jueves, 4 de julio de 2019

SEGUNDAS VECES




He probado el yogur con sabor a mojito. Sí, soy un osado. Pues estaba de vicio, me ha encantado la combinación. Tanto que por un instante me he trasladado a la Bodeguilla del Medio en la Habana, ahí apelotonado con otros turistas en plan Hemingways de provincia, haciendo cola para libar un vaso de mojito con un matojo de hierbabuena. Eso y una docena de mojitos más tarde, tras pasar por varios hoteles del Vedado, bailando salsa alrededor de una morena en una especie de cabaré que dudo mucho que fuera el Tropicana. Pero que para el caso, esto es, para cómo iba que ya me salía la menta o lo que fuera por las orejas, poco importa.


Pero como me ha gustado tanto, y haciendo gala de una osadía inusitada por mi parte, me he tomado otro yogur con sabor a mojito. Pero, ese segundo ya me ha transportado más cerca, no estoy muy seguro si a fiestas de Gasteiz o de Bilbo, ¿o fue en las de Ondarroa? Creo que fue en una txozna de temática solidaria con Cuba, Revolución o muerte y toda esa mandanga, e intentando sacar a bailar a una con el famoso flequillo de corte con hacha. Menuda puta resaca, como para no acordarse.

Y así siempre con las segundas partes, no falla.

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