jueves, 19 de julio de 2018

JUGANDO A LOS SOPRANO


Jugando a Los Soprano, de Txema Arinas.
A través de esta trama, el autor nos invita a imaginar cómo sería jugar a Los Soprano. Una historia negra de una España muy negra, y no sólo a lo grande, también lo negro se refuerza en gobiernos autonómicos o en pequeñas corporaciones municipales de chichinabo. España: https://punica.es/jugando-a-los-soprano-snn/?utm_source=sharefb



-“Paco, quería decirte que los de Getosa están muy enfadados contigo por la pregunta que me hiciste en el pleno referido a la financiación de la gestora del Partido de San Andrés durante la campaña electoral. Debes tener cuidado porque uno de los socios de Getosa viene de Venezuela y conoce a colombianos, y esa gente es peligrosa… Tú sabrás lo que haces y dónde te metes”. 
Que no, joder, que no, que esto no me lo he inventado, que no es un guiño supuestamente literario o algo por el estilo, yo qué sé. No, son, bueno, está bien, ahora en serio, lo confieso, en realidad podían ser las palabras textuales de una conversación telefónica con un concejal de El Partido grabada al alcalde de San Andrés del Rebañedo, tercera localidad en importancia de una provincia española cualquiera. Los antecedentes: “El Ayuntamiento de San Andrés del Rebañedo decidió realizar una ampliación de la escuela. Presupuesto, 200.000 euros. Suficientemente importante como para que se presentaran 13 empresas al concurso. Inútil. La concesión se dio a una empresa de Valdebribones, en la Sierra Madrileña, Gestoa, S.A, la cual, sospechan en el pueblo, ya tenía la concesión decidida ¿La razón para la desconfianza? El Administrador, Julio Rodríguez de la Rebolla, es concuñado del alcalde de San Andrés.”
Pues eso, qué ficción ni qué leches, la realidad tal cual, en crudo. Sí, en San Andrés de Rebañedo, provincia de… España. ¿Esto se va a acabar algún día, alguien le va a meter mano en serio? Lo dudo, lo dudo, están todos muy bien situados, de hecho no paran de hacerlo, resituarse. Da igual que les echen del Gobierno o de donde sea, ellos corren a resguardarse de la tormenta hasta que ésta escampe para así ya luego poder volver a las andadas con un rostro nuevo. Por eso, cuando dicen “regeneración”, lo que en realidad están diciendo en italiano lampedusiano es: Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi“.
Qué coño regenerarse, de qué se van a poner limpiar nada de dentro de El Partido. ¿Manos limpias? ¿Pero ya las tiene alguno? Y digo yo que como poco habría que reconocerles el mérito de ser la versión hispana de la Mafia, Camorra, Ndrangueta o como se le quiera llamar, aquí El Partido a secas. No en vano han demostrado toda la pericia de estas venerables organizaciones criminales para sacar tajada ilegal de todo aquello en lo que ponen las manos; pero, eso sí, con la sutil y esencial diferencia de que los de El Partido no necesitan recurrir a los métodos violentos de persuasión a los que sus colegas italianos son tan dados, verdaderos expertos en rentabilizar al máximo la crueldad sobre sus semejantes. No, ni mucho menos, El Partido no se mancha las manos de sangre, le basta con saber qué resortes tocar para asegurarse, gracias a la avaricia e incluso la estulticia innatas de aquellos cuyo concurso les es necesario para sus fechorías. De ese modo, El Partido, al fin y al cabo una mera herramienta para el enriquecimiento personal y del grupo de los mal llamados prusianos del sur por los que algunos extranjeros tienen a los españoles, reniega y hasta aborrece del folklore mediterráneo de la sangre que tan caro parece ser a sus colegas de la Italia Meridional, los cuales tan pronto echan mano de unos sicarios para que disparen a bocajarro sobre un rival desde una Lambretta, secuestran y hacen desaparecer a un alto cargo del Gobierno o de la Iglesia sin que nadie llegue nunca a saber el paradero del cadáver, o colocan una cabeza de caballo ensangrentada a los pies de la cama de un financiero de lo que sea reacio a colaborar con ellos, esto es, al más puro estilo de sus cinematográficos primos americanos. El Partido no sólo rechaza de plano esa violencia indiscriminada, y en la mayoría de los casos también sádica, sino que sabe que no sería aceptada por la gran masa social que lo sustenta con sus votos, de modo que sólo recurre a ella en casos extremos, es decir, cuando ya no le queda otra que invitar a algún antiguo colaborador a que se suicide antes de que empiece a cantar la Traviata por todo lo alto, o para destruir, por lo general sólo y de momento social y económicamente, a los que ya hayan dado el paso de colaborar con la justicia.
De ese modo, se podría decir que, al contrario de lo que han hecho los mafiosos italianos implicando mediante la compra o el chantaje a la clase política para poder así dedicarse al saqueo de los recursos del país sin miramientos, en España han sido los propios políticos de El Partido quienes han copiado a sus colegas italianos el modo de tejer una red clientelar, la cual compromete a tantas personas y de todos los ámbitos sociales con un mínimo de poder o decisión, como abarca también cualquier aspecto de la economía  nacional de la que chupar impunemente, esto es, sustrayendo la riqueza que debería distribuirse entre el conjunto de los ciudadanos españoles de acuerdo a las leyes del libre mercado. Una red que abarca desde gobiernos autonómicos en pleno a pequeñas corporaciones municipales de chichinabo como la que nos ocupa, la de San Andrés de Rebañosa, donde poco importa que no haya nada en apariencia que rebañar, no, que ya se encargarán ellos de inventar algo, cualquier cosa. Anda que no llevan haciéndolo desde hace décadas en todas partes, pregunten, pregunten si no a los concejales de El Partido porque se afiliaron a éste, de algo había que vivir, me refiero a vivir bien, de puta madre, claro. Dicho de otro modo, la cuadratura del círculo; no necesitaron la llamada del capo de turno para corromperse, estaban ya dispuestos a ello desde que tomaron la decisión de meterse en política.
Y por si fuera poco, por una vez son los españoles quienes innovan perfeccionando el sistema de sustracción a gran escala de los recursos de todos, que era lo que venían haciendo las diferentes mafias italianas con el estado italiano en connivencia con su clase política. Llamémoslo nuestra pequeña venganza por lo que hacen ellos con nuestro aceite, que lo compran a precio de saldo para luego etiquetarlo como propio a precio de lujo.
*El alcalde de San Andrés de Rebañosa, por cierto, denuncia que se ha atentado contra su intimidad, que era una conversación privada. Sí claro, son de lo que no hay: “¿Denunciar unas amenazas de muerte durante una conversación telefónica? ¿Adónde vamos a llegar?”, que dijo el capo mafioso de la zona cuando lo detuvieron…
Texto: © Txema Arinas, 2018.



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