domingo, 25 de septiembre de 2022

COCINA DE CONFUSIÓN

 


Será porque ayer me tiré toda la mañana rellenando, rebozando y friendo pimientos, que acabé hasta las mismísimas narices; pero, el caso es que esta noche he tenido una pesadilla de las de aupa.
Resulta que viajaba a una ciudad que enseguida he reconocido como Logroño porque me he visto cruzar el puente de Sagasta cuando me acercaba. Cuatro o cinco horas de carretera desde primeras horas de la mañana, el rugido de mis tripas ya no me dejaba escuchar la música que llevaba puesta. Así que aparco y me dirijo casi que a la carrera hacia la calle Laurel. Entro al primer establecimiento en el que veo una barra con un buen surtido de pinchos y elijo de entre ellos lo que estaba convencido que era uno de oreja de cerdo rebozada con una alegría riojana encima.
- No, caballero, no es oreja de cerdo sino un combinado de verduras con la que intentamos simular el aspecto y la textura.
- ¡No jodas!
- Somos un establecimiento vegano...
- Pues nada, me tomo la alegría y ya me voy a tomar por culo al bar de al lado.
En el siguiente ya entro directamente al comedor porque se me está haciendo tarde para ir de pinchos.
- ¿El señor va tomar el menú?
Respondo que según lo que "hayga". Pero, es echar una miradica a la hoja del menú y empezar a alucinar en colores.
Primeros:
Ensalada de lichis con huevas de esturión de Málaga
Alcachofas crujientes sobre salsa de soja y shitakes
Salmonejo de rambutan con nueces de macadamia y huevo cocido de avutarda coja.
Patatas sin chorizo ni nada de nada (cocidas con agua del Ebro a su paso por Calahorra)
Segundos
Codillo asado de facóquero común con coquitos de Brasil y chufa.
Carrilleras de castor americano al mezcal.
Peces tropicales o de pecera al horno sobre ortigas de viña.
Chipirones en tinta de tattoo vegano.
Postres
Tarta de queso sardo con sus larvas de mosca vivas
Tiramierda (como el tiramisu pero espolvoreando caca de oveja seca rallada)
Pudin de tapioca con helado de wasabi
Miro al camarero con una cara que no acierto a saber si debe ser de asombro o de verdadero mosqueo.
- ¿En serio? Es que no hay nada de la tierra, lo de toda la vida.
- Lo siento, caballero, pero nosotros nos limitamos a adaptar el menú al gusto de nuestros clientes. Ya sabe, cocina moderna, de fusión, cosmopolita y en ese plan.
- Ya, entiendo, la generación que ha crecido viendo MasterChef...
- Le puedo traer la carta si quiere...
Me trae la carta, la abro, la cierro. Estaba deseando llegar a Logroño para meterme entre pecho y espalda unas patatas con chorizo, o en su defecto una menestra, unas pochas, lo que fuera pero de lo de siempre, cocina local, y ahora, mira tú por donde, estoy a punto de levantar las mesa por los aires, pegar a un camarero e ir hasta la cocina para prenderle fuego, qué cosas.
- Si no le gusta lo de carta, también tenemos pimientos rellenos de...
- Ayer me comí más de una docena de los que hice yo; pero, sí, por favor, sácame unos pimientos rellenos.
- Pimientos relleno de tofu...
Hace ya unas horas que me he despertado de semejante pesadilla y todavía sigo teniendo escalofríos.


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