lunes, 23 de septiembre de 2024

IRAULTZA-MINA


 

 Gasteizko alde zaharrean barrena nindoala pankarta honekin topo egin nuen ustebakoan. Hara, esan nion nire buruari, irailero bezala hainbat ikastaroren propaganda. Badakizue: "Ikasturte berriarekin batera apunta zaitez, bai, urtero lez ere hainbat txorakeria ikastera!".

Pankartak dio: "Zer da GKS?" Tamalez, ez dakit nik delako pankarta motzegia den behar adina argibide ematearren. Nik behintzat zenbait gauzatxo gaineratuko nituzke:
- Zure nagusiak ezker abertzalearen aldeko iraultzaileak ziren zuk izugarri mirestu bai baina egiatan ezagutu ez zenituen 80-90ko hamarkadetan? Orain GKSekin baduzu aukera eurek egin bezala gazte iraultzaileena egitearren.
- Bildu, Sortu, epelegiak begitantzen baldin bazaizkizu Otegiren esanetara, ixa-ixa sozialdemokrata lotsagorrituak, saldu hutsak, koldar burgesberriztatuak direlakoan? Zatoz GKSekin!
- Ez duzula ezagutu orduko ezker abertzalearekin militatzeak eragiten zuen handiuste itzela zure gainerako herkideei gainetik, betiere zuk eta zuretarrek bezala ez pentsatzeagatik, mesprezuz begiratzeko, baita mehatxatzeko zein oldartzeko ere? Zatoz GKSekin!
- Zure bizimodua, ohiturak, kultura, gustuak, aisialdia, erabat europarrak, mendebalekoak izanda, Europa, Mendebala, gorrotatzen baldin baduzu, eta, batik bat, 100 euroko polo bat jantzita kapitalismoaren ajeak kritikatzeko gai baldin bazara. Zatoz GKSekin!
- ETA erakunde iraultzaile eta batez ere askatzaile bat d/zelakoan baldin bazaude oraindik ere. Zatoz GKSekin!
- Ni bezalako artaburu zirikalari baten izen-abizenak kaleko hormetan marraztutako diana baten barruan ikustea atsegin baldin balitzaizu garai on zaharretan bezala. Zatoz GKSekin!
- Sekula euskal "txupiguaikeria", jatorreria edo narzisismo iraultzailea zuritzen edota eragiten duen "marko ideologikoari buruz" berba egitea aditu ez baldin baduzu. Zatoz...!
Ba hori, Historia lehen tragedia, gero komedia.

EL LADO CORRECTO DE LA HISTORIA


 

  Sabes de qué lado de la Historia estás, aunque también seas consciente de que se trata de una vanidad de andar por casa, cuando escuchas los argumentos de los amigos de Israel, los prosionistas, y te dicen cosas para justificar todo lo ocurrido desde 1948 contra los palestinos, como la de que ellos tienen la culpa de todo lo que les pasa por, entre otras cosas, no haber aceptado de buena gana la invasión y partición de su país por una gente venida en masa de todas partes del mundo y haber declarado, ellos y los países árabes limítrofes, la guerra al recién creado, de la nada, Estado de Israel. Y a partir de ahí, de depositar toda la culpa del drama de la víctima sobre sus propias espaldas y nunca sobre la de sus agresores, sus verdugos, de destacar sólo los errores o crímenes de las víctimas y minorizar, u obviar del todo, los de los verdugos, toda la martingala racista al uso contra los palestinos/árabes por ser unos salvajes subdesarrollados (pobres) y fanáticos (musulmanes en su mayoría) incapaces de construir una democracia plena como la del estado sionista (todo lo plena que puede ser una democracia como la israelí que comete crímenes contra la humanidad uno tras otro) y negarse a aceptar un estado de cosas como la ocupación y la progresiva colonización de su país para que los civilizados, demócratas y tolerantes sionistas puedan completar su sueño distópico del Gran Israel más pronto que tarde. Así que cuando escuchas o lees a alguien argumentos de este calibre ya no te cabe duda alguna: tienes delante, no sólo a un canalla racista, sino sobre todo a un cómplice del crimen más abominable de la humanidad desde 1948. Pues eso, asco infinito hacia los prosionistas entre nosotros.


