viernes, 14 de mayo de 2021

LO DE LOS ÚLTIMOS DÍAS


Le digo que me está gustando bastante el libro de cierta autora de origen marroquí que parece estar ahora muy en boga en Francia, y me salta con lo que a ver cómo puedo leer a alguien que estuvo a punto de ser ministra de cultura de Macron, que menuda bla, bla, bla.

Y así todo el rato y con todos. Que si cómo lees a X porque es tal o cual, piensa esto o lo otro, ofendió a unos o aplaudió a otros... Qué murga, sí, parece haber gente que va con la lupa de la pureza a todas partes y que antes de abrir un libro necesita fiscalizar la vida y milagro del autor para saber si le merece la pena el esfuerzo. Un horror, porque sabes que esa peña, lo mismo que ejercen de inquisidores con otros lo harán también contigo al menor descuido en el cumplimiento de su estricto código ético y moral para decidir quién merece su aprobación y quién no por razones que poco o nada tienen que ver con el trabajo de cada cual.

Iba a ilustrar esta entrada con una foto de la autora que ha motivo esta reflexión o lo que sea. Pero, paso, no me apetece entablar conato alguno de debate con los enterados de turno, cada vez menos. Por eso recurro al archiconocido, ya casi canónico, ejemplo de Celine; si no eres capaz de distinguir el genio que subyace en obras maestras como Voyage au bout de la nuit o en Mort à crédit del tarado antisemita y filonazi que escribió panpletos como Bagatelles pour un massacre o L'École des cadavres, pues, apaga y vámonos, no sabes distinguir nada.

¿Vive y deja vivir? Claro que sí, eso te lo firma cualquiera. Pero, ponte a rascar, ponte, que ya verás lo que encuentras en quien menos te lo esperas. Pues eso, hartura de sociedad, de esta de ahora y de siempre, de todas; das una patada a una piedra y te salen docenas de puritanos de lo suyo, de memos más bien.





CAÑILANDIA

No hay día que, después de dejar aquí una reflexión sobre la actualidad, la cual en mi caso casi siempre acaba en perorata -probablemente como la que viene ahora...-, no me arrepiente preguntándome para qué cojones escribo yo nada de política, por qué no aprovecho este espacio para hablar de literatura, música, cine, pintura o incluso de paisajes y paisanajes, siquiera ya solo para escribir chorradas, en realidad lo que más me gusta porque es lo que de verdad me relaja entre una cosa y otra, y puede que también lo que justifica los ratos que dedico a contestar a la dichosa preguntita de FB: "¿En qué pollas estás pensando?", o algo así.

No voy a escribir más de política, o al menos procuraré no hacerlo. Siquiera ya de la política española, un ámbito por el que creo que no merece la pena preocuparse porque todo lo que encuentro ahí, a izquierda y derecha, me desagrada profundamente. Nada va a cambiar en España, absolutamente nada. Si a raíz de la crisis pudimos tener la ilusión de que era el momento para que se diera una respuesta que pusiera en tela de juicio, cuanto menos, las bases del régimen de esta Segunda Restauración Borbónica en la que vivimos, es decir, una monarquía anacrónica y ladrona como máximo exponente del sistema heredado por las élites de la dictadura tras pactar con la oposición democrática de la lucha antifranquista, los acontecimientos han demostrado que nada de eso va a suceder, que pasada la tormenta de aquel 15M y sus coletazos vuelve la plácida calma chicha de las cosas como Dios manda, el bipartidismo de Cánovas y Sagasta resucitados, y si no ya directamente a casa o al talego. El régimen ha ganado la partida a los que, en alguno momento, creímos, con todas las reticencias posibles inevitables sobre sus posibles factores y sus tiempos y modos, que era posible profundizar, que no subvertir o dar absurdos asaltos al Palacio de Invierno, la democracia para que ciudadanos libres e informados pudieran elegir por sí mismos qué cambiar, reformar, eliminar, de un sistema como el español que parece estar constituido, desde la corona hasta el último concejal de urbanismo de pueblo, para favorecer a las elites económicas en detrimento del ciudadano de a pie, que cifra todo progreso para la mayoría en las migajas que les sueltas estas.

La victoria de dicho régimen ha sido aplastante. Una vez más, cautivo y desarmado... No solo ha eliminado en la práctica al único partido que, de nuevo con todas las reticencias antes citadas, cuestionaba de verdad los dogmas constitucionales de este estado constituido en nación única e indiscutible que es España, que proponía una nueva concepción de la democracia mucho más amplia, plural y equitativa, sino que además ha conseguido volver movilizar a los defensores a ultranza de la primera al redoble del tabor patriotero y el bulo reaccionario. No hay espacio ni lugar para reforma alguna que no sea de mínimos, esto es, parches a modo de decretos para intentar paliar en forma de subida del sueldo medio interprofesional o eso que hasta los más tontos, por ser sus potenciales beneficiarios, denominan paguita. El sistema ha conseguido convencer, ya no solo a las élites convencidas de antemano y beneficiadas siempre, sino sobre todo a la mayoría de las víctimas de las inequidades y abusos del poder, los que pagan para que el Estado regale millones de euros a los bancos sin ningún tipo de garantía, que cualquier cambio del estado de cosas actual pone en peligro lo poco que tienen con la coartada de que todavía podían tener menos o nada. Y quien dice lo de los bancos subvencionados con dinero público que despiden a miles de trabajadores para al día siguiente triplicar el sueldo de sus jefes, Goirigolzarri campeón, pues dice todo lo demás. El español medio asume la indiferencia absoluta ante la corrupción sistematizada y el clientelismo al más puro estilo isabelino, la saña institucional, judicial y económica contra los de abajo, la demonización de cualquier protesta o reivindicación que no se ajuste a una constitución elaborada precisamente, ya no solo para que muchos de sus artículos sean solo agua de borrajas, sino sobre todo para que ciertas reivindicaciones sean, además de ilegales, verdaderos anatemas.

