miércoles, 18 de abril de 2018

LAS AFUERAS - LUIS GOYTISOLO



Lo sorprendente de esta novela, Las Afueras de Luis Goytisolo, editada y premiada en 1958, y reeditado ahorita por Anagrama, no es sólo el reencuentro con una forma de narrar que a mí se me antoja exquisita, tanto en cuanto estilo como en ambición, sino sobre todo la constancia de que ya casi nadie escribe así o se atreve a hacerlo. No se estila porque parece que pesan las descripciones más o menos puntillosas y preciosistas, como si la mayoría le sobrara al lector para ir al meollo de la historia, como si las descripciones, la recreación de ambientes y los diálogos en sí mismos no fueran parte de la historia, como si la historia sólo fuera la trama supuesta o no. Y todavía sorprende más que el autor tuviera sólo veintitrés años cuando escribió Las Afueras, una obra más que de madurez, de verdadero genio. Así que luego cómo resistirse a afirmar, por muy feo que pueda parecer, que el autor que ya te sorprendió, apabulló incluso, con su Antagonía, siempre ha sido en lo exclusivamente literario, formal, mucho mejor que su hermano Juan, el cual a veces es de una farragosidad que para qué. Otra cosa es el proyecto literario de cada cual, mucho más ambicioso e intenso el de Juan, casi siempre mucho más allá del puro texto, al fin y al cabo el medio sobre el que verter su mundo propio. Pero la pluma de Luis es otra cosa, no tanto el medio como el fin. Y nada, ahí seguimos, redescubriendo, cuando no descubriendo a secas, a autores de hace décadas que el paso del tiempo parece haber silenciado, cuando no relegado directamente al olvido; no es el caso de Luis Goytisolo, claro que no. Eso y que mira que ya sabe uno que este discursito sobre lo buenos que eran aquellos y no estos de ahora, suena a pollaviejismo que jode; pero, oye, siquiera, por lo menos, ser sincero con uno mismo.

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