viernes, 19 de septiembre de 2025

DECÁLOGO DEL BUEN PROSIONISTA


 

    Te acercas a ellos, a los prosionistas a lo Almeida y Ayuso, escuchas sus declaraciones, lees sus comentarios, alucinas con sus insultos y descalificaciones como la ya archimanida de calificar de antisemita a todo aquel que no comulga con su querido Israel, con la acusación de complicidad con los métodos de Hamas, y sólo puedes sacar unas conclusiones como las que apunto a continuación.


Asumen sin el menor rubor, no digamos ya ánimo critico y por supuesto que sin interés alguno en documentarse al respecto por si al hacerlo tuvieran que replantearse muchas cosas, el relato sionista de principio a fin. Me refiero, claro está, al de que los judíos son, no una confesión religiosa como el cristianismo, el islamismo o cualquier otra, sino una nación que tenía todo el derecho del mundo a volver a su verdadera patria, Israel, después de andar desperdigados por el mundo durante 2000 años. ¿Por qué? Porque así está escrito en sus textos sagrados; tómate esa... A partir de ahí, sabes que poco o nada puedes discutir con un prosionista a lo Almeida o Ayuso porque ha hecho suyo, también lo ha convertido en un artículo de fe, todo el relato sionista sobre lo que vino después de la partición de Palestina -un 56% del territorio a un Estado judío (con una población de aproximadamente 500,000 judíos) y un 42% a un Estado árabe (con un millón de árabes); tómate esa, un "trágala" para los palestinos en toda la expresión del término), ha sido siempre culpa de los árabes (porque ellos hacen suyo hasta lo de que Palestina es un invento de su enemigo que vino más tarde. Por eso y porque al calificar de "árabes" en exclusiva a los palestinos dan a entender que los venidos de fuera son ellos, de Arabia cuanto menos, y que por lo tanto no tienen derecho a la tierra donde han nacido ellos y sus antepasados, vamos, que no tienen arraigo, al contrario de los judíos, que lo tienen, y esto imposible más literal, por precepto bíblico... Todo lo cual cuando la realidad histórica debidamente documentada demuestra que la mayoría de los palestinos descienden de los hebreos bíblicos que a lo largo de 2000 años se fueron primero helenizando y cristianizando, y finalmente arabizando e islamizando -si bien nunca del todo- exactamente igual a lo ocurrido en Egipto o Marruecos como consecuencia de la expansión del califato árabe tras la muerte de Mahoma durante la Edad Media, e incluso como habría sucedido también en España si no hubiera habido una reconquista cristiana.

Ahora bien, para patraña sionista de las gordas, puede que hasta la principal, la de que ellos tuvieron que defenderse de un ataque injustificado y traicionero de los países árabes de su entorno, el cual consiguieron contrarrestar con éxito y casi que por milagro, razón por la que todo lo conquistado después poco más que botín de guerra y por el estilo. Mentira al cuadrado porque la principal razón por la que la Liga Árabe decidió atacar, como quien dice a la desesperada y sin garantía alguna de éxito pues sabían que los sionistas contaban con toda el apoyo armamentístico y logístico de las potencias occidentales, al recién proclamado estado de Israel no fue otra que la evidencia de la limpieza étnica que los sionistas estaban llevando a cabo contra los palestinos siguiendo un plan perfectamente elaborado por Ben Gurion y los suyos como respuesta a la necesidad, reiteradamente manifestada de palabra y escrito por el propio Ben Gurion, de que el estado judío en ciernes fuera lo más étnicamente compacto posible para asegurarse su supervivencia. De hecho, si todavía hay más de un millón de árabes con ciudadanía israelí, eso no respondió precisamente al pujo democrático de los líderes sionistas, sino simple y llanamente que había demasiado árabes viviendo entre ellos para expulsarlos a todos; tuvieron que parar. Y por si alguien tiene alguna duda al respecto, lo remito a un libro escrupulosamente bien documentado y que ya es canónico sobre el tema: The Ethnic Cleasing of Palestine de Ilan Pappe.

Están con Israel porque para ellos los palestinos sobre todo son árabes y mayoritariamente musulmanes y por lo tanto fanáticos y antioccidentales por definición. Es decir, según ellos el enemigo secular de los valores presuntamente democráticos y modernos que ellos defienden, y al que hay que parar los pies porque para algo sus esquemas mentales siguen anclados en la guerra de civilizaciones desde la época de las Cruzadas. Los árabes son el eterno "otro" y da igual lo diferente y plural que sea el mundo árabe -ni más ni menos que lo es, por ejemplo, el mundo hispano-, su racismo intrínseco les hace creer que están incapacitados para la democracia y el progreso por puro determinismo histórico e incluso genético. A decir verdad, para los Almeida o los Ayuso todos los árabes parecen ser sin excepción terroristas en potencia cuya eliminación por medio de bombas, el hambre o lo que sea, nunca viene mal.

