miércoles, 30 de noviembre de 2016

DUDA-MUDATAN




Herrestan, arrastaka, narras, tatarrez, herrestaka,

ñabardurak ñabardura, ezta erraz,
kalekumeok doi-doi ditugu bereizten,
Hortaz, ez dakit nik gaur arratsaldean
umea eroan dudan arrastaka
edo berak ostera herrestan
edo gripeak jota nindoan tatarrez
edo aspaldiko gogo abailduak herrestaka.
Edonola ere heldu naiz etxera narras
eta gauzon inguruan duda-mudatan
halako (E)huskerietan motel betiko lez
eta adimemena beti bezain eskas.

lunes, 28 de noviembre de 2016

LA FE DEL CARBONERO



"Toda dictadura es casta y anti vital; toda manifestación de vida es en sí un enemigo de cualquier régimen dogmático."

Reinaldo Arenas - escritor y exiliado cubano  

La prueba más palmaria de que temas como el de la figura de Castro y su revolución se tratan por algunos como artículos de fe, es que da igual que demuestres a ciertos creyentes lo obvio, que en Cuba no hay libertad de expresión, que se ha encarcelado durante décadas a los opositores, expropiado a todo quisque, perseguido a clérigos, homosexuales o artistas que iban por libre por ser considerados antirrevolucionarios por principio, que son varios millones los que han salido de la isla y no precisamente por capricho. Da absolutamente igual hablar de hechos perfectamente conocidos y probados, de aportar todo tipo de documentación, de citar testimonios de todo tipo, si tu interlocutor tiene ya una idea definida de cuáles son sus querencias no habrá crimen o evidencia que le haga apearse de la fatal atracción del individuo del común por los egolatras redentores con todo su romanticismo mesiánico, será inmune y en especial indiferente a todo lo que no le sirva para apuntalar su fe. De hecho, llegados a ese punto el fan de Castro te sacará los datos de los logros económicos, educativos y sanitarios de la Revolución obviando cosas que jamás obviaría en su casa, a destacar que les ristringieran el acceso a la información, la libertad ya no sólo de expresión, sino de todo tipo. Todo ello pecata minuta para los cubanos siempre y cuando puedan recibir una educación o asistencia sanitaria, mientras tengan donde dormir o qué comer, que son cosas, mira tú por dónde, que los nostálgicos franquistas también aducen para justificar el régimen de su caudillo, pues bien sabido es que durante los años de Franco al final se consiguió superar el hambre de la posguerra, se creó la seguridad social, las bases de un sistema educativo que con el tiempo desterró el analfetismo, y sobre todo se dio el desarrollismo económico de los 60, etc. Eso y que a diferencia de la Cuba de Castro, el franquismo siempre respetó la libertad de comercio y de ahí que el hombre corriente siempre tuviera, dentro de sus posibilidades, la opción de abrir un pequeño comercio e intentar ganarse la vida como le viniera en gana, asunto que por lo que se ve resulta inaceptable para los eternos y porfiados enemigos del comercio como fuente de todo tipo de inequidades, mejor que te decida el Estado por ti desde la cuna hasta la tumba. El caso es que para unos y otros la libertad del individuo, siempre que sea la de los otros, claro está, les parece una bagatela, da miedo en pensar de lo que serían capaces si por lo que fuera tuvieran la oportunidad de establecer en su casa un régimen similar al cubano. En fin, lo que sea con tal de no replantearse unas filias que para algunos parecen vestir muy bien en su biografía, que les da un marchamo de eternos inconformistas, rebeldes o alternativos al sistema en el que viven y que sin ser perfecto, ni justo en su totalidad, al menos les permite expresar sus opiniones sin miedo a acabar en un calabozo por tiempo indefinido y sin garantías procesales algunas, que es lo que sucedía a los disidentes en Cuba.

De cualquier modo, todo esto me trae a la memoria una anécdota familiar que creo haber comentado ya. Mi abuelo materno fue un comunista con carné del partido durante toda su vida, condenado a muerte en el 36 junto con dos de sus hermanos, salvado de la suerte de éstos gracias a la intervención de un pariente de su mujer que casualmente era un cabecilla carlista. El caso es que mi madre siempre recuerda que cuando volvió de Venezuela, donde había pasado tres años trabajando en un taller de costura y entablado amistad con unas compañeras rusas que habían huido de la URSS, un día se le ocurrió espetarle a mi abuelo que la URSS no era el paraíso que él creía, que las rusas le habían contado que la gente allí no era libre y que también pasaban hambre. Aquel fue, mi madre lo recalca siempre, el primer y el último día que mi abuelo le puso la mano encima, en concreto le cruzó la cara de lado a lado. Mi madre no había hecho otra cosa que despotricar contra lo más sagrado delante de un creyente para el que su fe en el comunismo lo era todo, un hombre al que apenas llegué a conocer porque murió siendo yo muy chico y al que mi madre y otros siempre han calificado como la mejor persona que uno podía imaginar y además querido por todos. Pues bien, leyendo estos días muchas de las discusiones de FB acerca de la figura de Castro y su revolución, tengo que confesar que intuyo por doquier gente de buen corazón y mejores intenciones a los que su apego al romanticismo de los revolucionarios en uniforme verde olivo, por no hablar del embeleso inconfesable del macho alfa para muchos, y su necesidad de creer en la existencia de un cielo aquí en la tierra que lo justifique, hace que se comporten con la misma intransigencia hacía los que no comulgan con su credo que la que usaban los puritanos de todas las creencias habidas y por haber a lo largo de la Historia.

sábado, 26 de noviembre de 2016

TINTA BELTZA



Arraindegira joan naiz txipirorien bila
beste behin munduko arrain-saltzailerik zakarrena nire zain
Ez al dituzu apurtxo bat handiagoak?
saldu nahi zidan potarroa.
Berdin dio, eraman ditut txikiak bezain goxoak 

Gero auskalo nola beteko, 
baina zapatu goizean ez dago modurik
arraindegirik arrainegirik joateko alderrai.


