la Avenida esquivando la muerte en forma de amenaza de atropellos inminentes al paso como centellas de todo tipo de vehículos. Una hazaña que se repite tras obtener el paquete de Chester en el Txiki o Txikia y encarar la vuelta a casa por el mismo trayecto que a la ida. En fin, los huevos de corbata hasta que llego a mi portal, subo las escaleras hasta el primero y cuando llamo al timbre de casa me abre un señor que enseguida reconozco como el sastre de la esquina y ni rastro a sus espaldas de la peluquería de mi padre.
         - Pasa, pasa, que ya tengo hecho tu traje a medida.
    - ¿De verdad tengo que llevar un traje con corbata, americana y zapatos castellanos?
         - ¿Tú quieres ser alguien en la vida o no?
         - Si va a ser de esta guisa casi prefiero que no.
       - Tú harás lo que digan tus padres que para eso me han pagado el traje,
    Esa fue la pesadilla del lunes al martes, porque la noche del martes soñé que volvía a ser un crío al que su padre mandaba a por tabaco al bar de la acera de enfrente, que sorteaba todo tipo de peligros para regresar a casa sano y salvo con el paquete de Chester, y, en eso que llamaba para entrar en casa, me abría la puerta una señora que enseguida reconocí como la famosa Lola Flores de la época –ahí en mi subconsciente la anécdota de cuando esta apareció en la peluquería de mi viejo exigiendo que se la atendiera por delante del resto de las clientas porque tenía que actuar en breve en la famosa Coquette al lado de nuestro portal y que mi señor se negó a atenderla porque para él la prioridad eran sus clientas de toda la vida y no una folclórica con aires de diva-. Al rato me doy cuenta de que la Lola de marras exhibe una elegancia como de madame de salón del oeste, algo que compruebo nada más echar una ojeada al interior donde estaba la peluquería de mi viejo y descubrir que hay media docena de muchachas de esas que se dicen de vida alegre esperando sentadas a que asome un cliente.
    -    Pasa, pasa, que nosotras también te vamos a hacer un traje a medida.

    La noche del miércoles, y tras driblar a los fitipaldi de rigor, llego al piso y al llamar a la puerta me aparece un barbudo embutido en una chilaba blanca y con un gorro de esos que se ponen los matarifes moros para degollar infieles el día del Eid-al-Adha o Día del Cordero.

    - Pasa, pasa, justo ahora el imán estaba a punto de iniciar la oración recitando los siete takbir antes de pronunciar la jutba (‘sermón del viernes’).
    La noche del jueves a hoy me he visto cruzando la calle para llegar al Txiki, o Txikia, y volver a casa como si fuera Jesús de Nazaret caminando sobre las aguas; todo me la soplaba. Como que hasta mi subconsciente empezaba a estar ya harto del sueño recurrente de la semana. Así que llamo al timbre de casa esperándome ya cualquier cosa, y, en efecto, cómo no, resulta que abre la puerta un señor mayor con barba blanca y muy simpático que enseguida he reconocido como el veterano periodista, poeta de la Zurriola y entusiasta gastrónomo Félix Maraña. Me temo que he ido a parar a una de esas casas de comida que hay en los primeros pisos de los cascos viejos de las ciudades como a las que me llevaba mi señor padre en Donostia –creo recordar el viejo Urola o alguno así- o el Otano de la calle San Nicolás en Pamplona.

    - Pasa, pasa. No hay carta, nosotros vamos sacando platos, chorizos y morcillas a la parrilla, puerros a la vinagreta, pimientos asados, pimientos rellenos, conejo en su salsa, patitas de cerdo, oreja de cerdo rebozada, asadurilla de cordero, bacalao con tomate, sopa de ajo, patatas con chorizo, chuletillas de cordero, jarrete de cordero… Así hasta que revientes.
    Ni qué decir que hoy me he levantado de la cama empachado, que lo sigo estando y puede que incluso hoy no coma. Bueno, tampoco exageremos.


 

miércoles, 5 de abril de 2023

LA PASIÓN DE UN TURISTA EN SEMANA SANTA

 


