lunes, 17 de junio de 2024

TOLSTOI TXIKI GUZTIOK


 

    - Beste behin ere Tchaikovskyrekin?

- Ez laztana, ez, Rachmanivov dun, hire gurasoek oparitutako hiru CDak gainera.
- Baina ez al hidan esan errusiarrak batere atsegin ez hituena, ezin huela idatzi edozein errusiar konpositoreren musika jarrita, arranditsuegia, efektistegia, melenga hutsa zelako.
- Bai, maitea. Baina, hik badakin nik txorakeria asko esaten ditudala, parrastaka.
- Zer idazten ari haiz orain?
- Karlistaden inguruko istorio bat.
- Zein izen ipiniko dion?
- Ba oraindiokan ez zakinat, GUDA ETA BAKEA omen....


 

Anoche estuve de vuelta en Senegal con L y J. Íbamos a visitar una población en medio de los manglares para no sé qué fiesta tradicional con mucho baile y balafón, que es como el txistu o la gaita del lugar pero en tropical. La lancha que nos llevaba hasta el poblado en cuestión no podía alcanzar la orilla por culpa del calado. Así pues, teníamos que saltar de la lancha unos cuantos metros antes y llegar andado hasta la orilla. Momento en el que al amigo J casi le da un pasmo porque había leído en la guía que prevenía de todos los peligros de aquel rincón africano, que había que procurar evitar meterse en las aguas de los manglares porque estaban repletas de todo tipo de parásitos.
-¿En serio vamos a ir andando hasta la orilla? En la guía dice que es precisamente en el contacto de la piel con el agua de los ríos, lagos o manglares, donde suele picar el dengue con más facilidad.
-Tú mismo. O le convences al barquero para que te acerque hasta la orilla a arricotes o que te lleve de vuelta por donde hemos venido - no sé si L o yo.
-¡Hostia puta! ¿Pero no nos vacunamos de la malaria antes de venir? - lo mismo, cualquiera de los dos.
Ya en la habitación del bugalow, o lo que fuera aquello, otra vez J:
-¿Pero vamos a dormir en una hamaca?
- Sí, y con mosquitera para que no nos piquen los bichos.
- No sé yo sí...
-Mira, vamos a hacer una cosa. Que cada cual saque su botella de whisky, pacharán o lo que sea que se haya traído de extranjis desde casa, nos las llevamos a la fiesta, nos la bebemos y que le den por el culo al anófeles de los cojones.
- Mejor sacamos dos botellas cada uno y así compartimos con la gente del pueblo.
Unas horas más tarde, tras asistir al espectáculo para turistas, hecho nuestros pinitos en los bailes regionales de la zona, bebido y compartido cada cual su botella con los colegas que nos invitaron a cenar ostras de los manglares asadas sobre unas hogueras junto a la orilla, tras haberlo dado todo al lado de unas diosas de ébano sobre la pista de una sala de fiestas en medio de la nada, y hasta la que nos habían llevado no me acuerdo muy bien quién y cómo, amanecimos cada cual sobre la mosquitera, alguno incluso durmió toda la noche al raso.
- Ay, ay, ay.
-¿Qué te pasa, J?
- Me siento mal, muy mal, creo que he pillado...
- ¿Qué, qué, el que? -yo y L al unísono.
- No sé, pero no veo por este ojo y apenas oigo por este oído.
- "Amos" hombre, no nos jodas...
- En serio, necesito un médico.
Luego tampoco recuerdo muy bien cómo abandonamos aquel poblado y conseguimos llegar lo más rápido posible a la urbanización turística adonde nos habían dirigido los del seguro médico por teléfono. No había ni un alma en aquel campo de concentración para turistas. Por suerte, pudimos encontrar la enfermería donde se suponía que nos atendería el doctor Karim no sé qué hostias.
- Bonsoir. Notre ami dit qu'il voit pas d´un œil et entend pas d´une oreille. Il pense avoir été mordu par un insecte.
Nuestro gozo en un pozo, porque el senegalés de casi dos metros que nos había recibido con la más amplia de las sonrisas y trasmitido la confianza necesaria para tranquilizar a nuestro con su aplomo, resulto que era el enfermero del médico libanés que en ese momento aparecía en la consulta mascullando no sé sabe bien qué maldiciones en árabe y dando bandazos para llegar hasta la vitrina donde tenía su utillaje médico.
- ¿Pero? ¡Este hombre está borracho! -dijo J y, por lo que se ve, le entendió hasta el enfermero sin saber una palabra en español.
- Es lo que hay...
Entonces, tras sujetar a nuestro colega para que no abandonara la consulta, y tras convencernos el enfermero de que no nos preocupáramos, que ya se encargaría él de supervisar al doctor, ni más ni menos que como solía ser lo habitual, según nos confesó, empezó uno de los diálogos más absurdos en los que he participado nunca. El médico libanés soltaba una parrafada en un dialecto ebrio del francés que me resultaba incomprensible mezclado con juramentos semíticos, el enfermero senegalés me lo traducía al francés internacional con algún que otro comentario en woolof para el cuello de su camisa, yo en castellano al amigo J y éste siempre me respondía.
- ¿Queeeé? No oigo nada, me estoy quedando sordo también del otro oído.
- Venga ya, no me jodas. Pero, ¿por lo menos ves los gestos que te hace el enfermero?
- No sé, entre que solo veo de un ojo y por el otro todo negro...
- J, mecaondíos, no te nos pongas políticamente incorrecto que no estamos para muchas hostias. Eso y que lo tuyo fijo que es una otitis.
- Te juro que lo veo todo negro, muy negro...
Y ya luego desperté. O no, quizás me levante del sofá donde escucho música mientras trasegaba una botella de Luís Alegre del año, maceración carbónica, muy aromático, afrutado, aunque para mi gusto demasiado sedoso, sin ese toque de aguja tan característico de los cosecheros de mi tierra, casi más para paladares de fuera, no sé, igual esa era la pesadilla y no la otra, quién sabe.