Ha ganado el Régimen, sí, con sus brunetes mediáticas, judiciales y policiales a todo trapo, la inusitada capacidad autodestructiva, cainita y narcisista de la izquierda española, todo con la connivencia de la mayoría de ese pueblo amante de sus atavismos y enemigo instintivo de toda ilustración que no tenga por objetivo confirmar sus prejuicios o regodearse en su ombligo, el mismo que lleva gritando desde hace trescientos años "¡Vivan las caenas!... y saca unas cañas", españoles y muy españoles y sobre todo españoles, españoles de puesta de largo para un NODO sin fin, españoles que desprecian todo lo que ignoran, que admiran a la mala gente que camina y va apestando la tierra... Ya, ya, basta ya de topicazos machadianos. Además, también dijo Antonio que lo mejor de España era el pueblo y... Pero, ¿de qué vas?, ni se te ocurra insultar al pueblo, qué prepotente suena eso, qué falta de cultura democrática, qué soberbia de progre de mierda. Si el español quiere toros y cañas, si mejor que inventen ellos porque no tenemos nada que envidiar al resto de Europa, si en realidad no queremos ser de verdad Europa, Spain is diferent... always, si España es el mejor lugar del mundo para comer, beber, eructar y echar la siesta, si España es por principio una grande, libre y previsible manque pierda, si lleva siglos auto saboteándose el futuro, si quiere ser destino en lo universal y todo lo que no sea Castilla ampliada separatismo de paletos, si banderita tú eres gualda y "a por ellos, a por ellos", si yo también soy una rata porque escribo y pienso cosas de progres, bolivarianos, proetarras como las de que la única forma de estado moderno y justo de verdad, y no un simple amago turístico-folclórico para dar el pego, es la república, de que España es en realidad una nación de naciones, que lo público es el verdadero fundamento de lo colectivo, que la corrupción es una lacra histórica que perpetúa los privilegios de una casta en contra de la igualdad de oportunidades de todos, que el modelo económico de camareros y pisos turísticos al que se nos han condenado destruye el futuro de millones de ciudadanos en beneficio de unos pocos. Pero, calla, calla, que el español vive convencido de que la crítica solo sirve para crispar, que pensar por uno mismo es siempre querer dar la nota, buscar problemas, tocar los cojones a la gente de bien, y sobre todo a la de orden y mando. Pues oye, que os den mucho por dónde ya sabéis. Se acabo, nunca mais, ya, ya se ha visto, aunque me quede aquí con cuatro e incluso menos. Para qué si no hay solución, si vuestra España en gualda es eterna, lacaya y per secula seculorum corrupta. Pues nada, qué le vamos a hacer, solo queda el consuelo de las pequeñas aldeas galas que resisten ahora y siempre al invasor, aunque esas dos que todos tenéis ahora en mente también tengan lo suyo de puertas para dentro, cómo no, a quién vamos a engañar, ya lo sé, ya, por favor, meteros vuestras apostillas donde os quepan. Y si no, o sobre todo, la pequeña aldea gala de cada cual, la que podemos tener en nuestra cabeza o levantamos a nuestro alrededor más inmediato; pero, en cualquier caso, una aldea terrenal o mental donde se respire mejor que en Cañilandia, más fresco, despejado, lejos, siquiera en espíritu, de donde cuelgan rojigualdas por doquier y la libertad consiste, no tanto en tomarse cañas mientras muere la gente en las UCI, como en aclamar siempre extasiados "¡Viva lo malo bien conocido!" a los pies de los Fernando VII de turno así pasen mil Corinas y todos los Gürtel pasados, presentes y venideros. "Güterland, Gürteland über alles/Über alles in der Welt...