    Todos los años la misma pesadilla por Semana Santa desde que vi "La pasión de Cristo" de Mel Gibson, que viene a ser como la de Pasolini pero en gore y dirigida por un integrista católico en lugar de por un comunista ateo y así; a mí, ni qué decir, me gusta más la segunda, un verdadero clásico y tal.
    Pues resulta que estoy con mi señora de vacaciones en Tierra Santa, para lo de asistir a las celebraciones de Semana Santa en su lugar de origen. Un destino curioso para un agnóstico practicante como un servidor; pero, es que me pierde la curiosidad antropológica y no puede haber nada más interesante que asistir a eventos donde la sinrazón y la crueldad van de la mano, ya sea la procesión de los Picados en San Vicente de la Sonsierra, los crucificados en vivo de Filipinas, los pasos procesionarios sevillanos o cualquier otra salvajada por el estilo. ¿Que a santo de qué? Pues bien podía decir, en plan estupendo y así, que porque me hacen reflexionar acerca del absurdo del comportamiento humano a lo largo de la Historia y del hecho religioso en particular como el más grande de todos; pero, para qué engañarnos, asistir a semejante actos colectivos de renuncia enfebrecida del sentido común para lo que de verdad me sirven es para reafirmarme en lo poco que tengo en común con la mayoría del género humano, y eso, qué le voy a hacer si soy un listillo prepotente de mierda y además a conciencia, me hace infinitamente feliz.
    El caso es que estoy asistiendo al Vía Crucis del Nazareno como si de verdad estuviera dentro de la peli de Mel Gibson, viendo cómo arrastra el primero la cruz bajo la lluvia de latigazos que le propina el típico legionario romano encabronado por su destino en una tierra tan árida e ingrata como la provincia romana de Judea en lugar de poder estarlo en Dalmacia a orillas del Adriático con una copa en la mano y el miembro viril y erecto de un efebo ilírico en la otra, y en eso que no puede más y la deja caer sobre el asfalto.
    - ¡A ver, tú, el de la gorra, ayuda al condenado a portar su cruz!
    - ¿Yo?
    - ¿Te lo tengo que explicar en latín?

    Conste que al principio me resisto; pero, son los cabrones que me rodean los que me empujan para evitar así que los legionarios se fijen en ellos. En fin, tampoco será para tanto cuando se puede ver el Monte del Calvario desde aquí, la Vía Dolorosa que le dicen, y, hostia, que soy vasco y hablamos de un trozo de madera, no de una piedra de 200 kilos como con la que me suelo entretener al mediodía levantándola en varias tandas mientras espero que lleguen los críos del colegio para comer.

    - Tú descansa un poco si eso, que ya llevo todo el peso yo -le digo al Nazareno en un acto de piedad lógico tras verle tan demacrado y cubierto de sangre al pobre.
    - No, es un peso que debo llevar a mis espaldas.
    - ¿Pero quién cojones te obliga ahora que estoy yo aquí para ayudarte?
        - Mi padre desde los cielos.
   - Pues eso en mi pueblo se llama ser un cabrón de cuidado, da igual si es tu padre, tu suegra o tu asesor fiscal. Claro que vete a saber qué le has hecho a tu viejo para que te condene a semejante castigo.
        - Estoy aquí salvar a los hombres de sus pecados.
   - ¡Hostia! ¿Como Pablo Iglesias? Pues sí que lo tienes merecido.
        - ¡Oh Padre celestial, ten piedad y misericordia de mí!
    - Oye, que yo en el fondo te admiro. Todo lo que sea cuestionar el orden establecido, y sobre todo si es para luchar contra el invasor romano, merece todo mi respeto. No te creas, si yo también he sido muy abertzale cuando era joven, luego ya me dio por darle al coco y empecé a ver cosas que cada vez me convencían menos...
    - ¡Ten piedad y misericordia de mí!
    - Me parece a mí que empecinarse en el error, vamos, como soléis hacer todos los fanáticos, no es precisamente lo más...
    - Ten piedad...
    Y no acaba de recitar su letanía cuando veo que el Nazareno aprovecha un descuido de los legionarios que nos escoltan, se ve que unas rameras están llamando su atención enseñándoles los senos desde las ventanas de un lupanar que da a la calle, para desaparecer entre la multitud.

    - ¡Oigan, que aquí el amigo... -advierto a los legionarios para que luego no haya mal entendidos.
    - Tú a callar y tira p´alante -tremendo latigazo.
    Por lo que se ve los funcionarios de estado, y aquí poco importa si son los del Imperio Romano, del Gobierno Vasco o de cualquier otra administración pública, son todos iguales en todas las épocas y situaciones, vamos, que al menor imprevisto procuran hacer la vista gorda como si no hubiera pasado nada y seguir con el procedimiento que tienen entre manos como el que no quiere la cosa para no tener que rendir cuentas luego. Total, que no tardo en verme crucificado en lo alto del Calvario de marras sin comerlo ni beberlo.