Sólo de ese modo, ellos que son además mayoritaria y hasta estentóreamente cristianos, siquiera ya sólo de los "a Dios rogando y con el mazo dando", pueden asumir la muerte, asesinato más bien, de miles de gazatíes, de niños y ancianos, ergo, inocentes, asumiendo también la propaganda sionista de que todos ellos son terroristas en potencia. Algo que, por supuesto, les horroriza en el caso de los ucranianos blancos y cristianos bajo el fuego ruso. Lo asumen como han asumido siempre sus antepasados ideológicos las muertes de los infieles: daños colaterales en la lucha eterna contra el infiel del turbante.

¿Dónde está entonces la famosa piedad cristiana? Pues la suya, al menos circunscribiéndose en exclusiva a los occidentales como ellos, como también lo son la mayoría de los israelís ya sólo de origen al estilo de ese tal Benzion Mileikowsky conocido hoy con Benjamin Netanyahu. Una humanidad selectiva que avergüenza a cualquiera independientemente de la opinión de cada cual sobre el Islam o cualquier otra religión o credo. Los prosionistas a lo Almierda lo asumen porque, en el fondo y en la forma, el prosionismo no es otra cosa que la forma actualizada, contemporánea, del eterno racismo europeo blanco y cristiano que alentó y justificó durante siglos la supremacía occidental sobre los pueblos considerados inferiores, así grosso modo negros, asiáticos y, muy en especial, árabes, todos salvajes o casi. Un racismo que justificó el imperialismo europeo y la colonización no muy distinta de la promovida por los sionistas (por cierto, ¿nadie se ha dado cuenta de que la mandanga esa de que Israel es el único estado democrático de la zona porque hay partidos y elecciones libres, vale tanto para Israel como para la Suráfrica del Apartheid? ¿Acaso no había partidos y elecciones libres para los afrikáners y también unos escañitos reservados a las minorías más o menos coloreadas y así? Y este, por supuesto y sobre todo por desgracia, no es el único paralelismo de aquel régimen con el Israel de nuestros días).

¿Exagero? ¿Qué otra cosa se puede deducir cuando te conmueves por los asesinatos de cientos de israelís, pero justificas los de miles de palestinos como consecuencia de bombardeos indiscriminados, tiroteos indiscriminados y mantienes a toda una población bajo un sitio medieval en el que destaca el uso del hambre como arma de guerra, negándote a calificarlo de genocidio? ¿Qué otra cosa se puede deducir cuando planeas una limpieza étnica para extender tu dominio sobre la franja de Gaza e incluso esbozas el proyecto de un resort turístico a lo bestia que además es anunciado a bombo y platillo por el tarado que preside hoy en día EE.UU? ¿Acaso no apesta a racismo ese considerar implícitamente inferiores la vida de unos en comparación con la de los otros?

Pues esa es la catadura moral, y en especial humana, de los prosionistas a lo Almeida o Ayuso, la cual no es otra, sin ir más lejos, que la de los herederos ideológicos de aquellos otros que en su momento también simpatizaron con el antisemitismo del cabo austriaco hasta que, con los campos de exterminio delante de sus ojos, no les quedó otra que envainarse su filonazismo a lo Serrano Suñer y por el estilo, siquiera ya sólo a lo portada del ABC de la época. Sí, aunque te sorprenda, porque toda la casta franquista de la que ellos son sus nietos directos o putativos era pronazi sin fisuras. A fin de cuentas, hablamos de una constante histórica de determinada derecha, cuando no ya sólo casta social, caracterizada por su inclinación por el más fuerte en cada momento en detrimento siempre del más débil.

Y no, no te engañes, tampoco ellos están por la solución de los dos estados. Ellos comulgan con todo lo que diga el sionismo de los actuales dirigentes israelís en su propósito de completar de una vez por todas, se entiende que aprovechando la coyuntura de tener a un idiota moral como Trump al frente de la potencia que los protege y aplaude en todo, su ansiado Gran Israel, "from de river to the sea, just Israel". Sí, porque con ellos también se cumple el axioma de "más papistas que el Papa".

Hasta aquí el decálogo de prosionista convencido, luego si eso ya hablamos otro día del prosionista idiota, es decir, de ese que te sale con lo de "Con todos los problemas que hay en España, como si no hubiera más conflictos en el mundo, todo el rato dando el coñazo con lo de Gaza..." o "No hay que mezclar el deporte con la política..." Para entendernos, los mierdas a lo Juanma Castaño y compañía.

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EL RESORT

         Sueño que por la razón que sea estoy sobre una tumbona en una playa inmensa de fina arena blanca y frente a un mar manso y de color...