    

SUEÑO QUE CORRETEA A MI ALREDEDOR


      Llevo desde hace una semana teniendo el mismo sueño o parecido. Camino por el bosque de Armentia con ella al lado. Apenas se aleja o se queda atrás. A veces también se para en seco porque se despista. Entonces pega un brinco y regresa enseguida a mi vera. Qué cambio de cuando la trajimos de la perrera de Lugo por intermediación de mi cuñada veterinaria. Entonces huía de mí y de todos los varones porque había sido una perra duramente maltratada por unos individuos que no merecen otro calificativo que el de malnacidos e hijos de puta. Porque, no hay término medio que valga, todo el que maltrata a un animal es ambas cosas a la vez sin el menor atisbo de duda. Nunca tuve una perra tan buena, cariñosa, solícita. Y si tuve perros igual de cariñosos y solícitos, porque los he tenido desde que con dieciséis o diecisiete años abandonamos el cogollo de la ciudad para irnos a vivir al pueblo, ya lo he olvidado. Lo que no he olvidado es cómo me afectó la muerte de todos ellos siendo todavía un chaval, probablemente el primer contacto directo con la muerte. aunque para entonces ya hubiera sabido de ella por otras razones. Y sobre todo las circunstancias que tampoco vienen al caso porque me desvían de un sueño en el que sólo camino por el bosque viendo cómo corretea. Otra cosa es que dura el día me acuerde todo el rato de cuando la tuvimos en casa con mi madre, porque es con ella con la que convivía, a la que hacía compañía en su soledad de viuda y a quién su pérdida dejado más tocada y sobre todo sola. La sacaba a pasear varias veces al día, si bien era a la noche cuando más disfrutábamos adentrándonos en la oscuridad de los caminos periurbanos que suben hacia el monte.

Dicen, en algún sitio he debido leerlo, que los perros en realidad no nos quieren, que simple y llanamente reconocen a quien los alimenta y todo lo que hacen, cómo reaccionan con nosotros sin que medie sentimiento de afecto alguno, es en función de su instinto de supervivencia, que para ellos no somos más diferentes de un contenedor de basura al que acudir todas las noches en búsqueda de comida. No me lo creo, en realidad no quiero hacerlo, y si así fuera tampoco lo haría porque lo que importa de veras es los sentimientos que generan en uno. Y de todos ellos estoy convencido de que el mejor es el de sabernos vinculados a una vida más frágil e incierta que la nuestra sin que exista por ello un vínculo más fuerte como podría ser el que sentimos por nuestros hijos, padres, hermanos o amigos. Diría que nos empodera como personas en la medida que nos obliga a renunciar a buena parte de nuestro egoísmo instintivo. Y luego está el privilegio de disfrutar de la belleza de un animal en todas sus facetas, esa gracilidad, sutileza, en todos sus movimientos que la mayoría de los humanos perdimos en un momento de la Historia y que, al contrario de ellos, no hace sentirnos aparte de todo lo que es espontáneo en el resto de los seres vivos respecto a la naturaleza.
Eso y que hasta me atrevería a añadir que el trato con los animales, con los perros en concreto, nos permite reconciliarnos con la vida, con el mundo, en la medida que nos aparta, durante el tiempo que proceda, de ese trato con nuestros semejantes, y en especial de las sevicias que supone la brega diaria con ellos por el motivo que sea. Siquiera ya sólo de la convicción de que esa especie a la que pertenecemos, y de la que sólo recibimos a diario noticias de su infinita e irremediable crueldad y estupidez, es la única responsable de toda la maldad que hay en el mundo.
En fin, son tantos sentimientos, tantas emociones, tanta pena, que me temo que si sigo por este camino todo lo demás que escriba serán despropósitos sin ton ni son. Con todo, si de algo estoy seguro, yo que no suelo estarlo de nada, es de aquello que decía el gran amante de los cánidos que fue Arthur Schopenhauer: "El que no ha tenido un perro no sabe qué es querer y ser querido".
Claro que el viejo misántropo gruñón también decía otras cosas sobre los animales con las que, como con tantas otras, si no la mayoría, que dejó escrito, no puedo estar más de acuerdo. Ahora bien, estimo que la cita que viene a continuación es la que mejor resume todo lo anterior: "La conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter; de tal manera que se puede afirmar, de seguro, que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona."
Por lo demás, se podría decir que esta última semana he dormido mejor que nunca, lo que en mi caso es para celebrar.

EURAK EZ BEZALAKOA


 


Eurak bezain fededuna ezertan ez izateagatik, beharbada inolako federik ez izateagatik, errieta efo kritika egiten didatenoi.

Eurak bezain ez ezkerrekoa, konprometitua, alderdikoia ez izateagatik, hau da, euren harrizko ustekeria zein aurreiritziak nere ez egiteagatik, errieta edo kritika egiten didatenoi.