    - ¿Pero cómo cojones he acabado yo aquí? . pregunto a los dos fulanos también crucificados que me acompañan a cada uno de mis costados.
    - ¿No eras tú el Rey de los Judíos?
    - ¡Qué cojones voy a ser el rey de nada, si yo había venido aquí de vacaciones!
    - Pues vete tú a ahora a quejarte a Poncio Pilatos.
    - ¡Algo habrá que hacer!
    - Sí, podemos cantar los tres juntos:
"Some things in life are bad
They can really make you mad
Other things just make you swear and curse
When you're chewing on life's gristle
Don't grumble, give a whistle
And this'll help things turn out for the best
And
Always look on the bright side of life
Always look on the light side of life"
Always look on the bright side of life
Always look on the light side of life

martes, 4 de abril de 2023

MARRA EZ HAIN LUZE ARTEZ BAT

 


                                               

  Kostalderaino itzultzen garen aldiro

Aitortzen dizut idatziko dudala poema bat.
“Zertarako, ezin baldin badut ulertu?
Zergatik beti “ikasten ari naizen” hizkuntza aldebres horretan?”

Nire erantzuna berriz,
Bilboko bulegari ames-zale, adarjotzaile, bihurri, bihoztun, bihotz-zabal baten poesia hizkera zelako.
Gabriel Arestiren itzalpean,
Nik ere izan nahi nuen heterodoxoa
“Egia bat esateagatik…”

Gaur aski dut etxekalte
Atzo nuen aldiz izorrante.
Halere, ez gara honaino etorri, ez,
Nire etengabeko deskalabruaz.

Kostalderaino etorri gara enegarrenez,
Hemen bai naizela pozarren,
Barrualdean lagata
Aztoratzen nauen ia guztia,
Lehorra den bizimodua,
Gogorra izan den bizitza
Sorra izaten ari den biziraupena.
Zigorra izango den poema.
Ezkorra den bizinahia.

Ez, ez dizut sartu nahi marrorik
Nire haurtzaroa izan da
Marra biogeografiko artez bat
Ebro aldeko mahastietako joritasun itogarritik itsasertzeko zeru mugagabekoetara,
Betiere erdibidean hiria, sorterria.
Toloñopeko askaziaren kate eta zerga betierekoetatik,
Ondarbeltzeko bustialdi goxo eder jaregileetara.
Etengabeko udazkenetik behin-behineko udarara.
Gizakien oraina mugatzen duen lur lehorretik
Geroa ilusioez janzten duen itsaso zabalera.

Gure aitaren modura,
Sorterriko itxi-usainetik ihesean
Sorterrira beti itzultzeko gogoan.
“Atxalden” sortu zuen bere mahastia
Bere tribuko ia guztiekin ozpintzeko aitzakia,
Berdin dio besterik izan zen ala ez.
Bizitzan behin betiko eta batik bat alperrik etsia.
Harrezkeroztik kontsulamendu bakarra,
Delako itzaletik hainbat urrunen landatutako mahastia,
Eta noizik behinka ere kostaldera bueltan aisialdia,
Kresala libertate bakarra,
Lurra katerik handiena.
Hirian aldiz atsakabea oroitzapen mingotsen goruetan,
Zer dela eta egoskortu hainbeste kontu zaharrokin,
Zertarako eman zure bizitzaren azken urteak arraguretan,
Zelan bilakatu zurea behin eta berriz mailatzen duen blues song petral bat.
Zeinen zorigaitzekoa patu beltzak musikarik gabe utzitakoa.

Horrexegatik uste dut nik
Nire odola ere nola edo hala pozoitu duen ogena
Norbaitzuen ezinikusia oinordetza
Nik ere edukita beti gogoan
Nire nagusiaren zamaren zati bat daramadala nire bizkarrean,
Nola edo hala arindu behar dudana
Kostalderaino itzultzen naizen bakoitzean.

Orduan aitortzen didazu
Ez didazula ulertzen
Ez euskeraz, ez inolako erdaraz,
Ez didazula inoiz ulertu.
Zuk ez dakizu, ordea,
Bertso txar eta arraro hauek idatzi berri ditudala
Gogoan nuela Percy Sledgeren
“Your really Got a Hold on me”

NO ES LA IDEOLOGÍA, SON LAS SENSACIONES

    

 