Zerbitzatu bitartean Fidel etorri zait gogora
baita umetan gure aitarekin kantatzen genituen kantu iraultzaileak ere,
edota alderdiaren karneta bizi osoan ondo gordeta izan zuen
nire amaren partetiko aitona,
36ean heriotza zigorrera kondenatua
bere emaztearen senide txapelgorri batek salbatu zion bizia,
akabatu zizkioten aldiz bi anaiak.
Gerora gure ama Venezuelara joan zen joskin lanera
bertan ezagutu zituen Errusiatik ihes egindako lankideak
pozik zeuden gure amarekin zeuden beharrean
batez ere euren herriko lantoki sozialistaren aldean.
Hiru urteetara gure ama itzuli zen sorterrira
Orduan aitortu zion bere aitari Sobiet Batasuna
ez zela berak betidanik sinestutako paradisua.
Maiz gogoratzen digu hori izan zela bere aitak belarriondoko bat eman zion lehendabizikoa eta azkena.
Esan dezagun gure amak hautsi ziola gure aitonari fedea

Urteak pasa ahala koskortu nintzen fedegabe,
ez eta txikitako fraileen artean ere,
edota nerabetako lagun iraultzaileekin nenbilenean
Gure etxean gurasoan ez ziren aparteko irakurtatzaleak
baina bagenituen armairuetako apalak liburuz gainezka
oso izen arraroak zituzten. "Contra el revisionismo",
"La lutte de classes en france", "Republicanos españoles del siglo XX", "La "voie tchécoslovaque vers le socialisme" 1945-1948.
Baziren ere Marcuse izeneko filosofari baten zenbait
edota Gasteizko seminarioko "Txistu" izeneko aldizkari ale pila,
bertan irakurri nituen euskarazko aurreneko testoak,
bai, jaun-andreok, nire osabak ziren seminaristak
abade eta txistulari nuen nire aitaren anaia txikia,
nagusia ordea Madrilen irakasle hainbat lekutatik 
kanporatua izandakoan,
euren liburu debekatuak, konprometigarriak omen ziren, 
orduko gazte ikasi gehienek iraultzaileak izan nahi zutenekoak.
familia otorduetan denok batera, eta besteak beste,
kantatzen zutenean
"cubana y cubana es tu gran deber,
enseñar a escribir, enseñar a leer,
estamos en el año de la Revolución
y el pueblo se prepara
para aprender la lección..."

Orduz geroztik gauza pila suertatu dira,
denok koskortu gara,
denok aldatu ziren,
denok ahaztu dugu.
Eta arrain-saltzaileari hirugarren tinta pakete bat 
eskatu diodanean
zimurtu dit sudurra.
Orduan bai, "por el triunfo del proletariado,
que mañana y siembre Cuba vencera..."
etorri zait aho puntara.

SE HA MUERTO FIDEL CASTRO




Se ha muerto Fidel Castro y yo me acabo de levantar con un terrible dolor de espalda.
Debería tener más cuidado con los ejercicios,
cualquier día me ha hago un estropicio.
Se ha muerto Fidel Castro y presiento una catarata de comentarios
a favor y en contra del último dictador comunista de América Latina.
Perdón, me dicen que un tal Ortega y un tal Maduro siguen por ahí haciendo de las suyas.
Se ha muerto Fidel Castro y va a ser un día muy aburrido en las redes entre partidarios y detractores, mitómanos e iconoclastas, los eternos banderizos.
Se ha muerto Fidel Castro y yo tengo que preparar la cena para esta noche y limpiar un poco la casa así por encima.
Se ha muerto Fidel Castro y sí, amigos, adios a uno de los últimos grandes personajes del siglo XX.
Se ha muerto Fidel Castro y por supuesto que no soy indiferente,
yo he crecido con el Comandante, 
como que de pequeño cuando íbamos en el coche de mi padre,
canturreábamos todos juntos:
"Lenín, Martí, Fidel Castro, son los hombres que invitan a pelear.
por el triunfo del proletariado, que mañana y siempre Cuba venceraaaá...".
Se ha muerto Fidel Castro y tampoco me acuerdo mucho de aquella canción, fue hace mucho tiempo, era otra época, muy convulsa, 
quien más quien menos hacía su transición, 
los primeros en cambiar fueron los mayores entonces jóvenes que jugaban a comunistas.
Se ha muerto Fidel Castro y aunque mi viejo nunca fue comunista ni nada por el estilo, en el coche cantábamos canciones revolucionarias que nunca supe dónde y cuándo las había aprendido, aunque tengo mis sospechas.
Se ha muerto Fidel Castro que era un macho alfa que salía en la tele en uniforme verde olivo como recién llegado del campo de hacer su revolución.
Se ha muerto Fidel Castro que era un señor que entonces todo el mundo admiraba porque decía que los tenía bien puestos y le había plantado cara a los americanos.
Se ha muerto Fidel Castro que era algo así como un padre de todos los cubanos con mucho carácter y autoritario hasta decir basta, 
nadie se le subía a las barbas, nadie le podía llevar la contraria, nadie escapaba a su control, nadie se sentia libre en su casa a poco que le diera por pensar por sí mismo
Se ha muerto Fidel Castro y yo hace mucho tiempo que descubrí que era un ególatra que había construido un infierno en su isla a su imagen y semejanza, donde los homosexuales eran perseguidos, el pensamiento se dictaba desde un comité central y los cubanos huían en balsa, o como fuera, para poder ser mayores en una tierra extraña y escribir de lo que habían vivido en el paraíso socialista.
Se ha muerto Fidel Castro y me acuerdo del viaje que hice a Cuba, 
de Nacho el sindicalista al que se le caía la baba delante de un poste del Ché como a tantos ciudadanos del mundo que viven de mitos para arrojárselos a los que no comparten su credo.
Me acuerdo de la anciana pidiendo limosna junto a la Catedral, 
de la tristeza de la juventud en venta a lo largo del Malecón,
de las niñas acompañando a señores entrados en años y dólares en los hoteles de Santiago,
de la devoción impasible al socialismo científico en la iglesia de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre,
de uno de aquellos tremendos paneles publicitarios con la imagen del Comandante en Barbas anunciando la revolución en marcha al paso relantizado de una camioneta abarrotada de camaradas,
de las discusiones etílicas en el bar del Hotel Nacional hasta altas horas de la madrugada y un bailoteo revolucionario hasta la extenuación en un estadio de la ciudad de Matanzas.
Me acuerdo también de la conversación a dos bandas en casa de los parientes de mis primos de Madrid; a un lado el padre, un médico que llevaron a hacer la revolución hasta Angola, un cubano orgulloso de los logros de su Revolución, me regaló una moneda de plata con la efigie del Che y un libro titulado "Con la adarga...", no me acuerdo qué más. 
Un libro donde se recogían sus frases y discursos más famosos, un verdadero tostón de los que de puro desfasado sólo me inspiró grima y eso que no llegué a acabarlo.
Al otro lado estaba la hija y su novio del bigotito, sólo decir que si un CDR hubiera puesto orejas a lo que decían en ese momento y delante de su padre, hoy todavía estarían en una de esas cárceles cubanas a las que han ido a parar durante décadas cientos de cubanos por disentir del relato oficial dictado desde el comité de marras.
En fin, que se ha muerto Fidel Castro que era un gallego que hablaba sin parar durante horas con un acento cubano muy bonito.y yo ya hace tiempo que tenía que haber salido a comprar unos chipirones para ponerlos en salsa negra.