Eurak bezain abertzalea ez izateagatik, edo agian inolako zein inongo abertzalea ez izateagatik, errieta edo kritika egiten didatenoi.

Eurek bezain ondo, txukun, dotore ez idazteagatik errieta edo kritika egiten didatenoi.

Eurak bezain burutsua, fina, serioa, ez izateagatik errieta edo kritika egiten didatenoi.

Eurak bezain jatorra, atsegina, otzana ez izateagatik errieta edo kritika egiten digutenoi.

Eurak bezain bikaina ez izateagatik...

PESADILLA CON CUCAÑA


 

    La noche del lunes al martes, tras el temporal de hace un par de días y recordarme mi madre, como todos los años, que el lunes a la tarde era la romería de Olarizu, vamos, como si todavía tuviera quince años y necesitara ir de jarana adonde fuera por la cosa aquella de a ver si encuentras una chica formal y limpia de una puñetera vez, tuve por adelantado la pesadilla de esta semana. Pesadilla que, como suele ser habitual en mí, procuro plasmar por escrito todo lo fidedignamente que puedo.


Pues bien, resulta que en mi sueño había arrastrado a mi familia hasta la campa de Olarizu con el propósito de echar la tarde subiendo hasta la cruz -que de homónima nada porque su verdadero nombre, no el popular sino el histórico, es de Kurutzemendi, Kutzemendi, Lukurumendi e incluso más recientemente de Santakruzgana; Olarizu es la campa donde estaba el despoblado, esta vez sí, homónimo; en fin, vitorianadas...- y así de paso que me sudaran un poco los cachorros, que no todo va a ser jugar en el ordenata y/o ver series u otras mierdas en el móvil. Entonces descubro que es el segundo lunes de septiembre cuando se celebra la llamada Romería de Olarizu, una romería a la que recuerdo haber ido de canijo en más de una ocasión dado que los primos a los que visitaba todas las semanas vivían en el barrio de Adurza, vamos, a tiro de piedra de la campa.

Claro que ahora tengo un porrón de años, una familia y no soporto las multitudes, es decir, más de cinco personas a mi alrededor. Con lo que me doy de bruces con una turba humana -tengo para mí, o será la cosa esa de la memoria traicionera y prejuiciada, que la romería de ahora está masificada en comparación con las de cuando era crío- y toda la parafernalia al uso de las romerías del país con sus bandas de alegres y estridentes txistularis o dulzaineros, y, de un tiempo a esta parte, también jóvenes ciclados con autotunes portátiles varios, o vete a saber qué otra especie de estas que dedican su tiempo y esfuerzo a llenarte los oídos de chatarra musical en la convicción de que propagarla es su principal cometido en sus miserables y prescindibles existencias; vamos, lo que viene a ser chusma con todas las letras. Eso junto con las txoznas y su hedor a fritanga de todo tipo; el de la grasa de la txistorra para los talos a la cabeza de todos. Sin olvidar, por supuesto, más contaminación acústica junto a la barra de las txoznas desde sus altavoces para lo de evitar a toda costa que la gente no tenga que hablar a gritos y pueda decirse algo interesante, que igual habría que empezar a plantearse que si en Euskadi no se folla es porque no hay manera de que te oiga la persona que tienes al lado cuando se lo propones; si eso lo más cerca entre los rastrojos que hay al lado de la campa. A esto hay que añadir lo de apretujarse unos con otros al estilo de los barracones de los campos de exterminio y por estilo, ahora no se me ocurre otro símil quizás un poquito menos tremebundo. En cualquier caso, si yo ya me agobio en la playa cuando hay gente a cien metros de mi toalla, imagínate en una romería masificada.

- ¡Aita! ¿Para qué es ese palo en medio de la campa? -pregunta cualquiera de mis dos cachorros.

- Es una cucaña, la ponen para que el primero que consiga subir hasta arriba se lleve un premio.

- ¿Qué premio?

- Un jamón, un queso de Idiazabal, una botella de cosechero o de sidra, una medalla al mérito civil. ¡Yo qué sé! Ya me estoy agobiando. Venga, salgamos de aquí cuando antes.

- ¿Hacia dónde?

- Hacia la montaña, cuando uno quiere huir de algo siempre se tira al monte; eso también lo manda la tradición.

- ¡Pero si la gente que está subiendo hasta la cruz forma una verdadera marea humana!

- Subiremos por un camino alternativo que conozco de cuando era un mico.