            Durante la última cena sabatina con los amigos todos parecíamos coincidir en que nos encontrábamos ante lo que uno de ellos definió como un cambio de ciclo. Una más al estilo del que llevó al PSOE de Felipe González a la oposición, el que puso fin al aznarato con sus mentiras para meter a España en una guerra neocolonial como lacayo del Tío Sam, el que acabó con el buen talante de Zapatero por engañar a todo un país, y quién sabe si también a él mismo, con la crisis de 2008, o el último de todos hasta ahora, el ciclo de la corrupción institucionalizada y el sadismo contra las clases populares con la coartada de la crisis antes citada de un tal M. Rajoy. De ese modo, parecería que ahora toca despedir el ciclo de Pedro Sánchez y su coalición con la izquierda surgida del Movimiento 15-M, puede que solo inspirada en este e incluso a costa de este, y sostenida con los votos de los partidos nacionalistas e independentistas de la periferia. Todo parece apuntar a ello tras una legislatura algo más que accidentada. Sí, porque, si por lo general la derecha española tiene siempre la tentación de considerar a los gobiernos de izquierdas poco más que arrendatarios temporales de lo que ellos consideran que en realidad les pertenece por derecho de clase e incluso de guerra, es decir, de herederos de los que ganaron la Civil y por tanto se enseñorearon del país hasta que ya no les quedó otra que someterse al juego democrático para adaptarse a los tiempos y poco más, con el gobierno de Pedro Sánchez ya ha sido la apoteosis de una creencia según la cual son ellos quienes deciden no sólo quiénes tienen la legitimidad, ya no secumdum legem porque esa la dan las urnas y más en concreto las reglas del parlamentarismo democrático español que han hecho posible el gobierno que nos ocupa, sino la moral para gobernar España. Peor aún, la derecha española bajo cualquiera de sus formas, la derecha extrema del PP y la extrema derecha de VOX, amén de los patéticos adventicios de Ciudadanos en vías naturales de extinción y algún diputado suelto de la derecha regional, suele arrogarse el derecho a decidir quiénes son buenos o malos españoles de acuerdo a unos principios que van más allá de lo que establece la Constitución del 78 a la hora de otorgar la ciudadanía española. Así a grosso modo, se podría decir que son buenos españoles todos los que comparten con la derecha española una idea monolítica de la nación española, o lo que es lo mismo, una idea uninacional y esencialmente pancastellana en la que todo lo que no se ajuste a ese ideario esencialmente jacobino representa una amenaza ya solo por existir, y ya más en concreto el sentimiento nacional alternativo al español –del cual se podrá disentir todo lo que haga falta y más, pero tan respetable en términos democráticos como cualquier otro- de muchos ciudadanos españoles de la periferia, o ya solo una molestia con la que hay que bregar siempre a regañadientes, lo cual se podría resumir en cualquier manifestación lingüística o cultura distinta a la que ellos juzgan la común de todos los españoles casi que por decreto. Pero todavía más, la derecha española no solo se niega a aceptar el derecho, reconocido por la ley en calidad de depositarios del voto de un número siempre importante de la ciudadanos españoles, de esos “malos españoles” a decidir sobre los asuntos que atañen a la gobernanza del conjunto del estado, o lo que es lo mismo, de los políticos nacionalistas e independentistas de las diferentes nacionalidades que incluso la constitución, la cual es agitada siempre por la susodicha derecha española a modo de bandera para arremeter contra el adversario político, recoge como tales, sino también a esos otros españoles que sin cuestionar la unidad patria asumen la pluralidad no solo lingüística y cultural de España como una riqueza y no un problema, y no digamos ya si encima les vienen hablando de conceptos como la plurinacionalidad, el federalismo, la soberanía compartía u otras zarandajas que harían revolverse en su tumba al mismísimo Caudillo.

Así pues, la derecha española no ha dudado ni un solo segundo en declarar al gobierno de coalición de Pedro Sánchez como ilegítimo única y exclusivamente por apoyarse en los que ellos consideran “malos españoles” y tildando por ello al presidente y sus ministros incluso de traidores a la patria. De hecho, no hubo ni los acostumbrados cien días de cortesía con un gobierno que se estrenaba. No porque tenían la excusa perfecta, la de un gobierno en manos de “los enemigos de España” dado que necesitaban de los votos de los independentistas de ERC y la izquierda abertzale de BILDU a la que siempre habría algo que reprocharle por connivencia con el terrorismo de ETA en el pasado. Pero sobre todo, lo que la derecha española, con la inestimable y yo diría que hasta decisiva colaboración de sus esbirros mediáticos de todo tipo, sus jueces afines y unos sindicatos policiales mayoritarios entregados en cuerpo y alma a esa puesta a punto del fascismo español de toda la vida que es VOX, no podía tolerar es que un partido a la izquierda del PSOE, al fin y al cabo la otra pata que sustentaba la mesa del nuevo bipartidismo de esta segunda restauración borbónica, compartiera con este la gobernanza del estado poniendo en peligro con sus políticas de izquierda reformista lo que ellos consideran los pilares inamovibles del Estado bajo cuyas élites de toda la vida han estado enriqueciéndose a cuenta de un entramado institucional en el que impera la ley de la ventaja por estar siempre al arrimo del poder político, algo que primero surgió en los tiempos de la dictadura y que ya con la democracia parece haberse convertido en la manera natural y lógica de hacer negocios para toda una clase social caracterizada por el privilegio y el abuso de lo público para sus propios intereses.

