viernes, 17 de agosto de 2018

ALIMAÑAS DEL BOSQUE Y OTROS





Sé que es mi tema recurrente de todos los años cuando salgo a andar a las tardes por el bosque de Armentia. Lo es porque en Asturias saluda todo el mundo en el campo a propios y extraños; vamos, que no existe ese concepto tan vasco de "¿por qué tengo que saludar a extraños si no sé de dónde son, a qué se dedican o de qué pie cojean? ¿Y si es un pasma?" También podría aprovechar el rato que echo escribiendo estas líneas en una de las mesas junto a la dehesa para hablar de lo frondoso que está el bosque como consecuencia de las lluvias de junio y julio, de lo hermosos que están los acebos entre las encinas y los pinos carrascosos. Incluso podría comentar lo corto que se me hace el trayecto desde Berrozti escuchando en Radio Clásica el especial dedicado a Haydn; lo que ya sé, ya, que quedaría de un rebuscado espantoso para más de uno. Pero no, vuelve la burra al trigo y más en concreto el sociólogo de barbecho que llevo dentro.

Aquí saludar al prójimo cuando vas caminando por el bosque o el monte tiene mucha tela. Como buen sociólogo ya he tipificado varios grupos:
1.- Mayores de 60 varones. Saludan prácticamente todos. Algunos incluso más efusivamente de lo necesario; me refiero a los jubiletas con el pecho al aire que a veces parece que hasta te quieren dar un abrazo.
2.- Corredores para los que lo de "runner' queda grande porque van a paso ligero y con la lengua fuera: el "aupa", "epa", "epi", "ieeep" o cualquier otra variante es generalizado.
3.- Runners todo ciclados a los que les cuelgan los cables del aparato con el que se miden las pulsaciones, suelen ir embutidos en goretex negro con gafas oscuras y gorra. No sólo no saludan nunca sino que suerte si no te apartan de un manotazo. Tampoco importa mucho porque huelen a estopa de lejos y por eso no se les supone especialmente dotados para el trato con el prójimo si no es para repartir hostias o poner multas.
4.- Grupos de chicas solas. Nunca saludan. Será que un hombre solo por el bosque representa la típica amenaza fálica típica del agroheteropatriarcado. Eso o que tienen muy interiorizado el cuento de Caperucita y el lobo, yo qué sé.
5.- Grupos de señoras mayores. Se les nota que querrían haberte saludado; pero, andan tan absortas en la cháchara que las entretiene que prácticamente has pasado desapercibido al lado de ellas.
6.- Ciclistas. Depende de la velocidad.
7.- Dueños de perro. Sólo si llevas el tuyo.
8.- Solitarios. Depende también de lo que considere cada cual qué es el límite en el que acaba lo urbano y empieza el campo. Los hay que deben considerar que como el Bosque de Armentia es un parque periurbano no procede saludar a nadie; pero, como te los encuentres subiendo a Eskibel o hacia el Zaldiaran, son capaces de lanzarte un "aupa" de esos que te dejan los cojones como cascabeles, esto es, bailando.

Y por hoy poco más, toca deshacer lo andado antes que anochezca.

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