De modo que emprendemos el ascenso hacia la cumbre del Kurutzemendi ("Monte de la cruz" en dialecto occidental). En cualquier caso, topofilopedanterías aparte, empezamos a subir hacia la cruz por uno de los lados del monte donde apenas se ve gente. En realidad lo hacemos por la parte de Mendiola -el pueblo de los campeones que hace un par de años querían derribar la cruz para, sobre todo, tocarnos los cojones a los de la capital con la murga de que se trataba de un vestigio franquista y bla, bla, bla, y que no, por mucho que se empeñen no lo es-. Eso tras dar un rodeo con el que mi señora y vástagos empiezan ya a refunfuñar a mis espaldas. Y digo a mis espaldas porque siempre que nos da por ir al monte suelo ser yo el que camina varios metros por delante, a veces llego al kilómetro, ante la poca disposición o ganas que le echan los que me acompañan.

- ¿DE VERDAD TENEMOS QUE SUBIR HASTA ESA CRUZ? -creo escuchar el grito de alguno de los bultos que apenas consigo distinguir en la lejanía.

- ¿No dijimos que íbamos a hacer algo de ejercicio por las tardes?

- ¿Y TIENE QUE SER CON ESTOS NUBARRONES ENCIMA?

- ¿Qué nubarrones?

Pues oye, es preguntar y empezar a caer el diluvio universal sobre nuestras cabezas.

- ¡VENGA, AHORA NO OS QUEDÉIS AHORA ATRÁS! -grito en la convicción de que si hacemos un último esfuerzo podemos llegar hasta la cima y refugiarnos bajo la cruz.

- ¡UNA MIERDA VAMOS A SEGUIR SUBIENDO! NOS QUEDAMOS DEBAJO DE ESTE ÁRBOL HASTA QUE AMAINE -escucho la que es una orden sin el menor atisbo de duda por parte de la madre de mis hijos.

- ¡NI SE OS OCURRA QUEDAROS AHÍ PARADOS CON LA QUE ESTÁ CA...!

No me da tiempo a terminar la frase cuando veo que una lengua de agua que desciende desde la cumbre me arrastra con ella. En el arrastre veo a mi familia a cubierto bajo un arce a un lado del camino y, lo que es peor, cómo de repente, al llegar el torrente a un desnivel, me veo dando un salto que me envía por los aires hasta el extremo de la cucaña en mitad de una campa convertida ahora en un inmenso barrizal. Y sí, ya lo habéis adivinado, ese es el momento de despertar con el consabido sobresalto gracias al cual consigo tener a mi señora de morros toda la mañana.

- ¿Qué, se puede saber qué soñabas que me has vuelto a despertar con tu alarido?

- Perdone usted, pero, como la señora duerme siempre como un tronco y casi nunca tiene pesadillas.

- Duermo todas las noches con una al lado.

- Lo que tú digas.

- ¿Adónde vas ahora?

- Al baño a mirar si tengo algo en el culo; me duele una barbaridad.

ANATEMA


 

   - Pregunto, sólo pregunto, eh, no os echéis encima de mí antes de decir nada según vuestra costumbre en plan: "¡UY LO QUE HA DICHO, ANATEMA, ANATEMA!"

- ¡Por favor, somos la izquierda alternativa, popular, verdaderamente democrática y guay del Paraguay! Entre nosotros el debate es sagrado, no como...
- Ya, ya. Pero, digo yo, a modo de reflexión interna y así. ¿Con esto de Venezuela no se nos está viendo demasiado la patita como con lo de la ambigüedad respecto a la invasión rusa de Ucrania?
- ¿Qué patita?
- Pues la de que con tal de ir en contra y por principio contra todo lo que huela a EE.UU, incluso a la UE, vamos, contra las democracias liberales en las que vivimos, siempre acabamos apoyando directa o indirectamente a tiranos como Putin o Maduro.
- ¿Desde cuándo Maduro es un tirano? Eso es lo que quiere EE.UU y sus lacayos europeos, que creamos para quedarse con su petróleo.
- Hombre, que todos los líderes de la oposición acaben en el exilio...
- ¡No son políticos, son delincuentes!
- Se nos está poniendo a todos cara de Monedero...
- ¡UY LO QUE HA DICHO, ANATEMA, ANATEMA!
- YA TE DIGO, OTRO VENDIDO AL CAPITAL.
- ¡QUE SE VAYA CON LA YOLI!
- ¡QUÉ HOSTIAS, AL PSOE DE CABEZA!
- ¡FACHA DE MIERDA!
- ¡VIVA RUSIA!
- ¡Dios, qué difícil resulta ser un puro entre los más puros!