jueves, 24 de noviembre de 2016

NADIE CONOCE A PESSOA




En el mundo que voy a dejar a mis hijos
Nadie tiene ni puta idea de quién era Pessoa.
Les hablo de heterónimos 
y creen que hablo de una enfermedad venérea,
o de un jugador extranjero del Barça o del Madrid,
la última revelación del fútbol brasileño 
o algo así.


¿No habéis oído hablar nunca de Alberto Caeiro?
Ni idea. ¿En qué club juega?
¿Tampoco de Alvaro Campos?
Ese el año que viene está fuera del Madrid
¿Así que de Ricardo Reis mejor ni hablamos?
Demasiados portugueses en el equipo.


Como para explicaros qué es un ortónimo.
¡Ah! Eso sí.
¡No me lo puedo creer! Dichosos mis…
El ortónimo es simbolista y modernista 
por su proipia evanescencia, 
la indefinición y la insatisfacción, 
y por la innovación practicada 
por entre las diversas sendas 
de la formulación del discurso poético
¡Sí, sí, no me lo puedo creer!
Algo así como Cristiano Ronaldo
jugando desde el medio del campo.


Pues eso, señores:
“Ha quanto tempo nâo escrevo um soneto…"
Sí, ya, mejor espera sentado 
a que se te vaya yendo la vida.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

DMTRI SHOSTAKÓVICH Y LOS JUECES




Predilección por aquellos que nunca fueron o no quisieron ser comprendidos; "su reino no era de este mundo... y ni falta que hacía". Dmitri Shostakóvich, un genio en lo suyo y en lo humano un hombre discutido y despreciado por la legión de jueces de un bando y otro durante la guerra fría. Por lo suyos porque dudaban de la sinceridad de su compromiso con la URSS aunque estaba completamente integrado en el sistema, de hecho era su "gran compositor" y hasta miembro del partido, y todo porque de vez en cuando le daba por ir por libre y no cumplía las expectativas que los jerarcas soviéticos habían depositado en él, estoy pensando en la novena sinfonía, éstos esperaban una gran composición patriótica para celebrar la victoria contra los nazis y él les entregó una obra obra ligera, burlona, con ribetes casi que sarcásticos. Y sin embargo anteriormente había compuesto la Séptima o Leningrado y la Octava durante lo más crudo de la guerra proporcionando esa solemnidad tan trágica y/o heroica del gusto del mando soviético, y qué decir de la Onceava donde se recrea en toda la mitología revolucionario de la época. De ese modo, y a pesar de los testimonios cercanos que hablan de un Shostakóvich sumamente crítico con el sistema soviético, a pesar de haber sido represaliado en lo más álgido de la paranoia estalinista por haberse apartado en su praxis artística de la ortodoxia al uso para luego ser rehabilitado a la muerte del Gran Camarada, a pesar incluso de todas las cábalas que los críticos hacen acerca de posibles mensajes ocultos, crípticos, en su obra criticando el sistema, al gran compositor ruso siempre le reprocharon su cobardía por no atreverse a romper con el sistema, por colaborar con él y hasta por dejarse convertir en uno de sus iconos. Sin embargo, y aquí ya entra el juicio personal, Shostakóvich se me antoja simple y llanamente el ejemplo del artista puro y duro, alguien para el que la propia obra lo era todo, esto es, una vida entregada a poder desarrollar su arte bajo las condiciones que fueran siempre y cuando pudiera disponer de un resquicio de libertad creativa para dar rienda suelta a su genio. Por eso creó casi que por encargo, qué importa sin por convicción o conveniencia, y también lo hizo a contracorriente arriesgando mucho más de lo que probablemente habría estado dispuesto. Nunca quiso abandonar Rusia, probablemente si lo hubiera hecho jamás habría sido el genio que fue porque gran parte de su inspiración estaba estrechamente ligada al país en el que había nacido y de cuyas fuentes beben sus obras en unión de las grandes obras de otros genios. Shostakóvich no tenía otro horizonte que su música y por eso lo supeditó todo a poder seguir componiendo allí donde era feliz con los suyos. Que eso le convierta en un cobarde, en un traidor incluso a sus supuestos propios principios, incluso en un colaborador de la tiranía soviética, pues qué se le va hacer. Su música, desde luego, no fue responsable, ni siquiera cómplice, de los gulags, las hambrunas provocadas o el final fatal de muchos otros creadores que sí se rebelaron o fueron silenciados por las autoridades soviéticas. Su música, como toda obra artística, sólo se justifica a sí misma, lo contrario es dar crédito al pujo inquisidor de los puritanos obsesionados con la pureza política, moral o ética del prójimo, los mismos que en el caso de que Shostakóvich hubiera nacido en nuestra época ya lo habrían juzgado y sentenciado como un indeseable por rijoso dado su facilidad para enamorarse de sus alumnas hasta los últimos años de su vida.

martes, 22 de noviembre de 2016

EGUNEROKO SEXOEN ARTEKO MIKROBORROKAREN BERRIAK EDO:



Gaur goizean informatikaria etxean nuela hitz aspertu batzuk egin ditugu eta zer moduz aspalditik bizi zen Oviedo inguruko herrixkan galdetzerakoan bere neskalagunarekin apurtu eta gero gaur Oviedo erdialdean bakarrik bizi zela kontatu dit. Gerora, informatikaria joandakoan, nire emaztearen ordenagailu eramangarriaren bateria aldatzeko esatea ahaztu zaidala konturatu naiz. Atoan hots egin behar izan diot.

-Barkaizkidazu eragozpenak, P, baina ahaztu zait bateriarena eta ez dut nire emazteak ni akabatzea nahi.

