-Las ramas no dejan ver el pueblo.
-Ya las podaré.
-Ya, pero no es eso.
-Lo quemaré todo.
-Podría arder el bosque entero.
-Me refería al pueblo.
-Tú siempre tan tajante.
-Lo que sea con tal de que dejes de quejarte.
Son la una y pico de la mañana y oigo que llaman a la puerta de casa. Retiro la mirilla para ver quién está al otro lado y solo veo...
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