SEMBLANZA DE PABLO IGLESIAS

Pablo Iglesias deja la política y sus detractores ni siquiera son capaces de aplicarle aquello de "al enemigo que huye puente de plata..." Al contrario, solo hay que escuchar a los voceros mediáticos del odio hacia el líder de Podemos (J. Losantos, A.R Quintana, C. Herrera y demás) para comprobar por enésima vez la saña con la que se despiden de él: "Cursi, cobarde, fracasado, cierra la puerta, devuelve lo robado (sí, aquí "piensa el ladrón que...")." Ni una pizca de urbanidad. Así que toca hacerse, una vez más, la pregunta de rigor: ¿De verdad es merecedor Pablo Iglesias de la inquina que le dedica tanta gente más allá de la antipatía que puedan generar sus ideas políticas, su forma de expresarse, sus errores e incluso su aspecto personal? De hecho, todos los políticos de un signo u otro generan las mismas reacciones en aquellos que no son de su cuerda, o ya solo a los que simplemente no caen en gracia por lo que sea, Aznar, Zapatero, Rajoy, etc.; pero, cuesta imaginarse una personalidad política que haya generado un odio tan irracional, sectario, feroz, en personas de todo tipo y condición. ¿De verdad puede un político caer tan mal y a tantos? ¿Qué tipo de monstruosidad ha hecho P.I para merecer ser catalogado como el político más odiado de la Historia Contemporánea de España?
A mi juicio Pablo Iglesias ha sido un brillante personaje mediático y un pésimo político, el cual, como resultado tanto de su torpeza como de la coyuntura del momento, ha ido dilapidando el capital político que obtuvo gracias a los millones de votos que consiguió Podemos en sus primeras elecciones. Lo ha dilapidado como consecuencia de una concepción dogmática de la política de partido que arrasó con saña estalinista todo conato de disidencia interna representada tanto por Iñigo Errejón como por Teresa Rodríguez, entre otros muchos. Más aun, el hiperliderazgo de tufillo leninista al que se prestó P.I desde un primer momento solo ha servido para espantar a muchos aliados de la izquierda periférica, e incluso nacionalista, de Galicia, Valencia, Andalucía, Cataluña, etc., a los que Podemos debió buena parte de sus primeros éxitos. Desde ese punto de vista no puede haber dudas: P.I divide más que une a todos aquellos a la izquierda del PSOE.
Y luego están sus errores personales de bulto. No voy a extenderme, pero dudo que haya muchas dudas de que el de Galapagar no sea el mayor de todos. Sobre todo viniendo de un profesor de ciencias políticas, alguien al que se le presupone al tanto de que en la cosa pública es tan importante la estética como la ética. Porque, y aquí nos repetimos una vez más, no hay nada que no sea ético en irte a vivir a un chalé de no sé cuántos metros cuadrados ni me importa, pero sí resulta poco estético cuando previamente has criticado a la "casta" que vive en ellos por estar desconectados del ciudadano medio, eso y que tú nunca abandonarías tu barrio y bla, bla, bla. Yo entiendo que eso forma parte de la arenga política de cada momento y que, por lo tanto, son palabras que se lleva el viento con el tiempo, palabras con las que nadie debería estar en deuda porque cada cual es quien es según sus circunstancias y libre de hacer lo que quiera mientras no haga daño a terceros. De hecho, a mí, mientras sea suyo y se lo haya ganado legalmente, me trae sin cuidado dónde viva nadie, cuánto dinero tiene y sobre todo lo que haga con él. Todo lo demás se me antoja propio de cuáqueros contemporáneos, gente que se pasa la vida fiscalizando la de los demás para juzgarlos luego de acuerdo con su caterva de prejuicios y complejos de todo tipo, que no perdona al prójimo que se aparte ni un milímetro de las convicciones del rebaño, todavía menos que las cuestione. Sin embargo, un profesor de Ciencias Políticas, de hecho cualquier persona con dos dedos de frente consciente del tipo de sociedad en la que vive, debería haber supuesto que siendo quien era y lo que decía, no se lo iban a perdonar.
No, porque, como bien nos demuestran las victorias de Ayuso, Trump, Bolsonaro y el resto de populistas siguiendo la estela dejada por Berlusconi en su momento, la gente vota con las tripas y no con la cabeza. Los militantes y simpatizantes de Podemos puede que sí; pero, eso que P.I llamaba el pueblo español no perdona gestos en los que intuye traiciones por muy irracionales que sean en el fondo. Así que con lo de Galapagar, seguido de ese otro gran fallo estético de colocar de ministra a su mujer al más puro estilo peronista, y por muy valiosa o no que fuera Irene Montero, P.I no hizo otra cosa que facilitar lo esencial de la munición con la que sus enemigos le han estado atizando desde que se atrevió a desafiar al régimen de la II Restauración Borbónica. Una munición que han usado profusamente aderezada con todo tipo de bulos y exageraciones, haciendo de la anécdota categoría, "el gran macho alfa", husmeando hasta lo más recóndito de su vida personal, tergiversando cada una de sus palabras para darle siempre un sentido incluso contrario, achacándole intenciones que nunca ha expresando, la de implantar un régimen como el de Venezuela la más ridícula de todas, o acusándole de enriquecerse solo por cobrar lo mismo o menos que cobra cualquiera en cargo -aquí siempre se olvida lo que ceden de sus sueldos los militantes de Podemos a la organización-, acusaciones hechas además por muchos militantes y simpatizantes de ese otro partido político que los propios jueces definieron en su momento como una organización criminal especializada en el saqueo de lo público y el cobro de sobres para otorgar favores.
Porque he ahí el origen de la campaña de acoso y derribo orquestada desde los poderes fácticos del Estado Español contra un personaje y una formación política que ha pasado de hablar de reformar la Constitución del 78 y exigir un referendo sobre la monarquía a, no solo aceptar la primera, sino incluso a denunciar su incumplimiento, amén de mitigar sus críticas contra la institución monárquica. Una formación que irrumpió con buena parte de la antigualla mítica revolucionaria-marxista a sus espaldas y ha acabado, a fuerza de enfrentarse a la realidad de las cosas y de las gentes, en una socialdemocracia pragmática con un programa no muy diferente de lo que propone Biden en EE.UU. Sin embargo, ni siquiera era eso lo que hacia de P.I un elemento peligroso para las élites, no. Lo que ha hecho de P.I una pieza de caza a batir no han sido sus críticas al sistema, ni más ni menos acertadas o radicales que las que hizo Julio Anguita en su momento, sino más bien el éxito electoral de su formación al superar con creces los resultados históricos de Izquierda Unida, y, sobre todas las cosas, formar el primer gobierno de coalición de izquierda desde la II República, la gran amenaza, por muy lejana que parezca, para ese régimen resultante de la Transición que consistió en lo esencial en que los poderes fácticos de la Dictadura concedieran libertad política a cambio de inmunidad económica, esto es, una democracia parlamentaria alrededor de los Borbones, la cual no cuestionaría jamás los privilegios económicos que las élites franquistas habían disfrutado durante décadas. Desde entonces han ido a degüello contra él y Podemos desde todos los frentes, en especial el mediático y judicial. Esa, esa y no otra ha sido la gran monstruosidad a la que me refería al principio.
