miércoles, 5 de julio de 2017

DÍAS SIN CRÍOS


Días sin críos, de reencuentro con tu pareja, esa con la que compartes gritos y cansancio vital por culpa de los primeros, descansando del oficio de progenitor. Vas andando por la calle, disfrutando del clima veraniego, observando la fauna urbana -no sé por qué me da que se ha puesto de moda asomar media nalga del pantalón corto vaquero-, oteando barcos al final del horizonte marino, un paseo con sabor a kresala y helado de vainilla y nata de toda vida. Y en eso que pasa trotando a tu lado un mulato de gimnasio a pecho descubierto y de repente se oye desde la playa: "¡tas negru, eh guapu!" Es el reclamo de unas mocinas veinteañeras tostándose sobre la arena. El mulato sonríe y acelera el paso, se ve que ya les tiene cogido el pulso a las asturianas; mejor salir corriendo, sí, que si no te lían y... Yo esto no me lo imagino en Saturraran y menos aún en la Concha u Ondarreta -de la Zurriola ya no puedo hablar...-, me da que allí, si llega a pasar el mismo mulato con el torso descubierto luciendo abdominales, son más de hacer un agujero en la arena para meter la cabeza; no sé, cada cual sus prejuicios y sobre todo su experiencia de años de antropología de barbecho.

En cualquier caso, un martes de julio a la tarde delicioso paseando al lado de esa otra moza asturiana con la que estás criando a tus hijos. Se les echa en falta, sí, lo justico

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