-Lasai, motel, ulertzen dizut, noski baietz, niri esango! Zuk esaiozu eskatu nizula bateria etxean gordetzeko badaezpada nik beste berri bat bilatu bitartean..

Ulertzen zidala? Ze ba? Auskalo, baina ez dakit nik zergatik ia oharkabean elkarlotu dudan gaur goizeko pasadizu txatxu batekin. Etxeko atarian neskatila bat sartzear zegoen ni heldu naizenean. Orduan, agur esan diodanean berak ez dit tutik ere erantzun, areago nire bat-bateko presentziak edo aztoratuta begitandu zait. Gauzak horrela, nire aurretik pasatzeko eskatu diodanean ez adituarena egin du, nik bere ipurdia lasai askoan eta adurretan ikusteko eskatu banio bezala edo, hau da, ni bezalako astapotro lizun pederastagai batengandik besterik espero ezingo balu bezala.

"Adán eta Eva", Rafael Sanzio (1483-1520)

lunes, 21 de noviembre de 2016

LOS NUEVOS INQUISIDORES



No simpatizo con el PNV porque que mi sensibilidad política va por otros derroteros, y de hecho cada vez se me antoja más la versión local del PRI mexicano salvando las distancias. Tampoco me gustan las novelas de Kirmen Uribe. Creo haberlo expresado incluso en un artículo del BERRIA. A decir verdad, todo lo que representa Uribe en literatura me es extraño e incluso hostil, como que, dejando a un lado las implicaciones comerciales de su fulgurante y mediático éxito, soy incapaz de pensar en su obra sin que me venga a la cabeza la palabra vasca “mengela” que yo traduzco muy libremente como “melifluo”. Ahora bien, cuando el sábado leí la reseña que José Carlos Mainer hizo en Babelia del último libro de Kirmen Uribe, “La Hora de despertarnos juntos”, y que iba acompañada con de titular como “… una novela atractiva y blanda que idealiza el nacionalismo vasco”, algo chirrió en mi interior. Y en efecto, lees la reseña entera y en seguida concluyes que, a falta de argumentos de peso, lo que el crítico le reprocha a Uribe es que sus protagonistas sean nacionalistas vascos. Como que hasta se toma la libertad de recordarle a Uribe que podía haber elegido a otros personajes de la misma época que no lo eran “no todo fue aquel mundo que compartía un ideal nacionalista, escuchaba la música de Guridi y también la de Ravel, que admiraba…“ Faltaría, señor Mainer, faltaría que todos lo hubieran sido. ¿De verdad cree que Uribe no lo sabe? Pero el caso, señor Mainer, es que Uribe ha querido escribir una historia cuyos protagonistas sí son nacionalistas vascos. ¿Tanto le molesta, no tiene derecho a hacerlo? Pues parece que sí, parece que, dejando a un lado las virtudes literarias o no de la novela de Uribe, lo que se le atraganta al crítico de Babelia es que los protas de la novela sean nacionalistas vascos y no precisamente para fustigarlos por ello como si fueran demonios con rabo tal y como parece ser la consigna, yo diría que hasta la línea editorial de su periódico, desde hace ya mucho tiempo. En efecto, los nacionalistas vascos, o periféricos en general, no pueden concurrir en el panorama literario español como personajes con virtudes y menos aún como héroes de su época por lo que sea que hicieran a favor de otros. Los nacionalistas periféricos deben ser malos por principio, y ya no sólo porque quieran romper España, los que tienen como prioridad romperla, claro, sino incluso nada más que por concebir esa España de un modo distinto al oficial, esto es, por atreverse a hablar de ella como un ente plurinacional; ¡blasfemia, blasfemia! Existe una idea de España como unidad de destino en lo universal, en su pasado y presente, directamente heredada del amago de revolución liberal que sucedió al Antiguo Régimen de los Borbones, y que, a semejanza de los estados de su entorno, tendía a la homogenización sociocultural de su territorio como pieza angular de la nación española. Todo lo demás, todo particularismo o reivindicación territorial, o se eliminaba a las bravas o se despreciaba. Con todo, ese nacionalismo español homogeneizador alrededor de lo castellano nunca consiguió someter del todo a los pueblos periféricos con lengua, cultura e incluso tradición política propias, de modo que surgieron los nacionalismos periféricos como respuesta. La praxis de esos nacionalismos periféricos ha sido muy variada, desde el enfrentamiento directo y violento con el poder central al colaboracionismo o pactismo. Sin embargo, es lugar común que todo nacionalismo responde en esencia a una fe en la nación muy semejante a la religiosa, casi como si el sentimiento nacional fuera un sustituto del religioso. Y claro, basta reparar en la tradición religiosa española, donde el catolicismo español siempre ha destacado muy su intransigencia y en especial por su rechazo y persecución del resto de credos, para percibir que el rechazo que suscitan los nacionalistas periféricos en muchos españoles es semejante, si no idéntico, al que los cristianos viejos de entonces, los buenos cristianos como hoy los buenos españoles que asumen una determinada y monolítica idea de España como un artículo de fe, sentían hacia moros, judíos, herejes y sobre todo conversos. No hay lugar para los matices en esto de los nacionalismos, no puede haberlo porque al igual que antaño, reconocer al moro, judío, hereje o converso, sería como reconocer que la visión que se tiene de la vida no es la única y sobre todo la correcta, que puede haber otras. Por eso impera lo de al enemigo ni agua, no puede haber sólo adversarios, el que cuestiona España como nación, la nación de Pelayo, los Reyes Católicos, los Austrias y demás mandanga propagandística al estilo de toda mitología nacionalista auto-justificadora que se precie, no merece otra consideración que la que les depararon en su tiempo a los españoles moros, judíos, herejes y sobre todo conversos cuando cuestionaban con su sola existencia la homogeneidad religiosa de entonces. Cualquier concesión al contrario es una derrota por principio, por eso hay que anatematizarlo a toda costa y en cualquier momento, o lo que es lo mismo, rechazar de plano que, independientemente de sus ideas, hay y ha habido nacionalistas que han sido y son, no sólo buenas personas, sino también extraordinarias por las razones que sean. Pero claro, para evitar que el cristiano viejo de nuestros días dude de tal precepto, que pueda llegar a aparcar incluso por un momento su fe del carbonero en la nación única e indivisible y considerar a un nacionalista periférico, a un creyente de otro credo, como un semejante y además digno de consideración por sus actos, tenemos a las cabezas ilustres de la patria única e indivisible elevados a la categoría de inquisidores generales al modo de Savater desde su púlpito en el mismo periódico del señor Mainer, para repartir anatemas a diestro y siniestro de buen o mal español/ciudadano y que nadie ose cuestionar el precepto por el que todo nacionalista no español, y estos en sus dos versiones, en la convencida y orgullosa del tipo derecha rojigualda a tope, o en esa otra vergonzante de autotitulados constitucionalistas incluso con pujos cosmopolitas y algo de izquierdas siempre y cuando España no se rompa…, merece la hoguera sólo por serlo cual moro, judío, hereje o converso. Y como es así como se sustenta el pensamiento políticamente correcto en el Reino de las Españas, con sambenitos y lugares comunes al por mayor, entre los cristianos viejos, servidor no deja de maravillarse cuando viniendo de uno de esos territorios en los que los cristianos viejos son minoría, observa que todo lo relacionado con el mundo, la cultura, la lengua, la sociedad, de esos nuevos moros, judíos, herejes o conversos, suscita un rechazo visceral, irracional, de gente que incapaz de separar lo político del resto, de valorar las cosas en su justa mirada, de reconocer nada al otro, que ni siquiera repara en si aquello que rechaza merece su rechazo porque para qué, si viene de moro, judío, hereje o converso... Eso es lo que tenemos una vez más en este Reino de las Españas, una nueva inquisición que no sabe de matices, que los desdeña e incluso persigue, que aborrece una vez más del debate y sobre todo del pacto, que está convencida de que o somete o muere porque no puede haber término medio, cifra su supervivencia en imponer a toda costa una ortodoxia en detrimento de cualquier intento de llegar a un acuerdo con el otro. 