jueves, 13 de junio de 2024

LA FERIA Y LA LLUVIA


 

    Como no podía ser de otra manera, esta noche he soñado con la primera vez que acudí a la Feria del Libro de Bilbao. En realidad lo de esta noche ha sido una mezcla de recuerdos y el delirio al uso en mis pesadillas. Resulta que me encontraba en la caseta de una famosa librería de la villa en la que nos encontrábamos varios escritores intentando atraer la atención del público sobre nuestros libros al estilo de las verduleras del mercado. Los había, por supuesto, más duchos que otros en semejantes lides. De hecho había verdaderos profesionales de la venta directa al público, en plan: "Por la compra de dos de mis libros le hago un hijo o le friego los platos durante un mes." En fin, cosas de esas. Y claro, yo no sólo un novato sino además el peor de todos porque esas cosas me dan mucha "lacha", que dicen por Tierra Estella y alrededores. Y me la daba porque ni tengo mañas de vendedor de zoco, tampoco de comprador, que anda que no me he agobiado poco ni nada en los de Egipto, Marruecos, Túnez y así, y todavía menos la suficiente convicción en nada de lo que hago como para convencer al personal de que el mío merecía la pena y no el libro de el de al lado. Eso hace ya años, ahora ya tengo un poquito más; de desvergüenza digo. Pero entonces me veía un impostor -puede que todavía, aunque, la verdad sea dicha, ahora ya me la pela bastante- al lado de gente que llevaba tiempo vendiendo libros como el que vende casas de lujo en Marbella o manojos de calcetines, calzoncillos o bragas a precio de escándalo en un mercadillo gitano.

