lunes, 21 de febrero de 2022

ESCAPE ROOM HACIA LA LIBERTAD


 

Otra noche sin dormir por culpa de una pesadilla infernal. He soñado que estaba en la final del Conquis de la ETB2 y que la prueba, según nos explicaba el presentador a mí, a una señora de unos sesenta o setenta años en bata blanca, la cual, ante mi extrañeza, me explica que es científica y trabaja como becaria en un instituto de investigación creado en una autonomía para poner al frente un cargo del partido de turno, y a un tipo moreno, rechoncho y muy peludo al que he identificado enseguida como el Jorge Javier Vázquez del Sálvame, consistía en una especie de “escape room” que el programa había denominado: “huída de la larga noche de piedra”.
- ¿Lo qué? –pregunto yo perplejo.
- Llámalo si quieres: “Huida del Franquismo” –me contesta el Julian Iantzi.
- ¿Del qué?
- Tenéis que intentar escapar abriendo una de las puertas que hay en los barracones esparcidos por toda la sala. Pero, cuidado, porque solo uno de los barracones os conducirá a la libertad. Por si fuera poco, tenéis que procurar durante toda la prueba que no os coma ninguna de los zombies que pululan por sala buscando comida.
- ¿Zombies?
- ¡LA PRUEBA EMPIEZA YA!
No sé lo que tengo qué hacer, hacia dónde tengo que tirar, ni siquiera entiendo qué coño hago yo en el Conquis, un programa que creía haber oído que era solo para ciclados de la vida, vamos, locos de los gimnasios y los deportes extremos, bomberos, estopas y todo ese tipo de peña. Pero, aquí estoy corriendo como un poseso, esquivando los primeros zombies que me salen al paso y entre los que reconozco al Abascal, Ortega Smith, Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio y, ahí confieso que más que miedo lo que siento es verdadera grima, qué ya es decir teniendo en cuenta el elenco antes citado, a Macarena Olona y Jorge Buxadé. En fin, sea como sea, y aunque sigo sin saber qué cojones hago yo concursando en el Conquis y, sobre todo, cuál es premio, es tanto el repelús que me provocan los zombies en cuestión, por llamarlos de alguna manera, que consigo esquivarlos a todos, incluyendo el grupo parlamentario de VOX al completo en el Congreso con el ex general ese asqueroso a la cabeza, diputados autonómicos, concejales de toda España y hasta al vecino retrasado que reparte propaganda del partido durante las elecciones. Mis compañeros, en cambio, no tienen tanta suerte. Veo que Jorge Javier ha caído en manos de Macarena Olona y Jorge Buxadé. El pobre grita como un poseso: “¡Dejadme en paz, arpías, me lo podréis comer todo, pero nunca os invitaré a mi programa.” También ha caído la becaria talludita tras ser acorralado por un grupo de antivacunas al grito de: “¡El virus no existe, es un invento del sistema para tenernos controlados! ¡La ciencia miente! ¡Que investiguen otros!” Pobre mujer, encima me había comentado que después de cincuenta años trabajando en un laboratorio de chichinabo el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad de su autonomía le había prometido un contrato fijo antes de cumplir los ochenta. Yo ya lo siento, pero, como dada mi corpulencia, y no digamos ya mi mala hostia, no hay facha de mierda que se me acerque sin arriesgarse a salir despedido de una hostia, al final consigo llegar hasta donde están los barracones y así puedo abrir la primera puerta.
- Lo sentimos, este el barracón donde nos han metido a todos los que ellos llaman rojos; vamos, cualquiera que no piensa con el culo.
- Lo sentimos, este es el barracón de los miembros del colectivo LGTBI. Inténtalo en el siguiente.
- Lo sentimos, este el barracón de todos los que hablamos lenguas distintas a la castellana o creemos en la pluralidad cultural y nacional de España.
- Lo sentimos, este es barracón de las feministas.
- Lo sentimos, este es barracón de los sindicalistas.
- Lo sentimos, este es el de los ecologistas.
- Lo sentimos, este es el de los novelistas que no escriben best sellers.
- Lo sentimos, este es el de los que creían en la enseñanza y sanidad públicas.
- Lo sentimos, este es el de...
Y así un sinfín de puertas que solo dan a pequeños Auschwitz en potencia hasta que, por fin, me encuentro delante de la última puerta, la cual espero, porque ya estoy completamente derrengado, que dé a la libertad esa de la que me hablaba el Iantzi.
- ¡FELICIDADES, PRUEBA SUPERADA! ¡BIENVENIDO A LA LIBERTAD!
- Perdona, pero tú, ¿tú no eres…?
- Sí, la misma que posa como una diva y suelta chorradas sin parar por su boca: Isabel Díaz Ayuso.
- ¿En serio?
- Venga, no pongas esa cara, vamos a tomarnos unas cañas.

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