viernes, 23 de octubre de 2020

LO DE ESTOS DÍAS


Pues no, Fukuyama no tenía razón.
La Historia no se acabó porque cayera el Muro.
Siguió habiendo guerras, genocidios, revoluciones de medio pelo.
El remanso de paz que iba a ser el futuro solo existió en el autoengaño inducido.

Pues no, el hombre sigue siendo un lobo para el hombre.
Han caído tiranos, han puesto a otros.
Los de arriba siguen pisando a los de abajo.
Ahora lo hacen con mucho más estilo: que parezca un accidente.

Pues no, no estábamos en la rampa de salida hacia el paraíso aquí en la tierra.
El progreso, siendo optimistas, siempre es una de cal y dos de arena.
Avanzamos, sí, pero siempre dejando muchos cadáveres en el camino.

Pues no, la escoria de la humanidad no estaba sepultada bajo el juicio de la Historia.
Surgen por doquier émulos de los viejos monstruos.
La desmemoria es el lastre de los cretinos para dejar de tropezar una y otra vez en la misma piedra.

Pues no, no éramos inmunes al desastre tras décadas de paz y desarrollo ininterrumpidos en nuestro rincón del mundo.
De repente un virus nos ha hermanado con el resto de nuestros semejantes en esa Edad Media eterna en la que todavía vive la mayoría de ellos.

Pues no, no todo va a ser fatalidad y desasosiego.
La cal desaparecerá bajo arena en cuanto lo decidan los hados esquivos.
Todo volverá a su cauce para lo bueno y lo malo.
Pero no saldremos mejores, somos demasiado humanos.



-¿Vosotros creéis que vamos bien vestidos para ir al Congreso?

-¿Perdona? Vamos hechos unos pinceles.

-Lo único la rubia, que siempre tiene que ir dando la nota.

-Ni que lo digas. Mírala, ahí de normalilla por la vida.

-Ya te digo, no tiene ni pizca de decoro.

-Y mira que le doy consejos...

-La juventud de ahora anda muy perdida.

-Putas drogas...

S
upongo que eso que algunos llaman demagogia, en concreto todos aquellos que se la cogen con papel de fumar por simple pusilanimidad o vergonzante complicidad, es algo parecido a la relación de ideas que voy a hacer a continuación. Sí, porque para mí Vox no es exclusivamente la indigencia intelectual de un payaso como Abascal y compañía, la exaltación de todo lo que es primitivo en el ser humano o la reivindicación orgullosa de la vulgaridad en todos sus aspectos. No, no solo eso, también, o sobre todo, es el eslabón que une nuestro presente con lo más infame de nuestro pasado, de cuando algunos hombres, demasiados, se regocijaron en ser bestias que arremetían contra todos aquellos que no eran como ellos, poco importa la bandera o el trozo de tierra que les servía de coartada para sentirse mejores que el resto de sus semejantes y por ello con derecho a odiar y, llegada la ocasión propicia, provocada o no, a eliminar a sus contrarios. Vox es el último escalón contemporáneo de la escalera que nos lleva directamente al fascismo de los años 30 bajo cualquiera de sus formas, las cuales, recordemos, no empezaron matando impunemente como en la foto que acompaña esta entrada, no, empezaron también con traje y corbata, respetando en apariencia las reglas del juego democrático que ansiaban destruir.

Y sí, tampoco olvido que en un tiempo muy reciente, y en el pequeño rincón del mundo donde me tocó nacer, también otros se parapetaron tras una bandera y la voluntad del pueblo en cuyo nombre decían luchar, para eliminar a todo aquel que no pensaba como ellos y que, por lo tanto, les estorbaba en la consecución de sus fines recurriendo al crimen puro y duro. No lo olvido porque para mí son las dos caras de la misma moneda, la del fascismo que más allá de las banderas de cada cual, con sus respectivas convicciones de piedra, se dan la mano muy a su mutuo pesar.


He llevado el coche al garaje para que me cambiaran una simple luz, y, cuando me han dicho el importe de la factura, no me lo podía creer. No, porque era la tercera vez que llevaba el coche desde agosto y si en las dos anteriores la broma fue de las que te dejan temblando, esta vez no ha sido para menos. Como que ha habido un momento largo que no me creía lo que ponía en el papelito que tenía entre manos, que pensaba que era una coña, que estaba soñando, como que hasta me he dicho; "Mira qué bien, una pesadilla de esas para contarla luego en el FB, así bien aderezada con algo de ficción y lo que se tercie." Pero, ya, ya, qué hostias, y eso que he estado en un tris de estamparme la jeta contra la mesa de la oficina del mecánico a ver si me despertaba de veras. Pues no, no era un sueño, era un sablazo. Me he acordado de lo de Calderón, que la vida es sueño, y los sueños, sueños son; pesadillas más bien. Joder qué año, solo falta una pandemia.


Estoy hartooooo!

-Di que sí, mierda de políticos que no hacen nada para parar la Pandemia, que solo se dedican a pelearse entre ellos, que les da igual que muera la gente, que la economía se vaya al garete, que...

-De vino, decía que estoy harto de vino.

-Pues eso mismo: ¡Sánchez dimisión, Chepas cabrón, Casado fracasado, Ayuso bombón y así todos. ¡Viva el vino!

-Ya lo pillo, ya; voy a por otra ronda...



-Fue una persona muy querida en el pueblo. Nunca tuvo nadie una mala palabra en su contra. Todos lo respetaban e incluso estimaban.

-¿Ah sí, qué hizo, pues?

-Nada, absolutamente nada. O mejor dicho, sí: callar, nunca abrió la boca para opinar de nada o para criticar a alguien, nunca. De hecho, nadie en el pueblo sabía de qué pie cojeaba, a quién votaba, a favor o en contra de qué estaba, nunca se le oyó quejarse de nada.

-¡No lo iban a querer! Lo que me extraña es que todavía no lo hayan propuesto para santo o dedicado alguna calle.

-Todo se andará..


 


Parece ser que el profesor decapitado por un iluminado islamista, otro -pero no, no señalemos al Islam, que es muy diverso y bla, bla, bla, como una religión con un grave problema en su seno para adaptarse a la modernidad, y en especial a las sociedades donde, siquiera en teoría, la libertad del individuo es uno de los pilares de eso que llamamos democracia y de nuevo bla, bla, bla. No, aunque lo estemos viendo a diario, si eso mejor tirar de autoflagelo, sumar la culpa al debe supuestamente contraído por los desmanes del pasado por la cosa colonial, el racismo con su apartheid de banlieue y así, los desfavorecidos, supuestamente o no, nunca tienen la culpa de sus propios actos- era de esos que se implican a fondo en su oficio, esos que todavía intentan transmitir a sus estudiantes el amor por el conocimiento, esos que todavía se preocupan por no dejar atrás alumnos. Pues eso mismo también, enésima lección de que solo los que asoman el cuello por encima de la mediocridad reinante en su parcela de la vida se arriesgan a que se lo corten en un mundo a merced del terror de los fanáticos. No sé, la noticia me ha provocado un desasosiego como pocas veces otras de similar calado. Tristeza, últimamente vamos sumando una tras otra con demasiada frecuencia y temo que de ahí es de donde va a salir la única inmunidad de rebaño.

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