Y en eso que de repente hace acto de presencia una de las estrellas del momento en esto de la biblomercadotecnia, la autora que entonces la estaba petando con su trilogía falsa novela negra ambientada en el valle navarro del Baztán. Una trilogía cuya primera entrega intenté leer con el único propósito de descubrir dónde estaba la clave de su éxito. Recuerdo que dejé el libro antes incluso de la mitad porque no soportaba ni la inanidad literaria, ni el cúmulo de clichés a cuenta de todo -joder. que hasta le había inventado a la prota, una inspectora de los "forales", un novio supergringo, superguapo, superlisto, superfeminista, super..., vamos, a la carta y, sobre todo, algo mil veces más empalagoso que los famosos txantxigorris, que ya es decir-.
También es verdad que no lo digo porque lo mío fuera precisamente como para echar las campañas al vuelo. Yo no he escrito un puto libro del que pudiera estar orgulloso hasta este de TIERRAS DEL CONDE que voy a firmar mañana sábado 8 en Bilbao entre las 12:00 y las 13:00, luego ya me echan. No, porque soy consciente de que todos cojean de algo, de mucho, da igual si en lo que me atañe a mí directamente como escribidor o en cuanto a su edición, que tela. En fin, vamos aprendiendo, y si no tampoco importa; yo ya hace mucho tiempo que escribo sólo por el placer de hacerlo, y si luego se vende algo a pesar de no tener padrinos de ningún tipo y tampoco la imprescindible atención mediática, pues mejor que mejor, faltaría más.
El caso es que la figurona de la famosa trilogía a pocos metros de donde me encontraba había concentrada tal cantidad de admiradores en plan como las moscas a... a la miel, miel, que la sensación de "mindunguidad" que ya llevaba a cuestas pareció multiplicarse por diez. De modo que cuando de repente apareció mi señora en compañía de nuestro amigo el Basajaun de... todavía de Ayete, porque creo recordar que faltaban uno o dos años para que ya lo fuera de Irati, vamos, antes de que se nos hiciera navarro de las Aezkoas..., le dije a la encargada de la caseta que me salía un rato para lo del hamaiketako con unos amigos, así que hasta dentro de un par horas.
Así que nos fuimos a un bareto de lo viejo, pillamos una mesa en una terraza que hacia esquina y allí estuvimos pegando la hebra y libando unos vinos o unas sidras con algo de picoteo. Entonces estalló la tormenta y como estábamos tan a gustito allí fuera, enseguida abrimos, o nos abrieron, el toldo para resguardarnos de la lluvia. Jarreaba que daba gusto, de modo que invitamos a la pareja que teníamos al lado a que se arrimara a nuestra mesa porque veíamos que los dos mozos se estaban calando hasta los huesos. Se trataba de una pareja no gay sino de gays. Dos amigos con su cliché a cuestas, uno en plan loca super extrovertida y cabroncete, y el otro serio y formal como pocos.
- Yo es que no aguanto a esta puta loca, siempre dando la nota y poniéndome en evidencia allí por donde vamos.
El caso es que el formal aseguraba no ser gay mientras que el otro se cachondeaba de él diciendo que lo era de acuerdo con la geografía y el momento, vamos, que era homosexual de vez en cuando por la zona de ambiente de Bilbao, y completamente heterosexual cuando iba a visitar a su familia de Caparroso, en la Rivera navarra.
- Tú lo que eres es un señorito reprimido.
Y a partir de ese momento todo pullas entre ellos y cachondeo con nosotros. Eso y cotilleos a gogó por parte del notas a cuenta de los tíos que según él se había tirado, que si un directivo de la ETB, que si no sé quién del EBB, que si un pastor de Arratia... Un no parar de chascarrillos innecesarios y de escasa o nula credibilidad que, sin embargo, nos hacían estallar de tanto en tanto en carcajadas porque el chaval, la verdad sea dicha, tenía verdadera gracia. Eso y la suficientemente mala baba para intentar incomodar a su formal y estirado colega, con salidas tan manidas como:
