Un "Sacco bello" de Carlo Verdone;
"En una Roma desierta de un Ferragosto cualquiera".
Cuando en aquella antigüedad de mármol,
Ahora solo es un día de agosto,
ni siquiera el más caluroso del año.
"Il ascensore" de Luigi Comencini
Puede que Donatella
se haya quedado encerrada
en compañía de un maduro monseñor,
un Alberto Sordi cualquiera,
en el ascensor de un edificio desierto.
Todos lo pecados se cometen camino al cielo.
Feriae Augusti a lo largo y ancho
de las villas y ciudades del imperio.
Por eso están las calles repletas,
de bárbaros que ahora llaman turistas.
Por eso también los pocos ciudadanos romanos
que quedamos en la urbe muertos de asco,
nos escondemos del saqueo
a nuestra plácida "pax provinciae"
que cada año perpetran con inusitada saña
hordas de extraños detrás de un plano desplegado con el inconfesable propósito de no ver nada.
"Ferragosto in bikini" de Marino Girolami,
Ni siquiera nos podemos acercar hasta nuestras playas,
No se puede aparcar en ninguna parte,
No hay un palmo de arena libre donde depositarse.
No es lo mismo abrirse paso entre la marabunta
que se arremolina para embarcarse
no se sabe muy bien en qué barco y para dirigirse a dónde,
que en la gélida intimidad de una mañana de setiembre.
"Pranzo di Ferragosto" de Gianni Di Gregorio.
Ni se te ocurra acercarte hasta el centro.
"Ya, es que me apetecía un gallego desde junio".
El pulpo te lo traen recalentado desde la otra punta de la ciudad,
la oreja sabe a rancio y de repente me invade una tristeza infinita,
la jarra de Ribeiro a meado de gato ligeramente frío.
Llevo un buen rato cagándome en el panteón grecorromano al completo.
Y encima el camarero,
no conocía a un tío tan idiota desde hacía un minuto,
me despotrica al oído sobre el encargado y sus compañeros.
"Manuale d'amore de Giovanni Veronesi.
Sentado debajo del velús de mi despacho,
disfrutando de los cuentos de H.H. Munro, "Saki",
digamos que como un crío con un helado de nata y vainilla de los de antes,
con Paul Desmond de música de fondo,
se me ha ido el santo el cielo,
en concreto a la liga de Monica Belucci.
Nunca contestó a las cartas que no le escribí.
Supuse que le gustaban mayores,
como a una "bad bunny" cualquiera.
"Il Sorpasso" de Dino Rissi,
todo me supera en esta época de año,
sudo por los poros y no solo por la ola de calor que ya se ha ido.
Dicen que setiembre va a ser muy jodido,
ya son ganas de joder lo que resta del verano.
Como si no supiera yo joderlo todo por mi cuenta.
Llevo años haciéndolo y probablemente pocas cosas se me den tan bien como eso.
"Caro diario" de Nanni Moretti,
ahora mismo me tiraría con la vespa que no tengo
a recorrer las calles de Roma que siempre están en mi cabeza.
Pasaría a recogerte hasta el salon,
y que le den a la Belucci,
para ir juntos a aquel restaurante cutre de Trastevere.
"Spaghetti a vongole", ¿te acuerdas?, como si no hubiera un mañana.
Tampoco para trasegar Castelli Romani DOC.
¡Joder, menudo calor hacía aquel día!
Luego, sí, vale, el pedo de siempre,
"Mira que te pones pesado cuando bebes."
¿Ah, sí? ¿Y todo lo que te ríes?
¿Tú te imaginas paseando por Roma con un tío
blandiendo una guía en la mano?
Que si falta de visitar tal o cual monumento.
Que si patatín y patatán.
Un catedrático pegado a tu costado.
Ya volveremos más tarde o temprano.
No olvides que es eterna y todo ese rollo.
Pues eso, quince de agosto,
tardes de cine, lectura y saxofón,
¿Dónde mejor que en casa y cada cual a lo suyo?
"Solo, solo resta in città:
si sdrai al sole sul marciapide,
se non c’è un vigile che lo vede,
e i suoi battelli sottomarini
fanno vela nei tombini."
FERRAGOSTO de Gianni Rodari.
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