TXIBIERROA


 

  


Txibierroa da asteburuetako goizeko potearen ikurra.
Txibierroa, oporren osteko normaltasunera buelta.
Txibierroa bizitza aurrera joan ahala funtsean ezer aldatzen ez dela egiaztatzearren.
Txibierroa haurtzaroarekin batzen zaituen katebegia balitz bezala.
Txibierroa aitak Bilbainan eskatzen zituenak ez bezalakoa.
Txibierroa, Donostian astero parrastaka erosten zenituenen oroitzapena.
Txibierroa, gero eta lausoagoa den etorkizun baten oharraren antzera.
Txibierroa, eta gainera izoztua. 

LA VUELTA AL COLE



Sueño que soy Mosca Cojonera, el jefe de la nación "choriki", también bautizada por los primeros exploradores gabachos que llegaron a la región norte de las Montañas Rocosas como los "bites perçées". Sueño que el Gran Jefe blanco ha enviado a su Octavo de Caballería para conducir a mi pueblo hasta la reserva que la llamada Oficina de Asuntos Indios nos ha adjudicado en un rincón inhóspito muy al sur de nuestro territorio. Parece ser que han tomado la decisión tras un largo verano en el que yo y los míos hemos campado a nuestras anchas por la tierra que nos vio nacer a nosotros y a nuestros antepasados.
Así pues, y en contra de la opinión mayoritaria de los ancianos de la tribu que aseguraban que no nos quedaba otra que aceptar el destino que el hombre blanco había decretado para nosotros lejos de nuestra tierra, servidor y un nutrido grupo de valientes guerreros "chorikis" decidimos revolvernos contra aquellos que pretendían recluirnos en una reserva como si fuéramos animales.
En consecuencia, yo y mis bravos guerreros nos retiramos al interior de las montañas donde a los casacas azules les sería prácticamente imposible localizarnos. Desde allí también efectuaríamos ataques por sorpresa, razias en la lengua de los rostros pálidos, a los poblados y granjas de los colonos blancos que habían invadido nuestro territorio. No negaré que nos lo hemos pasado pipa quemando las casas de los colonos, ensartando con nuestras flechas a todo bicho viviente, violando a las mujeres que en lugar de salir corriendo despavoridas, comme il faut, pretendían entretenerlos discutiendo sobre tolerancia, pacifismo, multiculturalidad y no sé qué otras mierdas blancas, degollando a los niños e incluso aplastando con nuestros tomahawks los cráneos de los ancianos. También te diré que como los blancos corrían como demonios al vernos, apenas hemos podido recolectar media docena de cabelleras dado que la mayoría de aquellos a los que podíamos dar alcance eran gente mayor con sobrepeso y por lo general alopécicos, que hasta para eso están hechos unos verdaderos hijos de puta los rostros pálidos.
Ni qué decir que hemos tenido al Octavo de Caballería todo el rato pisándonos los talones. Sobre todo después de los ataques antes referidos, los cuales parece ser que los convencieron de la necesidad de internarse en la montaña con toda su tropa, artillería y un contingente de experimentados exploradores y tramperos que aseguraban conocer la zona como la palma de su mano. De resultas de ello hemos estado jugando todo este tiempo al gato y al ratón con los casacas azules, ya fuera subiendo y bajando montes y valles, atravesando bosques impenetrables, cruzando ríos helados, y, muy en especial, escapando de las celadas que nos tendían en la ignorancia de que sus exploradores estaban siendo siempre "explorados" por los nuestros, incluso arremetiendo contra ellos por sorpresa en escaramuzas de las que los peores parados siempre eran los nuestros dada la superioridad numérica y sobre todo armamentística del ejército de los Estados Unidos.
De ese modo, entre las bajas y las deserciones de los míos, al final me he quedado solo. Eso sí, con la firme determinación de no rendirme al hombre blanco bajo ningún concepto. Así hasta que una de esas que estaba abrevando mi caballo, Palomo Cojo, me he visto rodeado por cientos de casacas azules que me apuntaban con sus rifles y hasta una ametralladora. No obstante, no estoy dispuesto a romper mi juramento de no rendirme al hombre blanco, por lo que no dudo en subirme a Palomo Cojo, empuñar el Winchester modelo 1873 que le arrebaté a un colono antes de cortarle la pelambrera de la entrepierna a falta de la de la cabeza, y lanzar mi famoso grito de guerra.
- ¡JAMÁS ME LLEVARÉIS A LA RESERVA! ¡VISCA CHORIKIA LLIURE!
- Qué reserva ni qué ocho cuartos, gilipollas. Deja de hacer el indio y marcha para la escuela que hoy es el primer día de clase.
- ¡JAMÁS, ANTES MUERTO QUE ESCOLARIZADO!
Y en eso que me despierto de sopetón y cubierto de sudor antes la perspectiva de la muerte; no he podido evitar soltar un irrintzi de alegría, que es lo más parecido que se me ocurre a un grito de guerra indio.
- ¿QUÉ PASA, QUÉ PASA? -vaya, creo que he despertado a la señora con la que comparto el lecho conyugal.
- Nada, que me he despertado de golpe y al darme cuenta de que era ya era adulto y no tenía que madrugar para ir al cole, no he podido refrenar mi alegría y...
- Ya ves, total para lo que te cundió la primera vez que fuiste...

