viernes, 13 de junio de 2025

LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON, Y LAS PESADILLAS...


 

     Esta noche he soñado que me levantaba por la mañana y que al ponerme delante de la caja tonta con el programa de debate sobre la actualidad que acostumbro a ver mientras desayuno, la noticia principal era que no había ninguna noticia principal. Me explico. Estaba removiendo el azúcar del café con leche tras la ingesta de mi cuenco con nueces, plátano, queso fresco y minichorrotada de miel, y resulta que por primera vez en mucho tiempo el programa no había abierto con el escándalo de un primo del presidente colocado a dedo en la empresa de limpieza del ayuntamiento de un pueblo de Albacete, la filtración de unos altos cargos del partido del gobierno en los que relataban sus sueños húmedos a cuenta de varias ministras o las mordidas en las obras del puente que iba a unir Gibraltar con Tánger y en las que, cómo no, estaban implicados desde el sultán de Marruecos a un concejal de festejos de un pueblo de Cádiz por la razón que fuera.

En fin, algo inaudito y sobre todo inquietante. Pero no menos que las imágenes de la sesión parlamentaria de control de ese día en el Congreso de los Diputados que transmitían en directo y en las que, para mi sorpresa, qué digo, verdadero pasmo, el líder de la oposición se dirigía al presidente del Gobierno de un modo inauditamente educado, comedido, es decir, sin los insultos y descalificaciones ad hominem al uso, e incluso utilizando en exclusiva argumentos de tipo ideológico, ético y hasta técnico. Otro tanto la respuesta del presidente del gobierno o de cualquiera de sus ministros. Ni un sólo insulto o maledicencia de un portavoz parlamentario a otro y viceversa. El debate parlamentario resultaba tan sosegado, cortés y sobre todo instructivo que, por un momento, he estado a punto a creer que esa debía ser la norma y no esa otra de la sobreactuación de los insultos, gritos, abucheos, pataletas y "me gusta la fruta" entre todos los miembros de la cámara a cuenta de cualquier orden del día.

Como que los discursos de los parlamentarios hasta me ha parecido estar a la altura de los tiempos dorados del parlamentarismo del siglo XIX donde cada vez que alguien tomaba la palabra procuraba destacar tanto por la excelencia de su oratoria como por la agudeza de sus argumentos.

Una sensación la mar de extraña que me provocaba esa extraña sensación de estar viviendo en una realidad paralela a la que suele ser la habitual. Tal es así que cuando he oído que los dos principales partidos políticos del país, en realidad todos, habían llegado a un acuerdo para establecer un protocolo anticorrupción en el que se comprometían a actuar por igual obligando desde el primer momento a dimitir de sus cargos y a entregar el carné del partido a todos los implicados en la corruptela de turno, a aportar toda la información a disposición de la Justicia para esclarecer todos los casos que surgieran, e incluso a apoyar una enmienda de ley para generar un procedimiento por el que se pueda perseguir el dinero estafado a las arcas de la administración de turno con el objetivo de reintegrarlo a sus dueños, y todo ello con el compromiso de no utilizar los cargos de corrupción para atacar al adversario, de no tratarse, claro está, de algo endémico de un partido, ya me he dicho que no podía tratarse sino de un sueño.