Entretanto ya se sabe, el señor Mainer lo tiene muy claro, si el prota es una nacionalista vasco digno de admiración entonces la novela cojea, falla, y eso hay que decirlo en Babelia aunque en Babelia no se suelan decir estas cosas de libros de determinadas editoriales grandes por muy malos que sean, que ya hemos tenido más de un problema por hacer de críticos en serio. Sin embargo, si de lo que se trata es de generalizar lo peor de ese nacionalismo sin matiz alguno, entonces nos encontramos ante un novelón, un clásico, manual para extraños que quieran adentrarse en los entresijos de la realidad en cuestión, sí, al estilo de la crítica que el mismo Mainer hizo de Patria de Aramburu. Esa sí que le gustó, cómo no, allí todo está en blanco y negro, los malos y los buenos como mandan los cánones, esto es, cuando más nacionalista peor persona y así. Una idea que cada día percibo más extendida entre las personas hasta con buenas intenciones, las que por desgracia acaban bailando al son que les marcan otros; pero que, vuelvo al principio, no puede sino chirriar, ofender incluso, a los que, sin comulgar con el nacionalismo, al menos no en todo o siquiera no en lo esencial, hemos nacido y crecido en un país donde los nacionalistas son nuestros parientes, amigos, vecinos, personas como nosotros.

domingo, 20 de noviembre de 2016

LA NARCOLITERATURA A AMBOS LADOS DEL OCÉNANO


(artículo publicado en SOLO NOVELA NEGRA: http://solonovelanegra.com/la-narcoliteratura-a-ambos-lados-del-oceano/)

La visión de la excelente serie televisiva “Narcos”, en la que se cuenta la vida y obra, por decirlo de algún modo, del narcotraficante colombiano Pablo Escobar, me ha hecho revisar la bibliografía al respecto. De entre los libros de casa sólo he encontrado dos que traten a fondo el tema del narcotráfico en nuestra América, sí, la que habla como nosotros. El primer libro es Historia de un secuestro (1996) de Gabriel García Márquez, el cual no sólo no es una novela negra,  ni siquiera una novela al uso, sino más bien un largo reportaje periodístico donde el premio Nobel relata las negociaciones con el presidente César Gaviria para terminar con el tratado de extradición de narcos colombianos a los Estados Unidos. García Márquez no solo relata el cautiverio, sino también el movimiento desesperado de sus familiares para lograr la libertad y las turbulencias políticas que éste acarrea. Hojeando el libro y repasando las notas hechas en su momento sobre las hojas, sospecho que los guionistas de “Narcos” lo han tenido muy en cuenta, pues el libro, como era esperar de un literato de la talla de García Márquez, va mucho más allá del simple relato de los sucesos, de hecho hay un verdadero retrato de personajes que es precisamente lo que hace tan buena la serie en cuestión más allá de su recreación de ambientes y la credibilidad, cuando no crudeza, de sus escenas de acción. El segundo libro es Balas de Plata (2008), perteneciente a la Saga del Detective Edgar, “El Zurdo”, Mendieta del muy notorio escritor Elmer Mendoza. La saga se completa con otros dos títulos, La Prueba del Ácido (2010) y Nombre de Perro (2012). Son novelas negras al estilo más clásico, esto es, se trata de historias que parten como investigación de un asesinato, el cual llevará a su investigador a adentrarse en los entresijos de narcotráfico mexicano y todo lo que rodea a éste. También podría mencionar la famosa y deliciosa Virgen de los Sicarios (1994) de uno de mis escritores predilectos, Fernández Vallejo; pero, aunque habla de los sicarios a las órdenes de los narcos y está ambientada en el Medellín de la época más dura bajo la égida de estos, me resisto a enmarcarla dentro del género negro porque la considero una joyita esencialmente literaria antes que otra cosa. También debemos mencionar varias novelas destacadas sobre el tema como El Ruido de las Cosas al Caer de Juan Gabriel Vásquez, El Poder del Perro de Don Winslow, y por supuesto que La Reina del Sur de Arturo Pérez Reverte. Hablamos de clásicos de eso que han dado en llamar narcoliteratura, y que yo todavía dudo calificar como un subgénero de la novela negra o un género aparte. Mi duda estriba en el hecho de que la narcoliteratura trasciende lo  estrictamente criminal y se convierte en realidad en un retrato sociológico y de época de todo un país e incluso de un continente. Qué otra cosa si no podemos decir de todo lo escritor alrededor del personaje de Pablo Escobar, un capo de la droga cuya actividad  criminal llegó a poner en jaque a todo un estado como el colombiano, que trascendió incluso lo exclusivamente criminal para convertirse en un fenómeno político, me atrevería a decir que casi épico, siquiera desde el momento en el que Escobar es rechazado por la casta oligárquica que gobierna el país como político al uso y su pulso criminal contra el Estado, con el terrorismo como principal baza, se convierte más en una venganza personal que en una estrategia para poner a salvo su persona y sus intereses crematísticos. La actividad criminal de Pablo Escobar adquiere tal magnitud en su país que condiciona varias décadas de su Historia; todo parece girar alrededor de Pablo Escobar, a destacar la incapacidad del Estado Colombiano para detenerlo, neutralizarlo, y, en cambio, en la capacidad de éste para salirse siempre con la suya, y casi siempre del modo más letal e ignominioso para sus enemigos, hasta el desenlace final. De ese modo, la figura de Pablo Escobar acaba siendo, o bien un trasunto de Robin Hood para la minoría que se beneficia de su generosidad, así como para aquellos que idealizan en exceso su lucha contra un Estado que consideran ilegítimo por oligárquico y corrupto, o bien un monstruo de mil tentáculos que se adueña durante años de la libertad de la mayoría de los colombianos decentes y arrebata vidas humanas como quien pisa hormigas. Y por eso mismo también nos encontramos con un personaje cuya biografía nos remite más al relato histórico-sociológico que al puramente negro o policial. Otro tanto podríamos decir de los cárteles de la droga mexicanos que en esencia constituyen algo así como pequeños estados paralelos al oficial en sus respectivos territorios.