Así pues, la izquierda a la izquierda del PSOE, la que venía a asaltar los cielos y que parece haberse quedado en las nubes entre sus rencillas internas, su ceguera sectaria para con aquellos que no les bailan el agua en todo y no digamos ya sus errores de bulto en el ejercicio de poder, suponía un verdadero peligro para esa manera de concebir también España, en este caso, y por resumirlo de algún modo, como el negociado de las élites antes mencionadas en connivencia con los imprescindibles advenedizos. Había que destruir cualquier alternativa a lo establecido por parte de esa izquierda que de extrema sólo tenía las formas, dado que, aunque la canalla mediática haya conseguido extender el sambenito de “comunistas” o “radicales de izquierdas”, su programa electoral ya anunciaba que de lo subvertir el orden establecido para crear uno nuevo desde la raíz nada de nada, todo lo más una puesta a punto de la socialdemocracia de toda la vida que los socialdemócratas del PSOE  tenían muy descafeinada después de décadas de flirteo con el neoliberalismo que pregonó en su momento un tal Solchaga en su famosa frase de España es el país de Europa donde más fácil es hacerse rico.”

Así pues, la nueva alternativa socialdemócrata ha sido objeto de una campaña de acoso y derribo mediático y judicial despiadada. Una campaña en la que en la mayoría de los casos el único objetivo real era extender una serie de bulos, ya sea tanto con falsas denuncias de corrupción como apelando a los prejuicios más acendrados de la gente del común contra la izquierda, a destacar ese tan extendido entre los más simples que confunde el compromiso político de la gente de izquierda con el voto de pobreza al estilo de los monjes franciscanos, todo ello con el propósito de que estos hicieran mella en el subconsciente colectivo de los españoles por muy falsos o ridículos que fueran los bulos y prejuicios en cuestión, e incluso a pesar de que la justicia acabara desestimando todas y cada una de las denuncias hechas a la gente de Podemos y otras organizaciones a la izquierda del PSOE. Claro que para extender entre la gente del común la sospecha de una izquierda alternativa a la del PSOE poco de fiar por extremista, sectaria e incluso incompetente, ya se han valido ellos mismos como triste ejemplo del enésimo fracaso de la izquierda para dejar a un lado las minucias ideológicas que los separan, amén de los egos de cada cual y quién sabe si algún que otro proyecto personal.  En cualquier caso, una falta de voluntad y sobre todo generosidad pasmosas, ya no sólo para “sumar” en vez de restar, sino sobre todo para ofrecer a la ciudadanía que todavía se resiste a aceptar el pragmatismo resignado a lo “es lo que hay y nada se puede hacer por cambiar las cosas”, como poco una brizna de esperanza en forma de unidad de toda la izquierda a la izquierda del PSOE.

Y por si no fuera poca ya hostilidad por parte de la derecha española, y otros agentes de la sociedad y la economía identificados siempre con ésta, llega una pandemia que paraliza el mundo y obliga al gobierno de Sánchez a tomar unas medidas excepcionales que son recibidas por parte de la población como un ataque a sus libertades en respuesta a no se sabe muy bien qué agenda oculta para instaurar una hipotética dictadura. Una chaladura que va más allá de los cuatro conspiranoicos de rigor, solo hubo que ver la cantidad de ciudadanos presuntamente normales que no dudaron en salir a la calle para protestar como posesos contra unas medidas que no fueron mucho más diferentes, con todos sus fallos y aciertos, que las que se tomaron en los países de nuestro entorno europeo y democrático. A decir vedad, basta con asomarse a la prensa internacional para corroborar la idea de que el Gobierno de Sánchez no sólo no gestionó la pandemia peor que los demás, como si lo hicieron en cambio Trump y Bolsonaro, incluso siendo susceptibles de haber cometido crímenes de lesa humanidad, sino que fue de los más eficaces de la Unión Europea a pesar del lógico desconcierto y las meteduras de pata de los primeros momentos.

Sin embargo, da igual lo que se diga o los datos que se pongan sobre la mesa, si el adversario político quiere creer que el gobierno de Sánchez fue el que peor gestionó la pandemia del mundo eso y no otra cosa será lo que crea hasta el día del Juicio Final. ¿Por qué? Pues porque hemos resucitado el fantasma de las dos Españas en toda su crudeza y ya nadie está dispuesto a creerse otra cosa que no sea aquella que sirva para reforzar sus convicciones, en especial si esas convicciones son contra otros. Una capa muy amplia de la ciudadanía está absolutamente cerrada en banda a escuchar cualquiera de los argumentos del adversario político, cuando no derivado ya directamente en enemigo a efectos prácticos, y ya solo espera que las urnas sentencien lo que tengan que sentenciar.