¿Qué iba a ser lo siguiente, una comparecencia del presidente del Gobierno, si bien en este caso también en su condición de secretario general de su partido, anunciando que renuncia a presentarse a las próximas elecciones para no arrastrar a su partido a una larga y penosa agonía pareja a la de su crédito político, da igual si sólo mediático o no, y el inicio de un proceso de elección de un candidato que debería destacar por su independencia y solvencia intelectual e institucional como para volver a ilusionar al electorado de izquierdas, un candidato que en mi opinión debería ser una mujer de una puñetera vez, una Nadia Calviño o por estilo, no sé, tampoco me incumbe de veras. Eso y, faltaría más, o ya como de propina, una refundación de todo a la izquierda del principal partido de la izquierda socialdemócrata, da igual si con vocación estatal o nacionalista periférica, la España plural, de lo público y tal, con el fin de solventar, también de una puta vez, la absurda y fatal fragmentación a la que parece abocada casi que como principal seña de identidad. ¿Cómo? Tampoco es asunto mío, para eso están los políticos, no los escribidores del tres al cuarto. Pero eso sí, algo tendrán que hacer, porque la alternativa no es otra que el amigo del Narco en coalición con el amigo de Trump, Milei, Meloni y compañía, esto es, neofascismo rojigualdo por un tubo.
Luego ya me he despertado y por primera vez la pesadilla no era la del sueño sino esa otra de todos los días.

* La ilustración es de Maynard Dixon ,"Hombre olvidado"; pero, también podría titularse "Simpatizante de izquierdas al día siguiente de lo de Cerdán y compañía tras haberse creído en su momento que no se volvería a dar un clima de corrupción generalizada como el que se dio en los últimos tiempos de Felipe González". Sí, ese señor de pelo plateado que ahora reivindica no sé qué hostias...

TXOZNAK EDO CHIRINGOS


 

   Bart gauean amets egin nuen Gaztela -berdin dio zaharra ala berria zen- aldeko hiritxo bateko jaietan nengoela lagun batzuek gonbidatuta.


- Aizu, Txema, eramango zaitugu "Chiringoetara"!

- Chiringoak?

- Bai, chiringoak, zuen txoznen moduko jaietarako tabernak edo.

Hara goazela chiringoen arduradunak hiriko hainbat alderdi politiko edo elkartetako kideak eta bolondresak direla azaltzen didate.

- Hara, gure txoznetan bezalaxe!

- Bai noski, zuk zeuk ikusiko duzu!

Chiringogunera iritsi orduko ikus dezakedan lehenbizikoa agurtzen gaituen piperpoto erraldoi bat da honako idazkunaz nik neuk euskerara itzulita: "Ongi etorri Espainia berrira, gorri, separatista, femenista eta maritxu zein mariokerrik gabeko esparru librera! Jai-esparrura sartzen garela chiringo guztiez piperpotoez josita ikusten ditut, haietako asko eta asko delako "aguilutxo" edo putre frankista ikur gorri-horiaren erdi-erdian. Horrez gain, chiringo gehienetan gisa honetako pankartak zein pintadak daude: "¡Perro Sanxez traidor!", "¡Puigdemon al paredón!", ""¡Que te vote Txapote!", "¡España una y no cincuenta y una!", "¡España libre, grande, única!", "¡Me gusta la fruta!", "¡Puto rojo el que no vote!" eta abar eta abar eta abar.

- Aizue, hemengo alderdi eta elkarte guztiak ultra-eskuinekoak omen dida. Badaude Falange Española Auténtica de la buena, Alianza Española y muy española, Fuerza Zurcida, Frente Obrero "Santiago y cierra, España", Confederación Nacional de Ex-tiradores de paredón, Manos Limpias con jabón de rojo, Sindicato Libertad, Cañas y Terrazas, Liga de Ayuseros sin cerebro, eta nola ez, Voxekoak.

- Zer nahi duzu esatea, Txema, hau hemengo zein aspaldiko ohitura da gure hiriko jaietan: errespetatu beharrean gaude!

- Errespetatu? Eta argazki horiek ere agoantatu behar ditut nahi eta ez?

- Zein argazki?

- Zein, Francorena, Queipo de Llanorena, Molarena, Yagüerena, Carrero Blancorena, Arias Navarrorena, Martín Villarena, Fraga Iribarnerena, eta gutxi ez balitz bezala, Billy el Niñorena ere bai!

- Tira ba...

Zer esanik ez, momentu horrexetan iratzarri naiz ezustean eta nire emazteari ohean astindu eder bat emanez.

- Zerk eragin dizu halako amesgaizto bat?