¿Y qué tenemos a nuestro lado del océano, quiénes y cómo son nuestros narcos, existe o ha existido un remedo español de Pablo Escobar? Pues, si dejamos a un lado los narcos del Estrecho, cuya actividad no parece haber adquirido ni de lejos las dimensiones criminales que nos ocupan, tenemos que trasladarnos irremediablemente hasta Galicia. Son tres las figuras más conocidas, populares, siquiera ya sólo mediáticas, que encontramos en la historia del narcotráfico gallego: Sito Miñanco, Luareano Oubiña y la esposa de éste, Esther Lago, en opinión de muchos en único cerebro en el sentido literal del término. En cualquier caso, y dejando a un lado a Esher Lago siempre a la sombra y probablemente la más parecida a Escobar en cuanto a inteligencia criminal, de cara a la opinión pública, esto es, los que de verdad han trascendido al imaginario popular, son dos jefes del narco gallego con personalidades muy dispares pero trayectorias paralelas. Los dos venían de lo más humilde de la sociedad gallega al igual que Escobar de la suya, los dos se enriquecieron de una forma vertiginosa y obscena en poco tiempo gracias al tráfico de cocaína, y los dos acabaron con sus huesos en la cárcel tras ser detenidos en las dos operaciones judiciales más celebradas contra el narcotráfico en España: Operación Ocaso y Nécora. Sin embargo, en el vano intento de trazar vidas paralelas entre que las de estos dos capos gallegos y la de Pablo Escobar, nos aparecen dos personajes cuya influencia nunca traspasa el entorno de las Rías Bajas donde se desarrolla su actividad criminal y más en concreto las comarcas de las que eran originarios. Allí sí que son los reyes del mambo, lo controlan todo o al menos lo intentan. Incluso caen en la tentación de aprovechar su dinero, o el respeto que infunden, para darse baños de populismo al estilo de lo que hizo Sito Miñanco comprando el club de fútbol de su pueblo, el Juventud Cambados, el cual consigue aupar a Segunda División. Pero poco más allá, y desde luego que años luz de lo que hizo Escobar en su Medellín para granjearse la fidelidad ciega de una buena parte de la población del departamento de Antioquía financiando escuelas, hospitales o ejerciendo la beneficencia entre sus paisanos más necesitados. Los gallegos ni siquiera llegan a competir con el colombiano en cuanto a ostentación de su riqueza y sobre todo del mal gusto. Y eso aunque lo intentan, el ejemplo más claro el de Oubiña con su famoso pazo de Bayón y otras propiedades donde lo que destaca es lo poco que ayuda el dinero a disimular el pelo de la estepa cuando eso es lo único que se tiene. Sin embargo, y pese al empeño de ambos por blanquearse una vez situados en lo más alto de su sociedad inmediata, ninguno de estos dos jefes del narco gallego llegó nunca a influir en el devenir del país, ni en el de Galicia, y mucho menos en el del conjunto de España, como lo hizo Escobar en el de Colombia. Así pues, las vidas y obras de Sito y Laureano pertenecen en exclusiva al más puro género negro: no pasan de ser unos criminales cuyas actividades les conducen inexorablemente, si bien que más tarde de lo deseado, a la cárcel.

Siendo así no es de extrañar que la novela negra gallega tenga un filón donde acudir en búsqueda de historias. Da igual que las referencias al narco gallego sean de refilón, de fondo, como en las exitosas novelas de Domingo Villar con su inspector Leo Caldas, o directas como en las novelas del escritor y periodista Carlos Gonzáles Reigosa,  O misterio do barco perdido (1988), A guerra do tabaco (1996), Narcos (2001) e Intramundi (2002). También tenemos trabajos sobre el narco que mezclan la ficción con la realidad, aunque hay que decir que se impone esta última al estilo del libro de García Márquez, como la novela Fariña (2015) del periodista Nacho Carretero. Y, a pesar de que reconozco mi incapacidad para estar al tanto de todas las novelas negras que se publican, y por supuesto que muy buenas, respecto al tema, quiero destacar, tanto por la calidad literaria de su autor como por la trascendencia que la novela ha tenido, Todo es Silencio (2010) del muy acreditado escritor Manuel Ribas. Hablamos de una novela que describe las redes del narcotráfico y la influencia social que conlleva en un país como Galicia. Además, se trata de una novela que una vez más abre el debate acerca de lo que es novela negra y qué no. Porque Todo es Silencio no tiene la apariencia de una novela negra al uso, tampoco su autor puede ser catalogado como escritor de género, ni siquiera de excursionista en éste, y aun así, puede que la forma no sea la de una novela negra, pero el fondo en cambio no puede ser más negro. Siendo así, y aunque sólo sea para destacar los aspectos que la acercan al más puro género negro, creo que Todo es Silencio merecería una reseña en condiciones en este mismo medio.

Txema Arinas

Oviedo, 2016/11/15

domingo, 13 de noviembre de 2016

DOMEKA





Zelakoak dira zure etxetik urten bako domekak?