¿Cómo hemos llegado a este punto? Pues mucho me temo que no haya tenido que ver, en exclusiva, con las secuelas de la Pandemia, o las de la Guerra de Ucrania que ha provocado una nueva crisis económica como consecuencia de la inflación que desencadenan siempre este tipo de conflictos al trastocarse de sopetón el flujo comercial preestablecido, así como tampoco los errores estratégicos del gobierno de Sánchez, como aquellos relacionados con la gestión de los indultos de los independentistas catalanes y cosas tan inexplicables para el ciudadano del común como la reforma de los delitos de sedición o la rebaja del de malversación cuando no hay lucro personal, así como el escándalo mediático de la puesta en libertad antes de lo previsto de criminales sexuales como consecuencia de la aplicación en virtud de una confusa lógica jurídica de la llamada Ley del sí es sí del ministerio de igualdad de Irene Montero, y a lo que habría que añadir una larga serie de leyes o proyectos de enmienda de estas que son suficientes en sí mismos para exasperar a un número sinfín de colectivos más o menos amplios, desde el de los agricultores cada vez más sometidos a un control administrativo que limita su autonomía por cualquier nadería a las propias feministas que no comulgan con esas otras del ministerio de Igualdad y que han provocado uno de los espectáculos más tristes de los últimos años al evidenciar una división que nunca debía haber existido, sean suficientes para explicar el descalabro electoral que se anuncia para la actual coalición del PSOE y lo que sea que tome el relevo de Unidas Podemos.

De ese modo, convenía con mi hijo mayor hace unos días, durante uno de nuestros paseos vespertinos, que da igual lo mucho de bueno que haya podido hacer el gobierno de Sánchez en algunos campos, ya sea el de la gestión de la pandemia con el objetivo –si conseguido o no eso ya es harina de otro costal, y sobre todo de cómo le haya ido a cada cual- de procurar evitar el desastre económico a cuanta más gente mucho mejor –y sí, dicho lo cual toca reflexionar acerca de cómo habría sido dicha gestión de la pandemia con un gobierno como el M. Rajoy, el de los recortes a lo sálvese quien pueda que ya sabemos que esos siempre serán los mismos, vamos, los nuestros, los mejores situados-, la reforma laboral, la subida del salario medio interprofesional,  incremento de las pensiones  y de los salarios públicos, la supresión del impuesto al sol, medidas a favor del medio ambiente y en especial de las fuentes de energía más ecológicas, o el control más o menos exitoso de la inflación, siquiera ya solo en comparación con el del resto de los países de nuestro entorno inmediato, y así en general la gestión de un escudo social para proteger a los más débiles de lo peor de la pandemia y la crisis económica, porque cuando se impone la sensación de que estamos ante un final de ciclo lo único que parece perdurar en la conciencia del ciudadano medio es todo lo negativo. “La gente se guía única y exclusivamente por las emociones, nunca por la razón”, me decía el chaval con la contundencia típica y casi que sin lugar a réplica de la adolescencia. Y eso poniéndome además como ejemplo el comportamiento de la plebe, es decir, el pueblo llano, durante la época clásica, ya sea en la Atenas de Solón o en la Roma republicana con los Gracos, que por algo lo tenía fresco del último examen de Historia en el insti. Yo le intentaba contrarrestar dicha contundencia con el argumento de que los que de verdad se dejan guiar por las emociones son precisamente aquellos que creen votar de acuerdo con lo que creen los dictados tanto de su sentido común como de sus principios inamovibles. Me refiero, así en general, a todos aquellos que nutren con sus votos eso que se llama el electorado fiel de los partidos y que, por desgracia, conforman el cogollo de cada una de esas dos Españas prácticamente irreconciliables. Sí, porque para hacerlo tendrían que empezar por reconocerse como tales y después aceptar el derecho no solo a existir sino también a disentir del otro. Sin embargo, ese electorado fiel nunca suele ser el que decide unas elecciones, eso lo hace una mayoría dividida ente los que acostumbran a cambiar la orientación de su voto a la menor decepción con el partido al que entregaron su voto en las últimas elecciones, y esos otros que simple y llanamente se abstienen en la convicción de haber sido defraudados por su propia gente.

