jueves, 10 de noviembre de 2016

MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA


                

Estaba sentando junto a la barra con un vaso de vino como única compañía. Yo me giré atraído por la bulla que de repente me había hecho apartar la vista del periódico. Pensé que era el volumen de la tele, que se había disparado o algo por el estilo. Pero no, era la música o lo que fuera aquello que salía del altavoz de su móvil.

-¿Gústate? -pregunta a la camarera por una tonada asturiana que salía de su smartphone.



-Pero cómo te puede gustar eso, de verdad, es para dormirse -le responde, desabrida, la camarera mientras se dirige hacia el otro extremo de la barra para atender un cliente.



-¿Y esta? -insiste el hombre, unos cuarenta tacos calculo yo, tras recuperarse del chasco y buscar a toda velocidad otra canción que pudiera ser del gusto de la camarera.



-¿Einn! ¿El "No puedo dejar de pensar en ti" de Pandora? ¿No me la estarás dedicando? -responde ella, burlona, cortante.



-¿Y si fuera así? -se envalentona él.



-Pues te diría que es una pura horterada -le suelta ella a modo de sopapo en todos los morros para volver a alejarse sobre su pasarela hacia el otro lado de la barra.



-Ya veo, tu yes más del Iglesias. Seguro que ésta gústate más porque ye más moderno y así -le replica él en cuanto la camarera vuelve a pasar delante de él-. Escucha, escucha -insiste él como si estuvieran solos en la cafetería y el "Si tú te vas" de Enriquito no fuera una de esas canciones capaces de convertir a cualquiera en un asesino de masas.



-¡Por favor, qué "mestascontando", el puto Iglesias! ¿De verdad? En serio, estás hecho un hortera.



-¿Entons, qué coño gústate a ti? -se atreve a preguntar él subiendo ligeramente el tono.



-A mí ponme reaggeton a todo volumen, al Dadee Yamkee, Malum, Ozuma y toda esa peña. A mí me tienes que hacer bailar como una perra, si no la llevas claro conmigo.


Y he ahí que veo al chaval, apurando su último trago de vino antes de sumergirse de nuevo en su smartphone en búsqueda del temazo que haga bailar como una perra a la camarera.

-"Sube, sube, que vamo, que vamo, que vamo para la gozadera, cómo eres, dame una vueltita otra vez, tú la ves, cómo hace lo suyo, cómo es, es tan peligrosa, con las curvas vanidosa, que se cae la casa, terremoto, que mueva todo lo que tiene, vamo a ver cómo lo sostiene, te pone bien loca cuando a ti te toca, tú no bailas como yo, cómo es..."

Pues eso, que no son buenos tiempos para la lírica, y todavía menos para los románticos solitarios que babean a las camareras por las tardes junto a la barra de una cafetería.

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