lunes, 4 de junio de 2018

ADIOS BANDERIZO




Adiós a M. Rajoy y el Partido Popular, siquiera por un tiempo corto. Adiós no porque la derecha española no tenga derecho a gobernar, tranquilos, que entre el PP y Cd´s va a haber para rato, sino porque la derecha que representa el PP es la principal, pero no la única responsable, de la degeneración a pasos agigantados de la democracia española. Ya no sólo por su falta de cintura para dialogar con el adversario, su mangoneo en su propio beneficio de todas las instituciones del Estado, su escasa o prácticamente nula cultura democrática manifestada en su pujo por imponer siempre todo a las bravas y muy en especial una visión de la sociedad esencialmente autoritaria (ley mordaza) y estamental (recortes en educación, sanidad, cultura, etc.), por su concepción verdaderamente esencialista y exclusiva de la idea de España al más puro estilo jacobino-nacionalcatólico, por su incapacidad para renegar de verdad del pasado fascista de sus mayores demostrado en su rechazo a la Ley de Memoria Histórica y a la condena definitiva y sin tapujos del franquismo como lo que fue (lo de ayer con la pensión del torturador condecorado tampoco tiene nombre), ni tampoco, y muy en especial, por su gestión esencialmente autoritaria/carcelera para afrontar el problema catalán o el uso indecente, inmoral, del terrorismo como un mero chantaje emocional para asegurarse votos y amedrentar conciencias, sino, sobre todo, lo que ya era insoportable para cualquiera que tuviera un mínimo de decencia democrática, el sistema de corruptelas a todos los niveles y en todas partes a través del que no sólo se han financiado ellos, entre otros un tal M. Rajoy..., sino sobre todo beneficiado a unos pocos (¿por qué no se habla nunca de los corruptores?) a costa de todos. Todo eso y la inmensa desfachatez de tratar a los ciudadanos como si fueran idiotas en su empeño de inculcar la idea, por todos los medios y a todas horas, de que las cosas son como son y pensar que se pueden cambiar es de ingenuos o criminales. 

Que ladren, siquiera unos días, meses, que ladren todo lo que puedan, que si el caos, la ETA y toda la hostia, sus ladridos serán música celestial.

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