De ese modo, por un lado una serie de jueces se ha encargado de montar causas basadas única y exclusivamente en indicios o en la pura nada, causas que han sido desestimadas una tras o otra, pero cuyo objetivo final no parecía ser otro que ocupar titulares siguiendo el precepto de "calumnia que algo queda". Y vaya que si queda, sobre todo en una sociedad como la española que, siendo muy generoso, es ante todo una sociedad de titulares, una sociedad que no profundiza en nada, que no entiende de detalles, que ni escucha argumentos que no sean los que quiere escuchar ni sabe plantear los suyos propios si no es a través del insulto o el puro bulo. De hecho, lo que mejor hacen los españoles como sociedad es precisamente insultar y descalificar al prójimo, o dicho de otro modo, linchar al adversario siempre devenido en enemigo por pura incapacidad para concebir términos medios. Los poderes fácticos lo saben y por eso lo han tenido tan fácil. Así pues, una vez que permites sobrepasar todos los límites en la descalificación del otro, una vez que tus sicarios de la prensa y la judicatura se encargan de demonizarlo, no es de extrañar que los más exaltados de la manada, los más brutos siempre dispuestos a demostrar que todavía pueden serlo más, se hayan dedicado a acosar a P.I y su familia en su propia residencia (¿Cuánta gente sabe dónde viven Sánchez, Casado, Abascal o Arrimadas?), a perseguirlos hasta en sus vacaciones como pasó el año pasado en Asturias, a amenazarlos con balas y luego, en lugar de solidarizarse con él, reírse, llamarle llorón y hasta acusarle de haberlo preparado él para sacar réditos políticos. En resumen, saña y mezquindad por un tubo. Como que estoy convencido de que hay gente que odia a P.I sin saber muy bien por qué, si eso por no desentonar ya que todo el mundo a su alrededor lo hace, por demostrar que se es español y la rehostia de español y le han dicho que Podemos quiere romper España en connivencia con la ETA, porque le han hecho creer que si gana Podemos le van a expropiar la tienda que tiene en el barrio o colectivizar la granja de patos en su pueblo... como en Venezuela, porque le gusta la caza y los toros y no concibe que puedan existir políticos sin corbata, e incluso porque ha intentando leer el programa de Podemos y al ver tantas letras juntas le ha dado una embolia. Ayer mismo, como ejemplo y en este mismo medio, un tipo acusaba a P.I y Podemos de ser los responsables de los impuestos de las autopistas, el diésel y la luz que la ministra Calviño..., había anunciado. Le respondo que son imposiciones de la UE como contrapartida al dinero prestado para hacer frente a la crisis, que uno de los principios precisamente de la izquierda es que los impuestos indirectos son injustos porque afectan a todos independientemente de su renta, y él erre que erre. ¿Por qué? Pues, para saberlo, me bastó mirar en su muro y comprobar que estaba dedicado en su mayor parte a insultar a P.I y denigrar a Podemos -qué manera más absurda de derrochar tu tiempo y energías-, con calificativos tan de moda para referirse a P.I como rata -el cual por cierto, y obviando sus reminiscencias nazis porque seguro que el susodicho no tiene ni pajolera idea de por qué, define más a la persona que lo usa que otra cosa-. De ese modo, ¿Qué se puede razonar con un individuo así? Nada, absolutamente nada, he ahí un ejemplo de la irracionalidad que rodea todo lo relacionado con el odio inducido a P.I, gente que le achaca todo lo malo a él y a su formación por principio, contra toda realidad y lógica, porque es lo que quiere creer más que lo que cree, porque lo necesita para justificar todo ese tiempo y esas energías dedicadas a tener un chivo expiatorio que le ayude a sentirse bien, puede incluso que a entender lo que no que solo entendería si se informara un poco y fuera capaz de ver el mundo sin las anteojeras de su sectarismo. Sinceramente, creo que hay mucha gente, muchísima por que parece, que odia a P.I por encima de sus posibilidades, o sería mejor dicho, por encima de sus capacidades intelectuales.
Creo sinceramente que P.I ha hecho muy bien en irse, que ya era hora porque su ciclo se había agotado a causa de sus propios errores de bulto, el último de ellos la campaña de las pasadas elecciones madrileñas en torno a una falsa dicotomía "democracia o fascismo", claro ejemplo de lo alejado que está P.I de las verdaderas prioridades del electorado al que se dirige. P.I seguirá siendo un valioso referente porque, insisto, se trata de una de las personalidades intelectualmente más brillantes que hay en el panorama mediático actual independientemente de lo mucho, poco o nada que se pueda estar de acuerdo con él. Eso y que es ahora cuando les toca a los políticos a la izquierda del PSOE, esto es, los que cuestionan con todo el derecho del mundo, ese que en España se niega de continuo a todo aquel que se sale de camino trazado por las élites en su propio interés, y aquí solo hay que comparar a España con el Reino Unido en lo referente al ejercicio del derecho de autodeterminación de cualquiera de sus partes, lo que la derecha llama comunismo con el programa de Joe Biden para los EE.UU, asuntos que aquí son anatema por principio y en países cuya solera democrática es indiscutible temas para debate, tanto el régimen resultante de la Transición del 78 con la monarquía a la cabeza, como la misma concepción nacional o plurinacional del estado español. Por otro lado, y ya para concluir esta larga perorata a la que no habría dedicado ni un segundo de no estar ya harto de escuchar y leer tanta bazofia alrededor del personaje que nos ocupa, y no me refiero a críticas, de las cuales yo comparto una buena parte, sino a insultos puros y duros, a acusaciones sin argumentos ni datos, qué extraña coincidencia que fuera otro Pablo Iglesias, en este caso el fundador del PSOE, quien dijera hace ya más de cien años. "Merecer el odio de quienes envenenan el pueblo, de los que le roban, será para nosotros una honra.





