viernes, 26 de enero de 2024

LA NEGRA BATALLA DE COVADONGA


 

 Sueño que salgo de casa a eso de las siete de la mañana para sacar a la perra de mi madre a que haga sus necesidades por el camino que sube hacía el Naranco. Como que, entre que todavía voy medio dormido, y que, a falta de algo más interesante con lo que empezar el día, estoy dándole vueltas a la cabeza a cuenta de esa sensación, la cual no sé si es de estupor o de hastío, que embarga de un tiempo a esta parte cuando al intentar ver una serie de época me encuentro con cosas como que de repente aparece un Merlín negro en una historia que además pretende ser lo más fidedigna posible al momento histórico en que surge toda la cosa esa del llamado Ciclo Artúrico, siglo VI y así, eso o la de la Cleopatra negra cuando todo aquel con un mínimo de lecturas sabe que, siquiera por lo que atañe a sus orígenes raciales, era una reina ptolemaica, esto es, descendiente del general que se quedó con Egipto en el reparto del imperio de Alejandro y por lo tanto más griega que egipcia, y no digamos ya morena. Y como esas pues unas cuentas en las que, vaya, por Dios, que entiendo que la comunidad negra occidental desee verse representada en la ficción audiovisual, por supuesto que sí, e incluso sé que la presencia de gente de color en tiempos pretéritos, e incluso en la misma Inglaterra o Britania, no era tan anecdótica como se puede creer porque siempre ha habido un trasiego de gentes de un lado para otro y así de casi todo el mundo entonces conocido (el día que aparezcan amerindios entre las mesnadas del Cid, por la cosa esa de integrar a los nuevos españoles, juro que me corto las venas); pero, ¿un Merlín negro? Bueno, cosas de la posmodernidad esta forzada hasta el absurdo para complacer a todo quisque, lo que sea a sabiendas de que al final la peña cree lo que quiere creer, y la verdad histórica como que para los departamentos universitarios del ramo.

El caso es que como voy absorto en mis pensamientos y en los sueños el tiempo y la distancia son meras convecciones, me he alejado tanto caminando monte arriba que en una de esas me veo en los Picos de Europa junto a un gran lado. Me digo que es el momento de dar media vuelta para volver a casa; pero, justo en ese momento veo que se acerca una tropa de desarrapados vestidos como una chirigota gaditana.
- ¿Qué, a dormir la mona después de toda la noche de farra? -pregunto a uno de ellos con el único propósito de hacerme el simpático y así disimular que la perra se acaba de cagar en el camino y a mí se me han olvidado en casa las bolsitas para recoger la mierda.
- ¿Farra? Si te refieres a la paliza que-yos dimos a los moros; sí, una farra de la hostia.
- ¿Paliza? ¿Pero ha pasado algo? -me temo que he dado con un grupo de aguerridos astures, vamos, la forma fina de referirme a un grupo de cafres de la zona, que ha debido montar una buena con un grupo de menas.
- Tranquil, qu'a esos morucos quitóse-yos les ganes de volver triar Asturies.
- ¡Hombre! No creo que esas sean formas de arreglar las cosas. Si hubo roces con esa gente en la fiesta de "prao" -llámase así en Asturias a las romerías que se celebran en el campo durante rodo el día- deberíais haber llamado a los munipas.
- Eso pregúntaselo al Pelayu, que ye'l que lleva la voz cantante.
- ¿Pelayu? ¿Qué Pelayo?
-... -el interfecto me señala a un tipo que viene detrás de él... a caballo.
- ¡ANDA NO ME JODAS! ¿EL NEGRO?
Y sí, cómo no, faltaría más. Momento en el que pego un brinco en la cama, despierta a la señora que duerme al lado, y balbuceo algo así como:
- A partir de hoy ni una serie, ni una película, ambientada en Europa antes del primer viaje del portugués Bartolomé Díaz a África en 1487.

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