Tu pareja puede que te quiera por lo que eres y no por lo que tienes o le convenía. Si tienes esa suerte puede que dure o que no, a saber, cada vez menos.
Tus hijos te querrán más por lo que creen que eres para lo bueno o lo malo. A veces sólo por el servicio que les prestas a lo largo de la vida.
Tus padres, a poco que sean normales, te querrán sin condiciones. Es un amor tan sincero y genético que lo que tú eres de verdad, tu individualidad, les trae sin cuidado.
Tus amigos te querrán mientras los diviertas y no les des demasiado el coñazo con tus cuitas. En general te seguirán queriendo por inercia o puede que hasta por nostalgia. Otro tanto con la parentela más cercana.
El resto no te quiere ni te querrá nunca. Sólo eres un bulto en su existencia al que podrán sacar mayor o menor provecho, pero siempre reemplazante, desechable.
Dicho lo cual, empeñarse en que te quieran a uno por lo que eres y no por lo que cree el resto que que eres, o les conviene que seas, sólo puede ser considerado el mayor acto de narcisismo concebible. Ea, pues.
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