Sí, hoy también es el día indicado para que los reaccionarios emboscados en su falsa equidistancia aprovechen para fustigar a la izquierda a cuenta de su supuesta superioridad moral, la cual, dicen, le lleva a despreciar a los ciudadanos del común y sus necesidades inmediatas, razón por la que suele perder elecciones frente al supuesto sentido común de estos últimos.
Pero no, hipócritas del ni a la izquierda ni a la derecha , esa superioridad moral y ética no pertenece a la izquierda sino que proviene de sus valores como la defensa de lo común frente al egoísmo de lo particular, la igualdad de oportunidades, entre géneros, sexo o individuos de cualquier tipo, origen y condición, la solidaridad con los menos desfavorecidos, el respeto a la diferencia y la diversidad cultural y lingüística, el progreso frente al oscurantismo, el laicismo frente a la superchería religiosa y, muy en especial, la universalidad de los derechos humanos. Valores que, por supuesto, se dan de bruces con el darwinismo socioeconómico de la derecha, con su clasismo y defensa a ultranza del privilegio de casta y cartera, su insolidaridad e incluso saña para con los de abajo, su odio hacia todo lo que les es extraño o cuestiona sus convicciones patrióticas, religiosas o de cualquier otro tipo, su egoísmo y sobre todo cortedad de miras a lo "ponme tú otra caña y que se joda el de al lado si acaba en la UCI."
Esos son los valores de unos y otros, luego están los matices en cómo gestiona cada cual de acuerdo con sus valores, esto es, más allá del blanco y negro impuesto en la conciencia de la mayoría de los ciudadanos por mor de la ignorancia y el sectarismo. Sí, claro que hay diferencias de raíz entre los valores de unos y los de otros. Ya sabéis, que a un millón de moscas le guste la mierda no significa que la mierda sea buena, tampoco que tenga razón el capullo reaccionario que las alienta y aplaude. Eso aquí y ahora como en la Atenas de Solón.