Kontuan hartuta eguneko zeregin bakarra sukaldekoa dena,
Esan daigun patxadatik enpatxorakoak direla.
Eta ez al duzu gurago eguna igaro zure emaztearen...
Ez, horiek oso bestelako enpatxoak dira eta.

jueves, 10 de noviembre de 2016

MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA


                

Estaba sentando junto a la barra con un vaso de vino como única compañía. Yo me giré atraído por la bulla que de repente me había hecho apartar la vista del periódico. Pensé que era el volumen de la tele, que se había disparado o algo por el estilo. Pero no, era la música o lo que fuera aquello que salía del altavoz de su móvil.

-¿Gústate? -pregunta a la camarera por una tonada asturiana que salía de su smartphone.



-Pero cómo te puede gustar eso, de verdad, es para dormirse -le responde, desabrida, la camarera mientras se dirige hacia el otro extremo de la barra para atender un cliente.



-¿Y esta? -insiste el hombre, unos cuarenta tacos calculo yo, tras recuperarse del chasco y buscar a toda velocidad otra canción que pudiera ser del gusto de la camarera.



-¿Einn! ¿El "No puedo dejar de pensar en ti" de Pandora? ¿No me la estarás dedicando? -responde ella, burlona, cortante.



-¿Y si fuera así? -se envalentona él.



-Pues te diría que es una pura horterada -le suelta ella a modo de sopapo en todos los morros para volver a alejarse sobre su pasarela hacia el otro lado de la barra.



-Ya veo, tu yes más del Iglesias. Seguro que ésta gústate más porque ye más moderno y así -le replica él en cuanto la camarera vuelve a pasar delante de él-. Escucha, escucha -insiste él como si estuvieran solos en la cafetería y el "Si tú te vas" de Enriquito no fuera una de esas canciones capaces de convertir a cualquiera en un asesino de masas.



-¡Por favor, qué "mestascontando", el puto Iglesias! ¿De verdad? En serio, estás hecho un hortera.



-¿Entons, qué coño gústate a ti? -se atreve a preguntar él subiendo ligeramente el tono.



-A mí ponme reaggeton a todo volumen, al Dadee Yamkee, Malum, Ozuma y toda esa peña. A mí me tienes que hacer bailar como una perra, si no la llevas claro conmigo.


Y he ahí que veo al chaval, apurando su último trago de vino antes de sumergirse de nuevo en su smartphone en búsqueda del temazo que haga bailar como una perra a la camarera.

-"Sube, sube, que vamo, que vamo, que vamo para la gozadera, cómo eres, dame una vueltita otra vez, tú la ves, cómo hace lo suyo, cómo es, es tan peligrosa, con las curvas vanidosa, que se cae la casa, terremoto, que mueva todo lo que tiene, vamo a ver cómo lo sostiene, te pone bien loca cuando a ti te toca, tú no bailas como yo, cómo es..."

Pues eso, que no son buenos tiempos para la lírica, y todavía menos para los románticos solitarios que babean a las camareras por las tardes junto a la barra de una cafetería.

lunes, 7 de noviembre de 2016

DE MASAS




Cuando éramos jóvenes, incluso críos, eso que llaman fenómenos de masas de la música española eran las giras que hacían el Miguel Ríos, el Victor Manuel y Ana Belén, Sabina, Mecano, puede que también El Último de la Fila, Loquillo, Los Rodríguez y a saber cuántos más. En mi entorno, y con la excepción de Sabina por su carisma poético y golferas, renegábamos de todos ellos como Luis Enrique de su pasado madridista. Simplemente no eran de nuestro rollo, más tirando al rock-punk y/o alternativo, con ínfulas socio-políticas y así, tipo The Clash, Stiff Little Fingers o el postureo macarra con algo de lírica de los Ramones, y por supuestísimo que la mayor parte de lo que se hacía en casa: Hertzainak, La Polla, Eskorbuto, Tijuana, Potato, Barricada y en ese plan tan "alegre y combativo". Eso en cuando a los gustos de la manada, que ya luego a otros en privado y en plan exquisito nos daba por escuchar mucho dinosaurio del blues, las grandes reinonas del soul, el ska de los Specials o Madness, el reaggae del Marley, UB40, Taj Mahal, algún ratito a lo Frank Zappa, y mucha, mucho rock-pop british de los sesenta y setenta, The Who, The Kinks, Small Faces, The Jam y todo lo que hizo después el Waller y mucho de lo que se hacía en vernáculo, confieso haber tenido discos de Itoitz... Pero la música española, con las contadas excepciones de Siniestro Total, el rock urbano y poco más, simple y llanamente nos daba por culo, casi que la música de la metrópoli, enésimo ejemplo de asimilación cultural y bla, bla, bla. Vamos, la mandanga de los años mozos, convulsos, de humo de diversas procedencias. Un rechazo que, sí, era fruto tanto de nuestro cacao mental de entonces como de la convicción de que lo que triunfaba en aquella España de los 80-90, lo que congregaba masas ingentes de jovenzuelos sin conciencia política ni espíritu rebelde alguno, sonaba esencialmente a rancio, relamido, repulsivamente convencional y hasta alienante, casi que subvencionado por el ministerio del Interior o por el estilo. Ya luego con el tiempo te das cuenta de que también había verdaderos artistas entre los que entonces rompían la pana, que se decía, siquiera por alguno de los creadores de temas que han dado en míticos y que todo cristo puede tararear con un par de cervezas encima. El resto simplemente ha pasado al más absoluto de los olvidos porque la calidad musical era ínfima y las letras como para echarse a llorar por puro grimosas. Pues bien, qué decir, pensar, sentenciar, acerca de la música española para masas, que se dice, que de cualquier otro tipo o género existen verdaderos artistazos que mal que bien van sacando una carrera adelante y haciéndose trabajo tras trabajo su cohorte de fieles hasta la muerte, cuando sabes que hoy en día lo más parecido a aquellos conciertazos de las estrellas en la cresta de la ola (pienso en la gira de Miguel Rios "El rock de una noche de verano" con Luz Casal y Leño como teloneros o los llenazos en Las Ventas de Sabina), son las verbenas por todo lo alto de los chicos de la primera edición de OT. Algo así como si de lo popular, pero con calidad y verdadero oficio e incluso arte, se hubiera pasado directamente y por la vía del karaoke y la ramplonería musical más absoluta y premeditada, a lo populachero.