 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

ARTISTA ESKARMENTUDUNA


   - Esaiguzu, Idoia, zertaz doaz zure diska berriko kantak?

- Ba, beittu, esangotzut, diska hontako kantiek nire bizitzan etapa oso gogor bat islau gura daue, azken urte guztiotan sufritu dittudan esperientzia txar guztiek, desengainuak, traizioak, galerak, gaitzak, heriotzak... Labur esanda: bizitzan egonezin etenbakoa.
- Aizu, Idoia, maitea. Nola izan da posible hori guztiori 14 urte edukita?
- Bakitzu, gaur egungo gaztiak oso azkar bizi gare eta...
- Beharko!

ZOZOAK BELEARI IPURBELTZ


               

              - Aizu, uda honetan Espainia aldean geundela oporretan, edonora gindoazela mundu guztia ditxosozko pulseritarekin.

- Zein pulserita?
- Piperpotokoa. Badakizu.
- Bai, egia da, gu Galizan aldean egon ginen eta madrildar gehienak , "fodetxintxoak", ditxosozko "rojigualda" goitik behera, eskuturretan, polo eta kamisetaren lepo zein paparrean, galtzerdietan, belarritakoetan, erlojuetan, txanoetan...
- Txakurren lepokoetan ere bai!
- Bai, ezin sinetsizkoa da euren espainartasuna edonon, kosta ahala kosta, erakusteko duten gogoa.
- Gero eta fatxa gehiago dago bere nazioarekin obsesionatuta.
- Bai noski, buruan besterik ez balute bezala!
- Badakizu, ondokoari bera baino espainolagoa dela adierazi nahian edo.
- Lotsagarria.
- Barregarria.

PUTO JUANJO


 

     El de hoy no es uno de esos sueños o pesadillas de pega que me invento para fantasear a mi antojo. No, esta vez voy a intentar contar la pesadilla que he tenido esta noche poco antes de levantarme con los primeros rayos de la mañana. Lo hago porque pocas veces suelo tener tan frescas mis verdaderas pesadillas como para luego poder plasmarlas de inmediato por escrito. Y si luego resulta hay algún loquero en la sala o por estilo, pues oye, unas risas y tal.


En mi sueño me dirigía a la oficina de la empresa de import-export en la que estuve de administrativo o así durante cinco o más años, no sé ni me importa. Pero, en lugar de encontrarse la oficina donde estaba, yo llegaba al portal de la casa donde viví de pequeño en la Avenida Gasteiz. Ahora, lo curioso es que la acera de la Avenida daba justo al mar como si un muelle se tratara, por lo que servía de playa improvisada para que la gente tomara el sol o se bañara como si estuviéramos en el Cantábrico. Luego entraba al portal y me lo encontraba en obras. Entonces un operario me informaba que habían acabado de instalar el aparato del aire acondicionado para todo el edificio y que tenía la factura colgada en el ascensor. 20.000 euros del ala. Así que subía las escaleras de dos en dos hasta la primera planta donde estaba la oficina y nada más entrar blandía la factura a modo de prueba de mi indignación. Empero, el montante no sólo no escandalizaba a nadie de los presentes, sino que además al dueño del chiringuito y su comercial al mando les parecía pecata minuta. Momento en el que decidían que ya era la hora del almuerzo y me dejaban al cargo de las posibles llamadas. En eso que de repente llegaba otro de los comerciales con los que trabajé durante un tiempo. Un tipo tan entrañable como indolente en todo y con todo. Flaco, desgarbado en su eterno traje a desmedida, barba de cura ortodoxo, un amago de melena rala y una napia de esas ganchudas como para colgar varias maletas. Un comercial al que estoy seguro que los clientes le hacían pedidos única y exclusivamente por las risas que echaban con él cuando les contaba, como lo hacía conmigo, los pormenores de sus azarosa vida sentimental y otras calamidades.