Lo de Madrid... o no

Para bajona la mía esta mañana, que voy a la pescadería de buena mañana para comprar kilo y medio de chipirones con la idea de rellenarlos y ponerlos en su tinta, además de dos kilos de anchoas para rebozar mañana, y, cuando llega mi turno, me dice el pescatero que no hay ni chipis ni anchoas. Mi gozo en un pozo, yo que estaba dispuesto a tirarme media mañana preparando los chipis para darme un homenaje después de haber acabado un trabajo que me ha dado no pocos quebraderos de cabeza, que había resuelto también lo del día siguiente con las anchoas para acompañar una tortillica de patatas de esas babosas y encebolladas que, según mi compañera, son las mejores que ha probado en su vida. Pues no, me cago en Dios para mis adentros porque ya estoy en una edad que, más o menos, consigo controlar mis impulsos, y me resigno a caer en el hondo abismo que se abre bajo mis pies. El pescatero, quién sabe si porque tiene superpoderes y ha podido escuchar mi juramento, aunque con mirar la cara de profunda amargura que se me dibuja en el rostro como consecuencia de la decepción creo que sería suficiente, me pide disculpas y yo le contesto que no tiene por qué pedírmelas, que él no tiene la culpa de nada. Así que salgo de la pescadería con una chopa y una corvina para poner al horno sobre una capa de patatas. No es mala alternativa, no, ya lo sé; pero, no es lo que yo tenia en mente, y, como soy muy sensible al devenir de los acontecimientos, que me ahogo en un vaso de agua al menor contratiempo, no puedo evitar sentir que todos los hados se han conjurado en mi contra.

Pues eso, menuda bajona. Bueno, lo otra también, sí, también; pero, mejor no escribo nada al respecto porque noto que tengo la abertzalina por las nubes y prefiero esperar unos días a ver si se me baja a unos niveles razonables y así.







-Sí, sí, reíros todo lo que queráis de mí. Pero, sabéis que tarde o temprano me acabaréis votando en masa. Puede que no sea en Bizka..., perdón, que casi lo digo en etarra, en Vizcaya, de donde salí diputada por lo pelos. quiero decir, que casi no salgo porque allí ya solo nos votan cuatro gatos por culpa de la insoportable dictadura nacionalista-socialista-bolivariana-proetarra y en ese plan, no por mi preciosa melena txupiguai, claro. Pues eso, reíros todo lo que queráis; pero, lo tengo todo para triunfar en cualquier otra parte de la España y muy España. Apunta: estoy tan poco preparada como el jefe, no acabé la carrera de empresariales porque las Nuevas Generaciones me quitaban mucho tiempo para el estudio, puede que hasta no me enterara nada, como estoy todo el día de ji-ji-ja-ja en actos de campaña, entre un congreso y otro.... Sin embargo, mira qué sonrisa, qué guapa soy, tipo pijilla que te cagas, al menos en el PP siempre vamos limpias. Y no me critiques, matxirulo, que las de derechas también somos feministas. No solo odiáis la libertad, también la belleza: amargaos, que sois unos amargaos y unos tristes. ¿Y mi discurso? Dame cuatro chupitos y arraso, risas aseguradas, y si no enlatadas; ¡aplaude, Carroñero, o como te llames, suelta el volante y aplaude que yo también voy a toda pastilla! En cualquier caso, aquí lo que importa es petarlo en las redes. Luego ya, una vez que te conozcan, votos a mansalva. Sí, porque la gente ya no quiere modelos a seguir, líderes carismáticos y grandes oradores como Aznar, Rajoy o turgaiz, alias Demóstenes, y por el estilo. No, ya no quiere gente preparada en la que confiar, o de un instinto político a la altura del acordeón. La gente quiere políticos como ellos, personas concienzudamente insustanciales y esencialmente ignorantes, gente sin ideas, ni conocimientos, ni conciencia, ni nada de nada. Pero eso sí, con mucha gracia, naturalidad, para echar risas, muchas. Gente como vosotros, los que no estáis ni a la derecha ni a la izquierda, sino a la madrileña, siempre en el bar. Sí, señores y señoras, y cuanto más vergüenza ajena muchos más votos. Pues eso, basta ya de matxos alfa con coleta para pasear por el borde de la piscina de Galapagar, o barbita a ver si se les olvida lo de los másteres. ¡Las tontitas al poder! Orgullosa de ser una txotxola de campeonato, como me dicen en casa. Si IDA lo peta, por qué yo no de concejala, diputada por Segovia como el Javi e incluso en Europa como ha estado el Carlos durante años sin tener ni puta idea de idiomas, ni de nada. Y en un par de años presidenta de un autonomía, aunque me tenga que empadronar en la Manga del Mar Menor. Sí, para manga la mía, ya sé, ya. ¿Ideología? Eso ya la de siempre, mucho txunta-txunta-txunta, impuestos para los de abajo y Mecano, quiero decir, mucho Natxo Kano." ¡Libertad, libertad! JAJAAJAJAJA ¡Aparta Carro..., sí, ya sé, ya, Carromero, que me tiro de cabeza! Pues, nada, aquí estoy yo, lo malo todavía por conocer; ya os podéis abrochar el cinturón, tú también Carramero. 