- Nik uste atzo bertan Aleako azken zenbakian GKSko gaztetxo batzuei leitu nien adierazpen batek: ""Historikoki, txosnak beti espazio zabala izan dira..."

    

LA VIDA ES RIESGO... Y SORPRESAS


 

        Llevo toda la semana teniendo pesadillas entre que, como quien dice, recién he vuelto a los escenarios de mi infancia, y que he encontrado una foto de la Avenida Gasteiz, entonces puede que todavía de El Generalísimo, en la que estaba el piso donde pasé los primeros años de mi vida. Se trata de una foto en la que todavía aparecen los coches aparcados junto a la acera –entre ellos es de suponer que el primero de mi viejo, el Renault 8 cuya matrícula era la única que he sabido de memoria hasta hoy. Empero, en la foto de marras no constan las jardineras que pusieron años más tarde para impedir que la peña cruzara de una acera a otra por donde le salía del higo, sobre todo desafiando al instinto asesino de los kamikazes motorizados que la cruzaban a diario como si fuera una circunvalación. Eso en una época en la que lo del límite de velocidad dentro de las ciudades sonaba como a cosa de novela de George Orwell. De hecho, no había semana en la que no se produjera un atropello delante de nuestras narices y a veces incluso con el desenlace fatal que todos podemos imaginar. Pero claro, por muy a lo Fernando Alonso que pasaran los coches por nuestra calle, tampoco te ibas a tomar la molestia de acercarte hasta el final de la acera para cruzar con toda seguridad por un paso de cebra con su semáforo, Eso era como de cobardes, peor aún, de europeos al norte de los Pirineos; la vida es peligro y todo lo que no sea así, cuidados paliativos.