- ¿Dónde están los demás?
- ...
- Pues nosotros no vamos a ser menos. Cierra el chiringuito y vamos a meternos unos pelotazos en el piano bar del hotel...

Era el único comercial con el que no me importa tomar algo porque, en lugar de pretender impresionarme con sus reiterativas y soporíferas proezas en el mundo de la compraventa, me divertía más que nada, no tanto por las anécdotas de su descuidada e impredecible cotidianidad en sí mismas, sino por el modo desenfadado, casi que apático, como si lo que contaba de sí mismo en realidad no fuera con él, con el que lo hacía.

- Tú toma los que quieras; pero, yo con un gintonic voy que chuto, que como me vuelva a parar la "zipaiantza" entonces sí que se me cae el pelo.
- Hostia, es verdad. ¿Pero no te habían quitado todos los puntos después de lo de...?
- Sí, como para que no después de estampar mi coche contra la casa de mi ex mujer.
- ¿Y cómo cojones has venido a Vitoria desde Arceniega?
- Pues cómo quieres que venga, con el de mi actual compañera... (sí, sí, de ahí lo de mi "actual compañera...)
- ¿Sin carné?
- Lo de la "zipaiantza" sería de lo de menos. Lo malo es que le haga un rayón o algo por el estilo al coche, con lo cuadriculada que es la maestra de Zalla.
- Pues ya sabes, un gintonic como mucho.

Al rato J que se empeña en acercarme a casa después de haberse ventilado seis o siete gintonics, y harbele entrado hasta a una monja que pasaba por allí, mientras me contaba por enésima vez su vida sentimental al completo desde prácticamente la primera vez que le puso dura con su correspondiente polución con trece o catorce años allá en su pueblo del valle de Ayala mirando a la vecina dar de comer a las gallinas.

- No me monto contigo ni loco. Y tú tampoco deberías hacerlo.
- Mira chaval, yo me he bajado desde mi pueblo hasta Málaga en un solo día puesto hasta arriba de...
- ¡Que no!
- ¡QUE MONTES, HOSTIA!

Y en eso que monto y al segundo veo a J estampar el coche de la maestra de Zalla contra el piano bar del hotel junto a la Avenida llevándose por delante la cristalera, al pianista y puede que también a un turista de Minnesota.

- ¡No me lo puedo creer! ¿Otra vez?
- Calla, que echo para atrás, salimos pitando y aquí paz y mañana gloria.
- Cagüentodo, se me han clavado cristales hasta en las orejas.
- Ya te digo, para habernos matado...

Luego ya me he despertado con este sentimiento de agobio e incertidumbre sin límites que se me queda cada vez que vuelvo de una pesadilla de las de veras.

  

EL VIUDO VERDE


 

     Sueño que he enviudado y que la pena por la pérdida de la mujer de mi vida es tan grande y tal que me dejo arrastrar sin darme cuenta por una vorágine de autodestrucción consistente en entregarme en cuerpo y alma a la buena vida gastando todo lo que puedo viajando por todo el mundo para cebarme en restaurantes de alto copete donde lo de menos son las estrellas porque lo verdadero estratosférico suele ser la cuenta, consumiendo desaforadamente exquisiteces de las que hasta el caviar de beluga o las ostras Gillardeau forman parte de mis desayunos, vaciando botellas de vinos a precio de consulta del dentista, incluso bañándome en Dom Perignon. En fin, lo que viene a ser una carrera autodestructiva con el único objetivo de mitigar la pena tan grande que me embarga. Eso hasta que, hartas ya del ejemplo que estoy dando a sus maridos, en el concreto el de que se puede ser feliz sin ellas, mis amigas de la cuadrilla deciden que tienen que reconducirme y me apuntan a una de esas citas rápidas o "speed dating" consistente en buscarme novia a toda costa y en el menor espacio de tiempo posible.