Anoche vi “YES, GOD, YES”, la opera prima de la realizadora estadunidense Karen Maine. Se trata de la historia de una estudiante de secundaria de 16 años de un colegio católico que descubre su sexualidad durante un retiro religioso. Una historia que promete mucho más de lo que al final ofrece tal y como parece ser la tónica general del cine en los últimos tiempos.
Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, servidor no pudo evitar pensar, durante todo el tiempo que duro la peli y hasta hoy que recién me he levantado el primero de la casa me he puesto al ordenador, en cierto colegio católico en el que pasó sus primeros años, uno del que, para no dar el nombre pero sí alguna que otra pista para iniciados, ha salido los últimos dos alcaldes de mi ciudad y otros políticos. Vamos, el mismo del que unas cuantas décadas antes también salían conocidos etarras. De hecho, y sin ir más lejos, uno muy destacado que vive desde hace mucho en Iparralde sacando dientes, acaba de sacar un libro en el que glosa las obras y milagros de la Cosa desde su muy particular interpretación de la Historia. Esto ya digo que para iniciados y así.
En cualquier caso, anoche casi todo lo de la película me resultaba muy cercano. En especial toda la mandanga esa pringosa y absurda alrededor del complejo de culpa permanente del que hacían gala los alumnos por obra y gracias de sus "directores espirituales", ya fueran profesores seglares o con alzacuello. Así que lo recordaba era el asco infinito que me provocaba ya de crío todo aquel potaje de supercherías y memeces religiosas con el que nos machacaban a diario y a conciencia para hacer de nosotros buenos cristianos y, ya de paso, también el prototipo de ciudadanos memos a rabiar, temerosos tanto de Díos como de cualquier cosa que fuera salirse de la norma, del rebaño más bien, dar la nota y así, y que conforman la plana mayor de las ciudades medias de provincia ensimismadas y poslevíticas como lo son casi todas.
Un mejunje que a mí en particular me resultaba especialmente indigesto porque en mi casa nunca fueron religiosos, y, aun así, por la cosa esa de que el tío cura, si bien que de los rojos que luego, tras algún que otro percance con la autoridad de entonces y así había acabado colgando la sotana, o yo que sé, porque nunca he llegado a enterarme del todo, en todo caso uno de los tíos con estudios que aleccionaban a los hermanos que acaso no tenían tantos para que se decantaran por tal o cual, convenció a mis viejos para que me matricularan en dicho colegio, es de suponer que con la cantinela de que no tenía que ver con esos otros también de curas, pero mucho más vetustos, con solera pues, de la ciudad donde el hedor a ranciedad nacionalcatólica todavía lo impregnaba todo.
Así que me pasé toda mi infancia disimulando ser lo que no era, ni por influencia familiar ni por convicción personal: creyente. Un auténtico suplicio para el chaval que yo era, ya fuera por la vergüenza que pasaba cuando el chupapollas de turno preguntaba los lunes por el sermón de misa del domingo y servidor, que por supuesto jamás iba a misa, intentaba justificar su desconocimiento de lo que el resto de alumnos comentaban con la excusa de que había ido a misa en el pueblo de mi viejo y que por lo tanto el sermón había sido otro. Luego ya me informaban de que el tema a tratar en los sermones de los domingos era siempre el mismo en toda la cristiandad y servidor no sabía dónde meterse de pura vergüenza.
Pero claro, cómo tomarme en serio mi educación religiosa, siquiera para paliar lo del puto sermón dominical, si cuando quedaba con algunos compañeros para ir a misa y venían a buscarme a casa mi viejo se choteaba de lo lindo en plan: "Que dicen tus amigos que bajes para ir a misa con ellos. Tú ve y no hagas mucho caso, a ver si te van a convencer para ir de misiones con los negritos y no te volvemos a ver el pelo..."
Así que nunca entendí qué pintaba yo en aquel colegio, por qué me tenía que tragar toda aquella monserga religiosa que con el paso de los años cada vez me parecía más infumable y patética. Insisto que sobre todo teniendo en cuenta que en mi casa no se sentía devoción religiosa alguna. Algo que, sobre todo en el caso de las madres, me resultaba especialmente llamativo, entonces hasta escandaloso e inexplicable, pues no eran pocas las madres de mis compañeros que se me antojaban unas verdaderas beatas, algunas con el tiempo verdaderas fanáticas opusitas o por el estilo, a destacar ciertas catequistas de Estella o alrededores, cantera innagatoble aquella. Un verdadero contraste con mi madre, hija de un comunista de carne condenado a muerte tras la Guerra y que salvó la vida por los pelos -él, sus hermanos no-, bueno, más bien por la intercesión de un cuñado suyo carlistón de nombre Jaime, cómo no. Esto ya casi también que para iniciados.
Un desapego hacia la fe y todo lo que la rodeaba, o en mi caso verdadero hartazgo, que recuerdo ser común a la mayoría de mis compañeros de clase. En realidad los verdaderos devotos debían ser poco más de tres o cuatro por clase. Me refiero, claro está, a verdaderos meapilas de los que se echaban las manos a la cabeza, o ya solo fruncían el ceño, cuando oían nuestros cagüendioses o las blasfemias con las que nos deleitábamos incluso en mitad de cualquiera de aquellas soporíferas misas a las que teníamos que asistir por semana. Claro que ya con el tiempo, esto es, cuando te haces mayor y te los encuentras por la calle y sabes de sus vidas, y en especial de cómo se las han montado para hacer exactamente lo mismo que sus padres hicieron con ellos, esto es, para no salirse ni un milímetro del camino marcado por sus progenitores desde incluso antes de nacer, eso y que sus vástagos, por supuesto, hagan lo mismo, te percatas de que en realidad eran muchos más los meapilas que disimulaban su fervor religioso, siquiera su asunción sin fisuras, acaso solo a posteriori, del adoctrinamiento de rigor -ese sí que sí...-, por lo que fuera y que seguramente tenía mucho que ver con no querer desentonar de los que llevaban la voz cantante, los cuales solían ser los malotes de la clase como en todas partes.
En cualquier caso, una infancia a merced de curas y frailes como los de la película, ya fuera al estilo de los más jóvenes en plan coleguitas, muy "jatorrillas" ellos con sus pintas tan de "enrrollados" de la época, ahí ya con barbas, cojera o lo que fuera, no voy a dar nombres, o ya en plan más de toda la vida, esto es, con alzacuello y hasta sotana como aquel mamón que nos daba charlas para captar vocaciones y otras mierdas preconciliares que no vienen al caso.
Suerte que, al menos, jamás participé en ninguno de aquellos retiros religiosos como el que se describe en la película, ni siquiera me sentí tentado por el grupo de scout del cole, tan activo él, vade retro; "ikusi mendizaleak, baso eta zelaiak, mendi tontor ganera igo behar dogu...!." Ni ejercicios espirituales ni nada por el estilo, ya lo siento, padre, profe, es que los findes y el verano entero me voy al pueblo, da igual cuál, el que toque según la temporada del año, y al campamento que vaya tu puta madre, ¿Yo?, no he dicho nada, cómo, con todo lo que quiero a la mía, habrá oído mal, sí, sí, más padrenuestros...
Por si fuera poco, porque para más inri el mocoso que yo era ya estaba politizado desde los nueve o diez años, cosa nada rara en aquellos tiempos, como que más de misas era de ir con mi padre a ver mítines en los que, mira tú por donde, también se cantaba guitarra en mano, como aquel de EE en Mendi donde cantaba Urko, Bandrés soltaba su homilía, Onaindia susurraba, Olaberri animaba el cotarro y todo en ese plan en el fondo también tan ecuménico, con la edad me dio por discutir en clase sin reparar muy bien dónde y con quiénes estaba. De modo que, años más tarde, apenas me extrañé cuando me dijeron que cierto profesor seglar, el puto Etxebarria para no andarme con tapujos, probablemente el tipejo que mejor representaba ese espécimen de jatorra piadoso y reaccionario que tanto asco me da, había dicho en público que Arinas era un mal bicho, o puede que en realidad dijera una mala persona. No me extrañó, no, porque sé que si hubiera sido más espabilado me debería haber callado cuando el susodicho sacó el tema del aborto en clase utilizando términos como crimen, atentado contra la vida y la voluntad de Dios, y todo así por el estilo. Mala persona, sí, no como él y otros tan aficionados a reventar la cara a sus alumnos a la menor de cambio, incluso a humillarlos de mil y una maneras como aquel psicópata cuyo hipocorístico definía también su persona: Txusma.
En fin, me da que ya he escrito demasiado, pecado de facundia, y que ya es hora de desayunar. Si eso otro días sigo y ya hablo de curas tocones y de esas cosas de las que siempre se habla menos de lo que se debería. De todos modos, anda que no sienta poco bien ni nada estos desahogos mañaneros, mejor que una... no, eso no, es pecado, ya lo sé, perdóneme, padre, que no sé lo que me escribo. Es lo que tiene ser un resentido de por vida, qué le voy a hacer, soy un bicho, una mala persona, como que si hubiera tenido la ocasión, pongamos que pilotando un caza bombardero, me sé de un colegio que habría desaparecido hace ya tiempo de la faz de la tierra. Oye, incluso nos habríamos ahorrado la vergüenza ajena que provoca escuchar a cierto senador por Segovia que fue alcalde de Vitoria.