El caso es que mi viejo tenía la costumbre de mandarme a comprar sus paquetes de Chester al Marino, el bar de debajo de casa. Sin embargo, a veces a los del Marino se les acababa el tabaco favorito de mi progenitor y éste no dudaba en mandarme -claro que casi que a escondidas para que mi madre no se enterara de que su marido mandaba a una muerte casi segura a su primogénito- al Txiki en la acera de enfrente.
Así pues, ni qué decir que aquello suponía una odisea en toda regla para un mocoso como yo, el cual asumía aquel recado, no ya como uno más de los muchos a los que estaba obligado porque ambos progenitores trabajaban y no les quedaba tiempo para las cosas de la casa, sino como una verdadera misión a vida o muerte.
De modo que me he visto en sueños cruzando la Avenida a la vez que esquivaba la muerte en forma de amenaza de atropellos inminentes al paso como centellas de todo tipo de vehículos motorizados. Una hazaña que se repite tras obtener el paquete de Chester en el Txiki al encarar la vuelta a casa por el mismo trayecto que a la ida.
En fin, los huevos de corbata hasta que llego a mi portal, subo las escaleras hasta el primero y cuando llamo al timbre de casa me abre un señor que enseguida reconozco como el sastre de la esquina de nuestra acera y ni rastro a sus espaldas de la peluquería de mi padre.
- Pasa, pasa, que ya tengo hecho tu traje a medida.
- ¿De verdad tengo que llevar un traje con corbata, americana y zapatos castellanos?
- ¿Tú quieres ser alguien en la vida o no?
- Si va a ser de esta guisa casi prefiero que no.
- Tú harás lo que digan tus padres que para eso me han pagado el traje,
Esa fue la pesadilla del lunes al martes, porque la noche del martes volví a soñar que era un crío al que su padre mandaba a por tabaco al bar de la acera de enfrente. Entonces también volvía a sortear el peligro de muerte inminente para al rato regresar a casa sano y salvo con el paquete de Chester. Y en eso que llamo a la puerta del piso y me abre una señora que enseguida reconozco como la famosa Lola Flores –ahí en mi subconsciente la anécdota de cuando ésta apareció en la peluquería de mi viejo exigiendo que se la atendiera por delante del resto de las clientas, dado que tenía que actuar en breve en La Coquette, la famosa sala de fiestas de la época en nuestra ciudad, justo al lado de nuestro portal, a lo que mi progenitor se negó en redondo porque para él la prioridad eran sus clientas de toda la vida y no una folclórica con aires de diva por muy valiente, poderosa y dueña jardín de espinas y rosas que fuera-. No tardo ni medio minuto en darme cuenta de que la Lola de marras exhibe una elegancia como de madame de salón del oeste, algo que compruebo nada más echar una ojeada al interior donde estaba la peluquería de mi viejo y descubrir que hay media docena de muchachas de esas que se dicen de vida alegre esperando sentadas a que asome un cliente.
- Pasa, pasa, que nosotras también te vamos a hacer un traje a medida.
La noche del miércoles, y tras driblar a los fitipaldi de rigor, llego al piso y al llamar a la puerta me aparece un barbudo embutido en una chilaba blanca y con un gorro de esos que se ponen los matarifes moros para degollar infieles el día del Eid-al-Adha o Día del Cordero.
- Pasa, pasa, justo ahora el imán estaba a punto de iniciar la oración recitando los siete takbir antes de pronunciar la jutba (‘sermón del viernes’).
La noche del jueves a hoy me he visto cruzando hasta la acera de enfrente donde estaba el Txiki, una vez más a por el tabaco del viejo. Luego he vuelto a casa como si fuera Jesús de Nazaret caminando sobre las aguas, vamos, casi que flotando entre los kamikazes con ruedas y así; todo me la soplaba.
Creo que en mi subconsciente empezaba a estar ya harto del sueño recurrente de la semana. Así que llamo al timbre de casa esperándome encontrarme cualquier cosa, cualquier cosa rara. Y en efecto, cómo no, resulta que abre la puerta un señor mayor con barba blanca y muy simpático que enseguida reconozco como el veterano periodista, poeta de la Zurriola y entusiasta gastrónomo Félix Maraña. Me temo que he ido a parar a una de esas casas de comida que hay en los primeros pisos de los cascos viejos de las ciudades como a las que me llevaba mi señor padre; en concreto al viejo Urola de Donosti, o puede que fuera al Otano de la calle San Nicolás en Pamplona, qué más da.
- Pasa, pasa.
- Pero yo no...
- No hay carta. Nosotros vamos sacando platos y tu comes lo que te dé la gana. Empezamos con fritos caseros, txistorra de Arbizu, morcilla de Larrasoaña, cogollos de Tudela con anchoas y vinagre, revuelto de hongos, puerros a la vinagreta, pimientos asados con papada ibérica, pimientos rellenos de bacalao, pochas con piperras y almejas, txerripatas o patitas de cerdo, oreja de cerdo rebozada, bacalao ajoarriero con huevo poché, chipirones a la plancha con patatas manaderas y alioli de ajo negro, merluza a la koxkera, solomillo a la plancha con pimientos asados, chuletillas de cordero, gorrín -ahí ya me cosco de que sí, es el Otano de Iruña-, callos y morros, y ya de postre torrija caramelizada, tarta de queso, trufas de chocolate, cuajada de la Ulzama con miel, tabla de quesos Idiazabal y Roncal con nueces y membrillo, sorbetes varios.
- ¿Todo eso?
- Ya sabes, así hasta que revientes.
Ni qué decir que hoy me he levantado de la cama con sensación de empacho, que todavía la tengo. Puede que incluso hoy no coma. Bueno, tampoco exageremos, es viernes y toca pasta; macarrones con una mistura de boloñesa y salsa española con su carne picada, champiñones, zanahoria, calabacín picado, parmesano a esgalla y la imprescindible albahaca fresca.

LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON, Y LAS PESADILLAS...

         E sta noche he soñado que me levantaba por la mañana y que al ponerme delante de la caja tonta con el programa de debate sobre la a...