martes, 7 de mayo de 2019

ESA GENTE HORRIBLE




Que estamos rodeados de gente bruta, zafia, básica, cuando no de verdaderos hijos de puta, no hay ninguna duda. Los va a haber siempre y el problema es sólo una cuestión de porcentaje. En eso pensaba este mediodía mientras conducía hacia el cole del enano y veía cómo un fulano cruzaba por donde le salía de los huevos provocando el frenazo del coche que iba delante del mío, y lejos de disculparse iba y le hacía una peineta al conductor por haberle pitado.

Y también lo recordaba hace un rato saliendo del portal con el canijo cuando, tras abrirle la puerta a un vecino que venía de la calle, éste pasaba delante de nosotros sin darnos, no ya las gracias, sino un miserable y breve "buenas tardes." Y lo pensaba, porque servidor es tan sentidooo..., mientras echaba azúcar al café en la terraza donde espero a que el pequeño salga de su clase, cuando de repente me sobresalto porque suena a todo volumen una melodía horrible de esas de moda en el móvil de una pava que, lejos de apagarlo, deja que suene un rato largo antes de contestar para ponerse de inmediato a berrear como una loca. Esto rodeada de clientes estupefactos, ya que qué necesidad teníamos de saber que su ex-marido es un puto desgraciado vago y borracho que no cumple con la pensión del guaje y que ella se pasa por el chocho las sentencias de la juez porque ella es mucho ella y así todo.

En fin, gente horrible de la que te gustaría tener constancia que van engrosando las listas de muertos en accidente de tráfico de la DGT o por infarto cerebral. Sí, qué barbaridad; pero nótese que no deseo una agonía larga y dolorosa a nadie, no soy un sádico. Sólo me regocijo con la posibilidad remota de cierto equilibrio natural, darwiniano si quieres.

*José Gutiérrez Solana. Chulos y chulas. 1906

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