 Una mesa con un espejo cuyo marco estaba pintado sobre la pared al igual que el cabecero de los dos cabestros sobre los que pasaríamos la noche y el resto de la decoración en arabescos del techo para ambientar la que, por cuestiones de presupuesto, debía ser la habitación más cutre del Hotel Continental de Tánger, entre el Zoco Chico y el puerto. Por si fuera poco, la único ventaba daba a la parte trasera del hotel donde aparcaban los autobuses como el que nos llevaba de gira por Marruecos y no pocos camiones.

Fue mirando por aquella ventana que vimos como los conductores registraban los bajos de los camiones para sacar a niños que se habían escondido allí con la intención de cruzar el Estrecho. Los sacaban de los pelos y, ya fuera, los colmaban a golpes y patadas. Como estábamos en un primero mi colega y yo les gritamos en español y en francés para que cesaran en su inútil escarmiento: ¡Dejad de pegar a los chavales, hijos de puta! Arrêtez de frapper les enfants! Vous fils de putes! Puede parecer extraño; pero, no solo nos hicieron caso sino que incluso, me temo, arreciaron los golpes sobre los chavales.
En fin, una escena muy triste a la par que de una lógica terrible, aplastante, porque Tánger era en realidad, supongo que seguirá siendo, el gran embarcadero de los que querían cruzar a España para emprender desde allí su sueño europeo o como sea que le digan ellos. De hecho, solo había que darse una vuelta a lo largo del Boulevard Mohamed VI para percatarse que la inmensa mayoría del gentío que ocupaba las terrazas o se sentaba a lo largo del paseo marítimo mirando más allá de la playa, en aquel horizonte donde todavía antes del anochecer se podía distinguir las costas españolas, eran chavales jóvenes que si estaban en Tánger no era precisamente porque allí hubiera mucho trabajo.
Por si fuera poco, en el aparcamiento debajo de nuestra habitación había unos enormes generadores que amenazaban con mantenerlos toda la noche en vela. Así pues, y a pesar del cansancio tras el tute que nos habíamos dado aquel día desde Vitoria en autobús, decidimos bajarnos al bar del hotel. Allí estaba el guía de la agencia madrileña que nos iba a acompañar durante la primera semana de viaje. También descubrimos las colección de fotos de personajes famosos que colgaban de las paredes del local; personalidades de la política de todo el mundo, así como pintores, escritores y, muy en especial, estrellas de cine, se podría decir que la plana mayor del estrellado desde los años 20 a los 60, luego ya escaseaban, me temo que a la par que fue decayendo la categoría del Hotel tras sus primeros años de esplendor. En cualquier caso, y puesto que nos habíamos sentado con nuestro guía y algunos de los que serían nuestros compañeros de viaje, aquellas fotos antiguas de estrellas de cine de la época dorada de Tánger, antes y después de la II Guerra Mundial cuando esta fue una ciudad internacional en la recababa gente de todo tipo y condición desde todas las partes del mundo, nos valieron como excusa para romper el hielo. El guía, un marroquí calvo y rechoncho de unos cincuenta años que llevaba ya media vida en España, casado con una española y con dos hijos que no habían pisado nunca Marruecos y a los que tampoco había enseñado el darija, enseguida se hizo dueño de la conversación: el muy cabrón hablaba por los codos.
- Pues a mí esta gente no me dice nada. A mí si me sacas de las películas de acción de Van Danme o de Cuz Norris yo ya me pierdo.
- Pero, hombre, por lo menos reconocerás a Errol Flynn, Rita Hayworth, Rock Hudson, Elizabeth Taylor, Gina Lollobrigida, Omar Sharif o a directores como Orson Welles o Bertolucci.
- Mierda para ti. Yo no veo películas antiguas y menos aun en blanco en cine. De hecho, yo veo cine para comerme el coco sino para distraerme. Por eso prefiero las de tiros y puñetazos.
Como ya vimos que no merecía la pena seguir por ahí, enseguida procuramos derivar la conversación hacia otros temas cuanto más triviales mucho mejor, en especial hacia los que atañían al presente de cada cual y poco más. Así y todo, el guía volvió a llevar la voz cantante en todo momento, por lo que nos puso a corriente de todas sus obras y milagros, en especial de aquellas una vez obtenida la nacionalidad española tras matrimoniar con su mujer española, las cuales, faltaría más, se resumían en haber conseguido montar su propia empresa de guía de viajes por su país natal tras muchos años de sudor y lágrimas. Y entonces, sin que yo pueda recordar muy bien a santo de qué, a mí o a mi compañero se nos ocurrió sacar el tema de los chavales, en realidad niños, que se habían escondido en los bajos de los camiones para intentar cruzar así el Estrecho tal y como él nos acababa de contar que había hecho en su momento.
- Pues a mí no me dan ninguna pena esas ratas. Si quieren viajar a España que lo hagan en condiciones, con todos los papeles en regla. Y si no que se atengan a las consecuencias. Te voy a decir más, si fuera yo camionero y me encontrara a uno de ellos escondido en mi camión mientras vamos en el ferry, no dudaría ni un solo segundo en tirarlo al mar.
- ¡Pero si tú...!
- Pues que hubieran hecho lo mismo conmigo, lo tendría merecido. Pero, yo sabía a lo que me arriesgaba, así que cada cual aguante su vela.
- Ya, pero...
- Y otra cosa os voy a decir, tampoco me dan ninguna penas los moros que hay en España cuando los cogen sin papeles y los deportan. Deberían hacerlo con todos.
Aquello fue hace ya más de veinte año y, sin embargo, lo recuerdo como si lo acabara escuchar apenas hace unos segundos. De hecho, recuerdo al guía marroquí y creo que también su acento madrileño con sus inconfundibles "ejque" manchegos y una gorra de beisbol para tapar su calva que hoy en día, en vez de llevar impresa la insignia de algún club americano, seguro que habría sido de color verde luciendo una rojigualda estampada, una de esas que se venden hoy en día con el eslogan: "Make Spain great again"



ELOGIO DE LA IGNORANCIA
- Yo estoy en contra de todas las revoluciones porque solo traen dolor, muerte y más tiranía.
- Todas no.
- ¿Cómo que no? Dime tú una que no haya sido como yo he dicho.
- La Revolución de los Claveles de Portugal del 25 de Abril 1974 contra la dictadura salazarista.
- No sé cuál fue esa.
- No lo sabes, pero bien que sentencias.
- ¿E importa, por qué tendría que saberlo?
- ¿Para que el desconocimiento de todo lo que nos atañe no fuera la coartada perfecta para defender tu equidistancia en todas las discusiones en las que cuestionas las convicciones de los demás poniéndolas en el misma lado de la balanza de aquellos que las amenazan?
- Yo lo único que sé es que los sabelotodos siempre tenéis una respuesta para todo.
- Y eso te molesta inconmensurablemente porque pone en evidencia tu ignorancia sobre casi todo.
- Exacto.

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