Así pues, son estos últimos quienes deciden su voto conforme, antes que nada, a un conjunto de sensaciones. Y las sensaciones, es decir, la percepción psíquica de los hechos a través de la capacidad intuitiva de cada cual según su personalidad y sobre todo sus capacidades intelectuales, son las que pueden determinar que se ha llegado a un final de ciclo como el del actual gobierno de izquierdas. Unas sensaciones a las que contribuyen tanto el cansancio de una legislatura que, aun siendo la primera –por lo general los ciclos a los que nos referíamos al principio solían ser de un mínimo de dos legislaturas- y sin haber acabado todavía, ha sido de una aspereza inusitada, si bien no tanto porque durante las anteriores no haya habido errores y contradicciones de igual e incluso peor calado, sino por lo encadenado de estas en un espacio de tiempo tan corto, como que ha sido salir de una pandemia para entrar en una guerra con consecuencias también a escala global y sus correspondientes crisis para la economía, acaso también por cierta contumacia en el error del gobierno de Sánchez, del conjunto o de cada uno de los socios de la coalición, a la hora  de sacar adelante determinados proyectos, así como en la de aplazar otros, a sabiendas de que solo le podían restar votos en una coyuntura sociopolítica cada vez más desfavorable. Todo ello no solo agravado, sino sobre todo sobredimensionado por los verdaderos generadores de sensaciones que son los medios. Y los medios, y en particular la plana mayor de los generalistas de las televisiones, radios y periódicos en papel y buena parte de los digitales, los cuales ya sabemos a servicio de quiénes están en su inmensa mayoría y con muy contadas excepciones, ni más ni menos que de los que los sostienen financieramente y que no son otros que las empresas de IBEX 35, razón por la que siempre trabajarán para que los intereses de estas coincidan con las motivaciones de su línea editorial. El cómo ya lo sabemos, magnificando hasta el ridículo los errores del gobierno, convirtiendo la opinión en información y también extendiendo bulos que desparecen a las pocas semanas cuando son desmentidos y sin que el medio en cuestión rectifique si no se lo imponen judicialmente. A veces llegando incluso ya hasta al ridículo supino como ha hecho recientemente la famosa telepredicadora Ana Rosa Quintana intentando convencer a la legión de fieles que se tragan su programa diario de intoxicación informativa que Pedro Sánchez también es responsable de la bancarrota deSilicon Valley Bank. Todo a mayor gloria del famoso “calumnia que algo queda.

Y vaya si queda, porque lo quieras o no el mensaje va calando gota a gota en el subconsciente de una mayoría de ciudadanos que, con la excepción de aquellos que se molestan en hacer un ejercicio de mínima coherencia intelectual contrastando la información en una época que toda la información posible y además plural está al alcance de cualquiera con solo darle a la tecla del ordenador, el resto se informa de las cosas a través de los medios que tienen más a mano y que son los que son porque así lo ha hecho posible el poderoso caballero don Dinero que decía un tal Quevedo. De modo que si alguno de esos ciudadanos que se mueven a golpe de sensaciones todavía tenía la duda de que el gobierno de Sánchez se dirige de cabeza al desastre en las urnas como consecuencia de una inflación que empobrece a las clases bajas e irrita sobre manera a la clase media que ve en peligro su nivel de vida convencida de que los gobiernos de izquierdas la esquilman con impuestos y grávameles que en muchos casos resultan difíciles de entender si no es desde el simple afán recaudatorio por parte de todas y cada una de las administraciones posibles, ya se encarga la Brunete mediática de la derecha española y las elites económicas a cuyo servicio están, de apuntalar esa sensación de que algo que hay que hacer, y cuanto antes mejor, para enderezar las cosas. Así se genera la sensación generalizada de que toca un cambio de rumbo y que ese solo se puede dar en las urnas. De modo que acaban convenciendo a esa porción del electorado que en su momento también votó a la izquierda con la sensación de que solo esta podía corregir las políticas antisociales del gobierno de un tal M. Rajoy, e incluso dignificar las instituciones tras haber estado en manos de un partido definido por los jueces como una organización criminal, de que ya es hora para que cambie la orientación de su voto entregándoselo a la derecha extrema e incluso a la extrema derecha, eso ya de acuerdo con la rusticidad del discurrir de cada cual. Otro tanto para aquellos que jamás cambiarían la orientación de su voto para dárselo a aquellos que consideran un peligro para su manera de concebir la sociedad, pero que, abrumados por la impresión de que el gobierno de izquierdas en el que tantas esperanzas habían depositado ha acabado decepcionándoles con sus errores y contradicciones –algunas, por citar solo un par de ejemplos, como la del fracaso de la reforma de la llamada Ley Mordaza
tras haberla convertido en una de las banderas para movilizar al electorado que se declara sin complejos de izquierdas, o la cagada monumental de Mónica García, al pretender pedir la dimisión del segundo de Ayuso, Enrique Ossorio, un señorito al que le encanta reírse de los problemas de las clases populares, por estar beneficiándose de una ayuda a las familias que la suya no necesita cuando también la de la líder de Más Madrid está haciendo lo mismo, y que no es otra cosa que quedándose con un dinero de todos que ellos no necesitan- tomarán la decisión de quedarse en casa el día de las elecciones con el único propósito de castigar a los que consideran ideológicamente afines. De ese modo, tanto los unos como los otros lo harán movidos por la sensación de que el estado actual de las cosas es simple y llanamente insostenible porque todo se está derrumbando a nuestro alrededor a pasos agigantados, que no hay tiempo para esperar a que Sánchez, o cualquier otro, dé un golpe de timón con el fin de enderezar las cosas, que no hay tiempo si no queremos caer en un pozo todavía más hondo que aquel en el que nos metió Zapatero con su correspondiente porfía en la negación de la realidad y, si no la mentira pura y dura, sí al menos las medias verdades. Una sensación en contra incluso de lo que puede dictar el sentido común a cualquiera que se pare a pensar un minuto en quiénes están enfrente del actual gobierno de Sánchez, ni más ni menos que el partido declarado por los jueces como una organización criminal con un líder al frente que pasaba su tiempo libre en yate de un amigo narcotraficante, el líder escogido por los suyos para –y aquí, faltaría, sigo con la metáfora náutica- para pilotar a buen puerto la milagrosa y casi instantánea reconversión del PP en un partido honrado. Eso por una parte, porque por la otra, todavía nos encontramos con algo mucho más escalofriante, sí, esa versión actualizada del fascismo español en su versión neoliberalismo darwinista o neofalangismo ultranacionalista, que es el partido que si pudiera aboliría de un plumazo todas las leyes que garantizan todos los avances sociales y laborales de los españoles de los últimos años porque consideran que han sido hechos contra el orden establecido por sus mayores, así como los derechos de las minorías e incluso la organización autonómica del Estado porque para ellos España sólo hay una y no diecisiete.