De modo que, de repente y sin comerlo ni beberlo, me encuentro en un local de esos donde tienes el tiempo justo para decidir si la persona que tienes delante es de tu agrado o no, y viceversa, claro. Ahora bien, me resisto todo lo que puedo porque nada se me puede hacer más cuesta arriba que intentar agradar a alguien fingiendo ser lo que no soy, atractivo, interesante, sensible, educado, todas esas mierdas. Sin embargo, acabo cediendo bajo la amenaza de impedir que mis colegas, esto es, los maridos de mis amigas, vuelvan a quedar conmigo para ir de cena, o ya directamente de juerga, para los restos. Así pues, empieza la ronda de las candidatas y la primera en sentarse delante de mí no es otra que una mujer de edad madura, esbelta, elegante y una preciosa melena morena, la cual me recuerda mucho, demasiado, a Shopie Marceau, como que hasta me parece que habla con acento gabacho y todo.
- Soy una mujer muy segura de mí misma, muy activa e independiente. Lo que quiero lo pido y si no lo obtengo pues a otra cosa mariposa. No pierdo el tiempo con tonterías y tampoco me gusta que me lo hagan perder. El hombre que esté conmigo tiene que saber respetar mi espacio y buscarse el suyo propio. Cuanto menos se haga notar mucho mejor. Ya tenemos una edad para saber a lo que estamos y no comportarnos como adolescentes en celo. ¿Tú crees que podrías ser ese tipo de hombre que busco, culto, inteligente, sensible, sumiso?
- ¿Yo? ¡Buuufffff!
La cita no ha durado ni cinco minutos, de modo que le toca pasar a la siguiente para ocupar la silla. En este caso se trata de una pelirroja espectacular, un verdadero monumento a las diosas de la fertilidad de todos los tiempos, la voluptuosidad hasta en el modo de llevarse a la boca la copa de viña Tondonia blanco que ha pedido nada más sentarse a la mesa. En este caso diría que tengo delante de mí a la gemela de Joan Halloway, vamos, la tetona de Mad Men para no andarnos con rodeos y todavía menos remilgos.
- Yo te voy a ser muy sincera. No busco una amistad y todavía menos un compañero para salir a cenar, viajar, visitar museos ni nada por el estilo. Busco un hombre que esté a la altura del pedazo de mujer que soy. ¿Y cómo soy? Pues soy puro fuego. ¿A ti cómo te gustan las mujeres?
- ¿A mí? No sé. ¿Abundantes?
No se puede ser más tonto. He soltado lo primero que me ha venido a la cabeza sin pensármelo dos veces y la pelirroja, como era de esperar, ha levantado el vuelo tras comprobar el pedazo de gañán que tenía delante. En fin, por lo menos la paja no me la quita nadie; es lo que tiene ser un viudo impresentable. La siguiente candidata no es que se parezca a Ariadna Gil, es que como esto es un sueño ya me he acabado de coscar de que están desfilando una tras otra todas las actrices que más me han hecho amar el séptimo arte y en especial a mí mismo.
- He estado a punto de no venir porque en realidad estoy super desengañada de los hombres. Yo ya sabía que la mayoría erais unos brutos egocéntricos que sólo pensabais en vuestra polla; pero, jamás me lo podría haber imaginado de Viggo. Y mira tú, desde que me dejó no levanto cabeza, que he estado yendo a terapia todas las semanas desde hace dos años y poniéndome hasta arriba de pastillas para la ansiedad. Pero bueno, he decidido que no puedo dejarme arrastrar por la melancolía y que hay que seguir adelante. Creo que, a pesar de todo lo malo, siempre hay que darle una oportunidad al amor. ¿Tú que piensas?
- ¿Perdón? No te estaba escuchando. ¿Decías?
Me prometen que la cuarta candidata va a ser la última. Así pues, espero que, como esto va de lo que va, por lo menos se trate de Scarlette Johansson. Pues no, te puedes creer que veo cómo se acerca, nada más ni nada menos, que la Monica Belucci de cuando rodó "Manuale d’amore 3" con Robert de Niro y es venirme de sopetón una erección de caballo, que ha sido darse cuenta ella a varios metros de distancia y pasar de largo como la que no quiere la cosa, y nunca mejor dicho. En fin, yo ya no aguanto más, así que me dispongo a levantarme de la mesa cuando me anuncian una última candidata.
- ¿Así que viudo? ¡Serás capullo!
- ¿Pero, qué coño haces tú en mi sueño?
Momento en el que me despierto con el consabido sobresalto y muerto de miedo por si acaso también he despertado a la mujer de mi vida y ole, no vaya a ser que, por lo que sea que yo no entiendo de la ciencia de los sueños y todavía menos de la telepatía, sospeche algo de lo de esta noche. En fin, no vuelvo a ver First Dates en lo que me resta de vida.

INVIERNO A LA VISTA

         T anto ejercicio en casa y caminata vespertina me está dejando baldado. Anoche volví a quedarme dormido hacia las once de la noch...