UDAZKEN BERANTIARRA






Udazkeneko edertasun izugarria,

urteen joanaren minsorra.
Zuhaitz artean galdutako basoa,
Orbelean dautzan amets eta une goxoak.
Noizbait beste inor izan gineko akordua.
Ainubean asmatu genuen orain gogorra.
Azken udan sumatutako huts lazgarria.

jueves, 3 de noviembre de 2016

UN CHIGRE PARA IR AL TIGRE




Como soy un fan incondicional de las crónicas o reportajes gastronómicos del amigo Josema Azpeitia, verdadera pornografía para los sentidos en el mejor de estos, y coincidiendo que hoy te tenido que comer fuera con mis dos retoños, me he dicho que voy a rendirle un homenaje al chaval con una crítica antigastronómica.

Vamos a decirle Casa Hostias, un chigre de barrio como tantos en Oviedo, esto es, donde se sirve comida tradicional asturiana y se sirve/echa sidra para distinguirlo de otros establecimientos hosteleros. Acudimos al chigre en cuestión porque nos queda al lado de la pelu donde tenemos cita y porque los nenes tenían antojo de cachopo. No espero nada del otro mundo, si eso y como mínimo que la comida, por ser tradicional, sea de la que hace que la gente del barrio se anime a dejar sus cuartos los fines de semana sin acudir al centro. Se trata, en efecto, de un establecimiento sencillo, popular, pequeño, estética probablemente idéntica a la que tenía el mismo día que se inauguró el local; creo que en las paredes colgaban carteles hasta de cuando el Oviedo estuvo en Primera, allá por el Pleistoceno. Eso y la encantadora semi penumbra de estos chigres sin otro propósito inconfesable que ocultar lo máximo posible la mierdecilla acumulada tras décadas de limpiar lo justo, por encima y a toda hostia, a saber si con la misma bayeta ya como para servir de brazalete de luto. En todo caso, y esto siendo generosos, un local casta como pocos al estilo de los que se pueden encontrar en casi todas las calles del extrarradio de la capital asturiana, y en los que me da a mí que grado de casticidad es directamente proporcional a la capa de grasa que cubre gran parte del mobiliario.

Vamos con el tiempo justo y como el camarero se demora en la barra sin decidirse a apartar la vista del televisor que cuelga sobre la entrada, servidor ya empieza a ponerse un poco nervioso. Luego cuando se para a nuestro lado soy yo el que tiene que ponerle al corriente del motivo porque hemos recalado en su establecimiento dado que el tipo aparenta haberse quedado completamente en blanco, vamos, que no acierta a adivinar que hace un tipo maduro con dos críos sentado a una de las mesas del antro en el que sirve sidra desde la barra a su parroquia de inveterados chigreros. Una ensalada de tomate y un cachopo para los tres, sidra y agua. Temo haber cortocircuiteado al hombre porque hace el gesto con las palmas de la mano para pedirme que vaya despacio, piano, piano, ho, que no tiene costumbre, lo estoy estresando. Repito la comanda y el tipo desaparece dejando huérfanos un rato largo de culines de sidra a la parroquia junto a la barra. A partir de ese momento el tiempo transcurre con la misma lentitud que suele hacerlo cuando tienes comida en casa de tus suegros y quieres llegar pronto a la tuya para ponerte a tus cosas o cualquier otra cosa por el estilo. Empiezo a temer que nos vayan a tener que cortar el pelo con la boca todavía llena y masticando.

La ensalada de tomate consta de la insipidez de un producto de supermercado barato, unas anchoillas de esas para envenenar a un tipo con problemas de tensión como un servidor, y unos espárragos reguleros. No está nada mal, no. Abordo la ensalada con la ayuda de una sidra de esas por las que digo que prefiero mil veces antes la guipuzcoana. Sidra a temperatura ambiente, calentorra y con la acidez que parece arañar el vaso cuando golpea sobre el cristal. Total, si nadie se queja y por muy ácida y trasegada que sepa luego sale a cuatro perras porque el llagar de turno ha tirado los precios para intentar competir con la concentración comercial que desde hace tiempo está sufriendo el sector en manos de cuatro o cinco grandes "llagares".
Por fin llega el cachopo, el plato estrella del local a decir de la insistencia con la que el camarero nos lo ha vendido como si el resto de la carta fuera de relleno y poco más, que era preguntar por cualquier otra cosa y poner cara de: "amigo, no hay, eso sólo es literatura..." Uno para tres porque servidor no tiene ganas de "empapuzarse" (palabro de mi señora que ya luego si eso miro de dónde viene y qué significa de verdad) y tirarse toda la tarde en plan embaraza de nueve meses. El primer contacto visual no puede ser más descorazonador. El rebozado luce un tono grisáceo en lugar del dorado esperado, el cual no es sino la evidencia de que ha sido frito sobre un aceite que bien podía haber sido el mismo con el que frieron a San Juan en el caldero. No es una cuestión baladí, no, porque ya sabemos todos que la comida entra primero por la vista y luego por la boca. Luego hay que reconocer que la carne estaba en su punto, tierna, que el jamón serrano de relleno era fino y fresco, y el queso uno suave de los Oscos. El único reparo es también estético, pues el queso derretido mezclado con la grasita del aceite con el que frieron al apóstol Juan da como resultado un juguillo oscuro que apetitoso, apetitoso, pues como el aceite del coche y por el estilo.

Y ya a los postres, que no había, o no sabía, o vete a saber porque, hay que joderse, de nuevo que se le saltan los plomos al camarero. Al final, todo azorado por las caras de pasmo que le ponemos, que como mucho tarta de helado. ¿Que cuál o de qué? Tampoco tenía constancia. De vainilla y chocolate, responde tras dudarlo mucho. Mi canijo se anima y el figura le trae un trozo de tarta Contesa, y no precisamente en su mejor estado si reparamos en el dibujo de la capa de chocolate o el de los flecos de nata. Eso y que a saber qué entenderá este hombre por vainilla. Pero bueno, ya nos vamos, la cuenta, y de nuevo a esperar una pequeña eternidad, que si la cuenta no le sale, coge una calculadora o la hago yo a ojo, vamos, que nos vamos. En fin, uno de esos sitios castizos por no decir castigadores, ideal para recomendar al vecino o compañero de trabajo que, por lo que sea, tienes atravesado.

*Martirio de san Juan Evangelista, de Martín Gómez el Viejo.