Eso es lo que nos espera porque la mayoría de los ciudadanos del común no podemos escapar de nuestras sensaciones, son ellas las que condicionan en todo momento nuestra manera de enfrentarnos a la realidad, si bien cada cual lo hace peor o mejor armado intelectual o intuitivamente. ¿De verdad se puede esperar que aquellos que defienden, en una época de crisis como la actual, a los únicos que se están beneficiando de esta, a los especuladores que se enriquecen en todas las crisis, van a gobernar para paliar los abusos de estos sobre la gente del común? De verdad que hay que ser muy crédulo, pero mucho, para creerse el mantra neoliberal, y desmontada por los economistas más serios que se puedan citar, de que si a Amancio Ortega o a Juan Roig les va bien enriqueciéndose todavía más mientras a los demás nos va como el culo con una inflación que nos empobrece a todos por momentos, a ti también te va a ir bien más tarde o más temprano, vamos, como si la razón del aumento de sus beneficios pudiera salpicarte de alguna u otra manera porque tienes la suerte de no ser un simple currela, o sí, en cualquier caso nunca un verdadero muerto de hambre, y sí un pequeño autónomo, perdón, un emprendedor de mierda de acuerdo a la neolengua de los gurús del agorero de turno del neoliberalismo, o un profesional cualificado con un sueldo más o menos decente. Otros no, otros tienen muy clara la orientación de su voto pase lo que pase, algunos incluso desde la cuna, y en el caso de los de derechas la mayoría de las veces siempre en función exclusiva de su cartera y déjate de salvar patrias de ningún tipo o de defender no sé qué valores eternos. De modo que somos los demás los que les seguimos el juego, los que acabamos jugando a favor de sus intereses, cuando nos dejamos llevar por la sensación de estar a merced de un gobierno que se nos presenta, o antoja, como un barco a la deriva, cuando no directo al fondo de mar, si no nos apresuramos a arrebatar el timón al capitán para poner a otro al frente, ya da igual quién, si con verdaderos o mejores conocimientos náuticos o no, si con la intención de llevarnos al puerto que a todos nos gustaría para sentirnos a salvo, o más bien a esos otros como el de los piratas de las costas de Cilicia en la Grecia Antigua, el de la isla de la Tortuga, los de los berberiscos o a cualquier otro por el estilo, quiero decir, de pesadilla. Resumiendo, son las sensaciones, y no la ideología, las que deciden las elecciones; pero, claro, también es verdad que las sensaciones, como todo aquello que responde en lo esencial al presentimiento de cada cual condicionado por lo que intuye a su alrededor y siempre en función de sus propias limitaciones cognitivas, suele o puede llevar a engaño cuando menos te lo esperas.

 

Txema Arinas

Berrozti, 17/03/23