- No le hagáis caso, él es así de serio. Como es abogado.
- ¿Abogado de qué?
- ¿De qué? De lo que tengo aquí...
En fin, una broma que sí, ya lo sé, sí, en una situación normal provocaría más lástima que otra cosa; pero que tenía su gracia allí todos "apetoguñados", que se dice en Asturias, o al menos lo dice mi señora, bajo el toldo todo ya cargado de lluvia, y sobre todo ya pasados a los cubatas. Y en eso que el notas fija toda su atención en nuestro Basajaun.
- ¿Te he dicho que a mí me encantan los "ositos"?
El colega letrado que no sabía dónde meterse, el Basajaun incómodo a la vez que intentaba disimularlo en plan: "Yo estuve en las primeras manifestaciones que se hicieron en Donosti por los derechos del colectivo cuando los únicos que las organizaban éramos los sordos...", yo aportando mi granito al triunfo del amor por encima de todo tipo de convencionalismos, y mi señora no sé yo si ya estaba debajo de la mesa o eso fue más tarde.
- Cuidado con éste que se tira todo lo que anda, corre o vuela.
Pues bien, pues otra de cubatas y un pacharán para el de Caparroso que parece que se anima. Y vaya que si se animó. A los dos pacharanes el que no decía ni esta boca es mía empezó a desgranar sus penas, "si yo os contara todo lo que..." Pues eso, la vida un valle de lágrimas y todo así. En puridad nada nuevo bajo el sol. Así que el primero en meterse dentro del bar para ir al descargar al baño fue un servidor. El segundo el amigo cachondo el cual, nada más llegar al baño donde ya estaba yo con la chorra fuera de cara a la pared, va y me saca la camisa del pantalón por detrás para meterme la mano hasta donde empieza la fosa anal, a la vez que me suelta.
- ¿Cuánto tiempo llevas casado con esa zorra?
- Todavía menos del que me gustaría.
- Qué le vamos a hacer, tenía que intentarlo.
- No, si se agradece el gesto...
Al rato salimos ambos con otra ronda de más de lo mismo.
- Esto no amaina. Habrá que pedir algo de comer.
- Sí, porque beber ya casi nos lo hemos bebido todo.
Y de lo demás sólo me acuerdo que se nos fue la tarde antes de volver a la feria para despedirme de la encargada de la caseta, momento en el que me encontré con la escritora que hacía unos años me había acompañado en la presentación en el FNAC de Bilbao de uno de los libros que más me arrepiento de haber escrito porque cojea de todo y por todas partes. Una tía majísima que nada más verme me recibe con los brazos abiertos y dos besazos.
- ¡Txema, cuánto tiempo! ¿Has vendido muchos libros?
- Pues xskjaakjshreñjarjjerjrjjadetsdg... de llover.
- ¿Cómo?
- Que esksjgjaancajoejrjdkfdfjdgjasjgjñdgj... ¡Hostia ya!
- ¿Has vuelto a beber?
- Un poquichín...
Y esa fue mi primera experiencia en la Feria del Libro de Bilbao, suerte que ya han pasado muchos años, servidor ha madurado como persona y puede que hasta como escribidor, siquiera ya sólo porque estoy convencido de que lo que firmo mañana, TIERRAS DEL CONDE, no es sólo lo mejor que he escrito, sino probablemente también lo mejor que se pueda encontrar, no ya sólo en la feria de Bilbao, sino en la de Madrid, Pamplona, Lisboa, Paris, Roma, Londres, Antananarivo o Burugogorreta.
Luego ya me he despertado y, oye, que sigue lloviendo.

TOLSTOI TXIKI GUZTIOK

       - Beste behin ere Tchaikovskyrekin? - Ez laztana, ez, Rachmanivov dun, hire gurasoek oparitutako hiru CDak gainera. - Baina ez al hi...